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Urkullu admite “disciplinaria presupuestaria” tras reconocer los recortes aplicados

Aitor Guenaga

Vitoria-Gasteiz —

“Vivimos un nuevo tiempo político”, ha asegurado el lehendakari, Íñigo Urkullu, en su discurso inicial en el debate de política general que se está desarrollando en el Parlamento vasco, en el que ha puesto en valor el acuerso sellado esta misma semana entre PNV y PSE-EE. Pero ha anunciado que en ese nuevo clima de pacto que se abre en Euskadi -que se ha comprometido expresamente a extender al resto de instituciones vascas (diputaciones y ayuntamientos)-, solo desde la “disciplina presupuestaria” en 2014 se va a poder hacer frente a la “larga, grave y profunda crisis” que arrastra el País Vasco. Un territorio que sigue en recesión y con unos datos en el sector industrial malos, pero con una buena evolución de las exportaciones. Este año acabará con la mayor tasa de paro de la crisis (14%) y con la pérdida de 20.000 empleos, ha estimado el presidente vasco. Pero para insuflar un poco de ánimo, ha vaticinado que Euskadi “va a crecer” en porcentajes “cercanos al 1%” el próximo año.

Y la receta que plantea para las Cuentas de 2014 se basa en la “disciplina presupuestaria”, en el “rigor en el gasto corriente” y el endeudamiento contenido para “sentar las bases del crecimiento” de la mano de políticas de formación, emprendimiento y la innovación y la estrategia “Basque country”. Y ha admitido que la reforma fiscal pactada entre PNV y PSE, que aún debe ser pactada con otro socio para lograr su luz verde en las juntas generales de Alava y Gipuzko, no tendra efecto en los presupuestos de 2014.

Para este año, ha revelado que las tasa de paro se situará en el 14%, “la más elevada de todo el periodo de crisis”, con 20.000 empleos perdidos en 2013 y 50.000 hogares con todos sus miembros en paro y con uno de cada tres jovenes sin posibilidad real de encontrar empleo. “Hemos contenido el golpe, estamos tocando fondo”, ha asegurado. Pero en el dibujo que ha realizado ha tenido que admitir que “no estamos bien, aunque vamos a estar mejor”. “Euskadi está en un momento crítico”, tanto económico, como en los retos que se presenta para “afrontar la Paz definitiva y la Convivencia” y ha anunciado que pese a la “escasa receptividad” encontrada en Mariano Rajoy, “nos comprometemos a seguir buscando el diálogo y el acuerdo”.

La idea de que “vivimos un nuevo tiempo” político lo ha repetido en varias ocasiones en su intervención de entorno a hora y cuarto. El lehendakari ha reiterado su idea de trasladar el acuerdo entre peneuvistas y socialistas al resto del entramado instucional vasco. Pero en esta ocasión se ha comprometido con ello. “Me he comprometido a favorecer la extensión de este acuerdo” a diputaciones y ayuntamientos. Y ha apelado a la necesidad de “hablar y acordar un nuevo futuro para Euskadi”. Estabilidad política en las instituciones.

Apoyo al Plan de Paz

En su intervención inicial en el debate de política general, ha apoyado la Ponencia de Paz y Convivencia y ha leído la demanda de “Las razones para encerrarse en el inmovilismo de la política penitenciaria y las apelaciones a ilegalizaciones de formaciones políticas no son fáciles de entender”, ha apuntado, en una clara crítica a la política del Gobierno de Mariano Rajoy en materia antiterrorista y de normalización tras el cese definitivo de la violencia de ETA.

Iñigo Urkullu ha puesto en valor la reunión de la mesa 21 de mayo -“gran trascendencia política”, “momento ilusionante” que ha permitido el acuerdo entre socialistas y peneuvistas.

En materia de pacificación -“sin equiparar ni excluir ninguna vulneracion de derechos humanos”-, ha defendido el Plan de Paz y Convivencia. Pero ha dejado unos minimos que pasan por “clarificar críticamente el pasado”, el reconocimiento de la violencia y ha precisado que el plan “ni en su letra ni su espíritu” podrá interpretarse en el sentido de “minimizar, o mucho menos justificar o legitimar el terrorismo de ETA o cualquier otra vulneración de derechos humanos”. Sin “humillar a nadie”, pero ni excluir a ninguna parte de la sociedad vasca del proceso de integración social y político que el objetivo prioritario de la normalización de la convivencia requiere“, en clara alusión a la izquierda abertzale que nunca ha coonndenado a ETA.

“Nuevo estatus” desde un “proyecto compartido”

Urkullu defiende la necesidad de “actualizar el estatus de autogobierno de Euskadi” sobre “una base acordada y compartida por todas las sensibilidades políticas”, aunque sin marcar un procedimiento concreto y sin tomar el proceso catalán como “referencia” -al que no ha nombrado-, algo que diferencia el camino que se puede recorrer finalmente en la segunda parte de la legislatura para la revisión del autogobierno vasco y en qué claves se debe dar esa actualización. “Avanzar en un proyecto político y jurídico compartido” porque, a su juicio “se ha agotado el café para todos'” Y el trabajo, según el lehendakari, corresponde a los grupos parlamentarios. El papel que reserva al Gobierno sería el de “propiciar el clima farovable”. Con tres principios: el de la pluralidad, el rigor jurídico y el procedimiento de trabajo con “altura de miras”.

“Nos encontramos en un nuevo tiempo, un tiempo de decisióin del futuro de Euskadi. El chantaje terrorista ha desaparecido, el modelo de Estado autonómico se ha debilitado, el marco europeo ha cambiado”, ha enumerado para señalar después que esa nueva realidad se debe aprovechar para “actualizar nuestro estatus de autogobierno sobre una base acordada”.

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