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“La sanidad ha retrocedido muchísimo con el PP, la ha hecho muy vulnerable”

Rafa Bengoa, en su etapa de consejero vasco de Sanidad del Gobierno de Patxi López./ Irekia

Aitor Guenaga

Rafael Bengoa, asesor de Obama y de la Unión Europea en materia de políticas sanitarias, es uno de los elegidos por el líder del PSOE, Pedro Sánchez, para el comité de sabios o 'gobierno en la sombra' a los que ha encomendado la definición de la propuesta programática de los socialistas para las elecciones generales. El grupo se presenta este viernes en Madrid en un desayuno en el que el propio Sánchez tiene previsto explicar la iniciativa y los objetivos que busca con ella para su candidatura a la Presidencia del Gobierno.

Hace ya tres semanas, Sánchez se embarcó en la creación de este grupo de expertos, y para las materias de salud y servicios sociales el líder socialista ha puesto su mirada en Bengoa. Rafa Bengoa (Caracas, 1952) aplicó con éxito en Euskadi, mientras fue consejero de Sanidad en el gobierno del lehendakari Patxi López, su política sanitaria de crónicos. Iniciativa que luego ha sido “imitada” por numerosas comunidades autónomas españolas. Muy crítico con la política del PP en sanidad, sostiene que “no es en el copago donde se va a lograr más eficiencia y ahorro”, ni con la privatizaciones o con la exclusión del sistema sanitario de los inmigrantes sin papeles, asegura este enamorado de las motos (tiene una Harley y ya está pensando en comprarse una moto “un poco más touring”, reconoce entre risas).

¿No sé si estoy hablando ya con todo un 'ministro en la sombra' de Pedro Sánchez?

Eso es una gran precipitación. De momento, lo que somos es asesores con la idea de diseñar una propuesta para el PSOE. Imagino que Pedro Sánchez quiere cocinar un programa nuevo, más innovador, que lo que igual hubiera salido exclusivamente del propio partido. Y creo que en las materias sanitarias y, en general, de políticas sociales puedo añadir valor. Este grupo de expertos influir, influiremos, otra cosa ya es ocupar puestos de gestión. Es muy prematuro hablar de eso.

Cuente cómo le llegó la propuesta: imagino que le llamaría el propio Sánchez.

Dos semanas antes de su proclamación como candidato, el día de la famosa bandera española, fue preparando el terreno. Se nota su capacidad de anticipación, muy pragmático, adelantándose a los acontecimientos. Imagino que quiere preparar durante el verano un programa nuevo. Me hizo dos o tres llamadas y luego mantuvimos una reunión en Madrid.

Esta propuesta le pilla a usted tras su trabajo de asesor en materia sanitaria tanto para el presidente de EEUU, Barack Obama, como para la Unión Europea, después de la salida del Gobierno vasco que encabezó Patxi López.

Así es. He estado mucho con la Unión Europea, que se está metiendo no tanto en temas de financiación, organización y gestión de lo que tienen que hacer los Estados miembros, que no puede, pero lo está haciendo por la vía fiscal. A los países rescatados como Irlanda, Grecia o Portugal les ha dicho: “Tenéis que meter un copago, etc”. Lo que yo defiendo es que no conviene que esas indicaciones desde la UE se hagan solo desde el sector económico, que desconoce los detalles del mundo sanitario y cómo se gestiona. Se deben hacer conjuntamente con el mundo de la sanidad europea y no solo para esos países.

Sería bueno que la UE no aprovechara la crisis y la oportunidad que le da la crisis para hincar el diente a los países solo por la vía fiscal y los recortes, sobre todo en un sector que no han estudiado, ni conocen bien como el de la sanidad. No están haciendo política sanitaria, hacen política fiscal y política económica de contención del gasto. Estas son mis sugerencias en Bruselas, que influyan no solo los ministros de Economía, sino también los de Sanidad. Y en EEUU lo que he hecho es aprender mucho de ellos. Allí la reforma se hace en los diferentes Estados y he recorrido aquellos en los que querían escuchar qué es lo que está ocurriendo en Europa en materia sanitaria. Hay muchas cosas pertinentes para nosotros de lo que están haciendo allí.

¿Ve posible exportar al resto de España la estrategia de crónicos que puso en marcha como consejero en el Ejecutivo vasco?

En esta legislatura también el PP aquí ha seguido esas recetas de copagos en la sanidad. Cierto control del gasto es necesario hacer, nosotros ya lo hicimos en Euskadi, pero hay que desencadenar una estrategia más a largo plazo. Y la estrategia nuestra fue la de los crónicos: ha ido muy bien y la están imitando en seis o siete comunidades autónomas. Además, otros países europeos están haciendo cosas muy parecidas. Parte de ese contenido es conveniente extenderlo a toda España, porque los problemas son comunes a los que tenemos en el País Vasco.

No va a ser fácil, porque el PP en esta legislatura ha acabado con la sanidad universal en España, los 800.000 inmigrantes sin papeles a los que se les retiró la tarjeta sanitaria a través del decreto 16/2012.

