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“Los conocimientos humanísticos deben ser igual de importantes que los técnicos para los médicos”

Los estudiantes de Medicina demandan más formación humanística en la carrera. Foto: Pau Mateo

Eduardo Azumendi

Más formación sociocultural y educación sociale. Eso es lo que recomienda el médico Pablo Flórez en su trabajo de fin de curso presentado en la Universidad del País Vasco (UPV). En ese trabajo, Flórez ha analizado las guías docentes de la carrera de Medicina y la percepción que el alumnado de cuarto curso (la carrera tiene seis) tiene sobre la formación que recibe. Su estudio es una especie de reflexión sobre el plan docente de Medicina “con el objetivo de mejorarlo”, según Flórez.

En ese trabajo titulado ‘Formación sociocultural y profesionalismo en el Grado de Medicina',  reconoce la dificultad de definir ambos conceptos en el contexto educativo y médico. “El profesionalismo se relaciona tradicionalmente con el ‘arte de la medicina', aunque va más allá. Tiene que ver con la confianza que pacientes y sociedad depositan en la persona que ejerce la medicina”. En esta línea, el profesionalismo está ligado a la formación sociocultural entendida como la confluencia de la educación social, la educación en interculturalidad y la educación en valores. “Así se formarán personas críticas y autónomas en su pensamiento, ya que la mayoría ejercerá en el sector público y en contacto directo con la ciudadanía”. Según las expectativas del alumnado consultado, el 84% quiere trabajar en ámbito público y el 91% en hospital.

También centra su análisis en las características sociales y las políticas de gasto sanitario y educativo que se han llevado en los últimos años. Al reducir la inversión en el sector público, “la tendencia es que las personas con mayor poder adquisitivo se dirijan a la sanidad privada, mientras que el sector público acogerá a quienes tienen un menor poder adquisitivo. Por la misma razón, el perfil medio de graduado en Medicina asciende de nivel económico, ya que a la universidad sólo podrán acceder las personas con mayores recursos”, apunta en la revista Campusa, editada por la UPV.

Para afrontar esta asimetría social, quienes salgan de la Facultad deberían conocer la sociedad en la que van a ejercer, una sociedad que cada día es más desigual, multicultural y dinámica. Además de disponer de conocimientos técnicos. “De esta manera, la formación sociocultural se convierte en una arma del profesionalismo médico para mantener el compromiso social por una sanidad pública y universal. Esta profesión que trabaja en el cuidado de las personas tiene que ser sensible y sus profesionales conocer que el contexto social, laboral y económico de los pacientes influye en su salud y el desarrollo de la enfermedad. Así, se podrá mejorar la calidad de la relación clínica y la asistencia sanitaria”.

El trabajo analiza las guías docentes del Grado de Medicina y constata que hay un desequilibrio importante entre las competencias técnicas y las competencias socioculturales. “El conocimiento del contexto social en el que se ejercerá la Medicina no está incorporado plenamente en el currículum”, señala Flórez. “De hecho, en los estudios desarrollados en las unidades docentes hospitalarias, este tipo de formación está muy ligada a la persona con la que se trabaja y al azar”.

Falta de transversalidad

De esta forma, en el plan docente solo las asignaturas Ética, Comunicación y Relación Clínica y Medicina Legal y Forense dedican la práctica totalidad de sus guías docentes a desarrollar las competencias relacionadas con la formación sociocultural y el profesionalismo. Pablo Flórez destaca la falta de transversalidad de esas competencias en el resto de asignaturas, y esa apreciación coincide con la percepción del alumnado encuestado. “El 81% de las personas preguntadas, estudiantes de cuarto curso, considera que los conocimientos humanísticos de la profesión son igual de importantes que los técnicos”.

Para luchar contra este vacío, Flórez propone aumentar la colaboración con organizaciones sociales y otorgar a esos potenciales colaboradores un lugar en el espacio formativo universitario.

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