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Cuando la consulta con el médico se vuelve sagrada

Imagen de una consulta de medicina en un centro de salud.

Eduardo Azumendi

“La ausencia de comunicación empática degrada el acto clínico, le resta efectividad y genera un círculo vicioso de problemas sin resolver y médicos y pacientes insatisfechos”. Juan Gérvas, médico de cabecera, profesor e investigador en Atención Primaria y en salud pública, sostiene que la comunicación amable, cálida, digna, respetuosa y serena con el paciente tiene un impacto positivo en su salud. Profundizando más en esa cuestión, aparece un concepto emergente: el de las consultas sagradas. La Sociedad Vasca de Medicina de Familia y Comunitaria-Osatzen está colaborando en la organización de un seminario sobre Pacientes que lloran y otras consultas sagradas, que se celebrará en Bilbao el próximo mes de febrero. El doctor Juan Gérvas junto a su mujer Mercedes Pérez-Fernandez (también médica), autores del bestseller ‘Sano y Salvo’, defienden la medicina bien hecha con calidad y calidez.

Este tipo de seminarios, en los que interaccionan asistentes y ponentes, mezclándose estudiantes, residentes, tutores, dirigentes, va a centrarse en esta ocasión en la forma de abordar la comunicación con determinados pacientes, aquellos que necesitan hablar y que trascienden de la dolencia física que les aqueja. Según Gervás, autor de 'La expropiación de la salud', en realidad “todo encuentro es sagrado” porque el paciente confía en su médico y expone “su piel y su alma en unos minutos de entrevista”. “De la enfermedad sexual a las miserias económicas, del duelo al dolor amenazante, del paro al vértigo, del embarazo a la muerte…nada es ajeno a la consulta del médico de cabecera. Por ello, el acto clínico es siempre sagrado”.

Maxi Gutiérrez, médico de familia y director del centro de salud de Zabalgana en Vitoria, asegura que en su consulta cada vez ve más lo que se conoce como “trastornos adaptativos”, es decir, problemas para adaptarse a las situaciones cambiantes de la vida. “La realidad es que lo pacientes sufren mucho. La casuística es muy variada. ¿Cómo definiría una consulta sagrada? En mi caso, cuando durante la consulta el paciente trasciende a temas muy personales, algo que nunca se lo ha contado a nadie”.

Desde Osatzen se pone el acento en que hay unas consultas más sagradas que otras, como las que se refieren al inicio y el final de la vida, sobre cambios de estado de vida, situaciones extremas de violencia (violación,) y sociales (hambre). Entre ellas, las consultas en las que los pacientes lloran, que son relativamente frecuentes (ocho por cada mil), “pero no se suelen considerar ni en enseñanza ni en investigación”.

Cuando Osatzen habla de enseñanza se refiere a que en la facultad de medicina este tipo de conocimientos brillan por su ausencia. “Pese a su importancia”, recalca Gervás, “no parece que los médicos internos residentes aprendan [ni se les enseñe] estas pautas de cortesía, dignidad y empatía que llevan a mayor eficiencia clínica”.

Según el doctor Gutiérrez, “hay profesionales a los que los pacientes no les cuentan nada, solo lo estrictamente referido a su enfermedad. No dan pie a los enfermos. La movilidad y el cambio de médicos en las consultas tampoco ayuda a que se realicen confidencia, pero lo más importante para que una consulta vaya bien es el talante del profesional, que sepa crear el clima adecuado y que el paciente tenga la sensación de sentirse protegido. Cuando resuelves de una manera adecuada una de esas situaciones, te sientes francamente recompensado”.

Recibir y despedir de pie en la puerta de la consulta, dar la mano, mirar al paciente a los ojos, sentarse a su lado sin la barrera de la mesa de por medio o incluso atender sin bata….Todo cuenta a la hora de crear un clima sereno y propicio al diálogo. “Las primeras hipótesis clínicas se establecen en los primeros 30 segundos y en seis minutos se tiene una hipótesis correcta en el 75% de los casos”, asegura Gervás.

“Paréntesis en las prisas”

“Paréntesis en las prisasLa consulta sagrada, tal vez, no dure más que una normal, pero durante ese encuentro el tiempo no cuenta. Se trata de ”un paréntesis en las prisas, la calma en la tempestad, la serenidad en el apresuramiento“. En ese encuentro solo es importante la comunicación entre médico y paciente.

Hay consultas sagradas relativamente frecuentes y otras inusuales, las hay sencillas y difíciles. Por lo general tienen poco que con los retos diagnósticos biológicos a los que se suelen enfrentar los médicos residentes de familia en sus rotaciones hospitalarias y, por ello, “conviene poner énfasis en la enseñanza de su manejo”, apostilla Gérvas.

Los ejemplos más habituales de consultas sagradas son los que tienen relación con el inicio de la vida y en torno al sexo. “La consulta en que la madre, acompañada por la hija, dice de pasada algo tipo ‘ya ve doctor, el otro día la niña se hizo mujer’. O la consulta con el / la adolescente que prevé un encuentro sexual con coito y pode asesoramiento anticonceptivo. También la consulta en que hay síntomas de enfermedad de transmisión sexual o esta se confirma. O cuando se plantean problemas de identidad sexual, a cualquier edad”.

Las consultas en torno a la muerte o en las que se confirma por primera vez un diagnóstico como cáncer o ELA con el propio paciente o un familiar; las consultas en las que se plantean las consecuencias del cambio de vida (jubilación, paro laboral, viudedad, separación y aquellas que se producen tras el error médico (propio o ajeno), y la consulta en que se hacen evidentes los maltratos (violencia física o psíquica en todas las edades y sexos) son momentos que requieren de una especial concentración por parte del profesional.

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