Eso es ya la intervención sobre distintos grupos a los que les quitan derechos, que es una forma de recortar y, según ellos, contener el gasto. Creo que en eso el PP ha sido completamente desacertado, ni el copago, ni ese sector es donde va a haber más eficiencias y ahorros, ni se va a contener mejor el gasto. Los copagos del PP no han producido los resultados económicos que se esperaban en ahorro y contención del gasto. Además, si solo haces eso no estás desencadenando la estrategia a medio plazo que necesita el país. Así como otros sectores como el de la Energía, Fomento, Defensa o Economía saben contestar acerca de cuál es su proyecto, ¿en Sanidad sabemos adónde vamos a medio plazo? A eso es a lo que queremos contestar.

¿Qué le parece la política del PP en esta materia en algunas autonomías como Valencia o Madrid, donde se han privatizado servicios hospitalarios, hospitales y, en algunos casos, se han entregado después a personas afines al partido? Las mareas blancas han sido una respuesta a ese modelo.

Eso es una línea equivocada, básicamente ideológica, intentando meter una lógica de mercado allí donde ya sabemos que no se siguen las leyes de la economía de mercado. El mercado en la sanidad deja su marca, y esa marca es negativa, es una marca de desigualdad, donde si empiezas a comercializar y privatizar la sanidad como se ha intentado en esas comunidades autónomas obviamente salen mejor parados los que tienen más recursos. Desencadenas mayores desigualdades que las que ya hay. No es conveniente. Tanto es así que, por razones legales y por la forma que se hizo el concurso, en Madrid fue paralizado por los propios jueces. Si a eso le añades una lógica muy de contención del gasto y una política de quitar 10.000 millones en estos tres últimos años, obviamente se ha tensionado muchísimo el sistema. Y además se han marchado entre 20.000 y 25.000 profesionales. Esta legislatura es casi mejor pasar página y olvidarla.

¿Y es reversible la situación?

Desde luego este Gobierno no ha hecho avanzar la sanidad, más bien lo que ha hecho el PP es hacerla retroceder muchísimo, y probablemente la ha hecho muy vulnerable.

El PSOE, en su propuesta de reforma de la Constitución en clave federal, defiende blindar entre otros el derecho a la sanidad universal y gratuita, para evitar precisamente este tipo de retrocesos que usted censura.

Por ahí van los tiros, efectivamente. Una cosa es blindar ese derecho, que es correcto, y otra poder pagarlo. Lo que está pensando de forma muy pragmática y realista Pedro Sánchez es cómo recuperar el pulso del Estado del bienestar que se ha ido perdiendo, cómo asegurar que tenemos décadas de un sector público fuerte, atendiendo a todo el mundo con calidad y cómo hacer que eso sea sostenible. Por eso anda buscando un equipo que tiene una lógica publica, pero que además tiene ideas sobre cómo financiarlo.

¿Por dónde cree usted que hay que buscar esa eficiencia? ¿Qué recetas le va a plantear al candidato Pedro Sánchez?

La gran bolsa de la eficiencia está en integrar servicios, que funcione mejor la atención primaria hospitalaria y conectar todo eso con los servicios sociales. Es evidente que tenemos que ver los servicios sociales y la sanidad como vasos comunicantes -esto se le explicaba sin éxito a la ministra Ana Mato-. Esa es una de las líneas de actuación. Para entendernos, si a tus padres les quito los 450 euros de apoyo para pagar a los cuidadores que tienen por la aplicación de la Ley de Dependencia, cuando esas personas se pone enferma, que se ponen muchas veces porque son mayores y con discapacidades, pues al final se nos quedan en el hospital en una cama que sale muchísimo más cara.

Otra línea, en lugar de permitir que siga llegando tanta gente a urgencias y ocupar una cama, pues hacer todo lo que hicimos en el País Vasco y que ha ido muy bien, con buenos resultados de eficiencia, esto es, hacer que el domicilio sea más un centro de cuidados desde el que nos envían la información para poder intervenir proactivamente antes de que tengan que ir a urgencias, que es la parte más cara del sistema. Entre ese control a domicilio y el buen control en la atención primaria podemos prevenir muchos ingresos hospitalarios innecesarios.

Y la tercera vía es tomarse muchísimo más en serio la prevención, hacer cosas con la industria agroalimentaria y del deporte muy diferentes a las que se han venido haciendo. No podemos quedarnos parados mientras las industria agroalimentaria nos está inflando a sal, azucar y un montón de productos negativos. Tiene que haber una coparticipación para que esa industria asuma los cambios que se deben hacer. No digo que haya que hacer lo mismo que con la industria del tabaco, que había que regularla, pero sí mantener reuniones y ver esos cambios conjuntamente. Ahí hay muchas eficiencias para el sistema porque evitas la llegada al sistema sanitario de diabéticos, hipertensos, etc.

La verdad es que no tenía previsto preguntarle por la exministra Ana Mato, su gestión de la crisis del ébola en España, pero ¿estamos preparados para las futuras crisis sanitarias que a buen seguro nos azotarán?

No estamos suficientemente bien preparados, y va a haber más enfermedades emergentes graves en España y en toda Europa. Es por eso que necesitamos un sistema sanitario público fuerte para prevenir, atender con calidad a la gente cuando se pone enferma, pero también porque va a haber virus mutantes y para hace frente a todo esto necesitamos un sistema público fuerte y preparado para ese envite. Y eso no se puede hacer con un sistema privado fragmentado. Hay más razones que las que uno puede pensarse a veces para tener un sistema fuerte público.

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