El interés por la ciencia y la tecnología crece un 11% y la percepción de que el gasto público es prioritario un 18%

Los principales datos de esta investigación ha sido expuestos, en la sede de la UPV/EHU en la capital vizcaína, por la directora general de Elhuyar, Leire Cancio, la directora de Política Científica del Departamento de Educación, Política Lingüística y Cultura del Gobierno vasco, Miren Begoñe Urrutia, el responsable de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU, Juan Ignacio Pérez, y la directora de la Unidad de Ciencia de Elhuyar y coordinadora del estudio, María Gil.

Entre las conclusiones del estudio, se encuentra que las personas residentes en Euskadi perciben que el objetivo de la inversión y el desarrollo de la ciencia y tecnología debería ser colocarse al mismo nivel que los países punteros de Europa.

El informe recoge un enfoque cualitativo, con 15 dinámicas de grupo, y otro cuantitativo, en la han participado 1.258 personas. La primera de las investigaciones recoge que tres de cada cuatro personas perciben que la ciencia y la tecnología aporta “bastantes más ventajas que desventajas”.

Se ha detectado una percepción positiva de las profesiones ligadas a la ciencia y la tecnología, y se piensa que la profesión de investigador “resulta atractiva y compensa a quien la practica más a nivel personal que económicamente”.

El interés por la ciencia y la tecnología crece un 11 por ciento respecto a 2006, y es relativamente mayor entre los segmentos de población más jóvenes (15-29 años). El nivel de información sobre ciencia y tecnología es calificado como “medio”, si bien la valoración al respecto es “relativamente mejor” que en 2006.

Los principales canales de información son internet, una vía que aumenta un 33 por ciento respecto al 2006, y la televisión. En este sentido, Juan Ignacio Pérez Iglesias ha resaltado que el único canal que ha incrementado su peso es internet, “sobre todo, entre la gente más joven, mejor formada y de mejor situación socioeconómica”. Según ha indicado, la cátedra dedica “mucho tiempo” a la difusión por internet.

Las personas menores de 29 años son las que en mayor medida creen sentirse informadas, lo que, en opinión de la responsable de Elhuyar, “hace pensar que la percepción que tenemos sobre la ciencia y la tecnología pueda estar muy conectada con lo que recibimos en la educación formal”.

“Lo inquietante es qué ocurre cuando finaliza la educación reglada. Se produce un corte, un corte en el interés y en la recepción de conocimiento”, ha indicado, planteando que quizás la comunicación sobre esta materia no ha “acertado en el discurso”.

Los encuestados opinan, además, que, en el ámbito científico y tecnológico, España se encuentra “retrasada” respecto de la Unión Europea, sobre todo entre los más jóvenes.

Según el estudio, la idea de que las instituciones dediquen más recursos a la investigación encuentra más apoyo entre personas de izquierdas. En general, la ciudadanía considera que la ciencia y la tecnología deben ser “una prioridad” en el gasto público y, respecto a 2006, este porcentaje ha aumentado un 18 por ciento.

Desde el Departamento de Educación, Política Lingüística y Cultura, han considerado que “las inversiones son imprescindibles, y es muy importante que eso llegue a la ciudadanía”. “Lo que influye directamente en las personas es lo que suscita interés. Por eso resultan atractivas la salud y el medio ambiente”, han planteado. En este sentido, han opinado que “habrá que hacer un esfuerzo para fomentar el interés por los demás temas”.

El nivel de confianza en las instituciones y organismos de investigación se califica de “alto o muy alto”, y es superior al que existe con respecto a la actividad política, la administración, la empresa privada o a diferentes asociaciones.

CON LOS PAÍSES PUNTEROS

En el análisis cualitativo, el informe concluye que las personas residentes en el País Vasco perciben que el objetivo de la inversión y el desarrollo de la ciencia y tecnología debería colocarse “al mismo nivel” que los países punteros de Europa.

Mientras que hace cuatro años se ponía el énfasis en la dependencia de la investigación científica con respecto a los presupuestos públicos, explican los responsables del informe, “en la actualidad el discurso se centra en las consecuencias que la crisis económica está teniendo sobre la inversión, las condiciones de trabajo y las oportunidades de futuro en el campo de la investigación científica y tecnológica”.

El discurso social hacía entonces referencia al riesgo de fuga de talentos, mientras que, en la actualidad, “se percibe como una realidad que, además, corre el riesgo de asentarse de cara al futuro”. En la actualidad, se demanda un papel “más activo”, tanto de la comunidad científica como de la propia ciudadanía, en la toma de decisiones sobre las prioridades de la ciencia y la tecnología.