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“Si las amas de casa parasen por un día hay hombres que se cabrearían mucho”

Juntas hacia la Huelga Feminista

Alba Díaz de Sarralde

Con 82 años, Juanita cuida a varias amigas suyas en residencia, cocina a su familia cada domingo, ayuda en su parroquia, la limpia, canta con el coro en misas y funerales, hace otras labores de voluntariado en organizaciones sociales... Si las mujeres parasen por un día, “habría mucho meneo, hay hombres que se cabrearían mucho”, afirma.

El sueldo que podría cobrar Juanita entrañaría actividades en concepto de 'Limpieza y mantenimiento del hogar', 'Cocinar o preparar alimentos y bebidas', 'Compras, servicios y trámites' o 'Cuidados de personas mayores', entre otras tareas no remuneradas que ejerce. Ve la huelga del día 8 como una posibilidad, menos “si hay algún funeral” o la necesitan en la iglesia: “Es difícil, son cosas a las que tenemos que ir”.

Itziar tiene 51 años y trabaja en los servicios sociales. “Si yo paro, no se va a dar cuenta nadie. Mi puesto no se ve, solo me repercutiría a mí porque se me acumularía mucho trabajo”. No hará huelga ni laboral ni de cuidados, pues por la tarde, además, va a cuidar de su madre. “Somos muy necesarias, precisamente por eso no puedo dejar todo por un día”, afirma.

Contrataron a Irati hace poco en un bar a sus 22 años. Trabaja unas seis horas al día y no puede dejar su puesto porque acaba de empezar: “Me da un poco de palo. Creo que es algo importante, pero no sé cómo se lo tomarían por arriba”. Se enfada cuando piensa en los partidos que no secundan el paro, porque “se están metiendo en temas que no corresponden a lo que se quiere denunciar, lo están usando como arma política”. Afirma que “todos deberían adscribirse a las reivindicaciones feministas, porque son las que han conseguido nuestros derechos en todos estos años”.

Aunque se busca que el 8 de marzo no trabajen, ni cocinen, ni limpien, ni vayan a hacer la compra, no todas podrán. No podrán parar porque su papel no es irrelevante. No se ausentarán en sus trabajos ni en sus casas, pero precisamente esos ámbitos funcionan gracias a ellas. Ellas, con su delantal en el balcón, también se quieren vivas, libres, valientes y en igualdad. No podrán parar porque por ellas sigue funcionando el mundo.

La huelga lleva gestándose un año. No hay partidos políticos detrás. No es una huelga general. Es una invitación a las mujeres del mundo a que dejen sus actividades, tanto dentro como fuera de casa, por un día. El objetivo es claro: demostrar el impacto de que si las mujeres paran, se para todo. De visibilizar, por ejemplo, que las mujeres invierten el doble de tiempo en las tareas domésticas y de cuidados respecto a los hombres. De mostrar todas las tareas que llevan a cabo sin que nadie se de cuenta.

La Comisión 8 de Marzo, que a su vez se organiza en otras comisiones para trabajar a nivel estatal, da alternativas a quienes no puedan dejar de funcionar: “Hay mil formas de participar. Por ejemplo, colgando delantales de los balcones y de las ventanas como forma de hacerlas visibles y que estén presentes aunque no puedan hacer huelga”.

Aunque el objetivo de que la mujer ese día no trabaje -en todos los sentidos- sea observar el impacto de la mitad de la población parada, legalmente los hombres tienen derecho de hacer la huelga. Los movimientos feministas les invitan a no secundarla para “no difuminar el efecto” y les sugieren que ese día ayuden a sus compañeras y les faciliten el paro -cubriendo sus turnos, cuidando los hijos de sus amigas, no poniendo falta a quienes no vayan a clase...-.

Amaia, de 23 años, cree que hará huelga laboral. Apoya totalmente la causa, pero le frenan algunas puntualizaciones que se han hecho por este día: “No me parece bien que a los hombres no se les permita luchar con nosotras”. Aunque afirma que no han de tener un papel protagonista, considera que “son el otro pilar fundamental de la sociedad. ¿Por qué un hombre no les puede enseñar a otros hombres que hay que apoyar la lucha feminista por muchísimas razones?”. Defiende el papel educador que tienen: “Que los niños y niñas vean que sus padres, familiares, profes... apoyan la lucha feminista”.

Tras asambleas, reuniones y meses de trabajo, los sindicatos han respaldado la huelga y sus reivindicaciones. Algunos partidos políticos se han sumado a unas u otras convocatorias, mientras que otros las han rechazado todas. Por ejemplo, las mujeres del PNV, porque “la manera más eficaz de defender las reivindicaciones es estar al frente de sus responsabilidades y ocupaciones”. Irati no comparte esa visión: “Es a ellas a quien se ve y no van a invisibilizarse. Eso no es ser crítica. Defender a la mujer desde las instituciones es su trabajo diario, el día 8 es para la denuncia”.

“La huelga es machista” y “la ha convocado Pablo Iglesias”

CGT o CNT defienden la idea de la Comisión del 8M de 24 horas, respaldada por partidos como Podemos o Izquierda Unida. CC.OO. y UGT solamente convocan paros parciales de dos horas por la mañana y dos por la tarde, que cuentan con el apoyo del PSOE. La mayoría de sindicatos vascos, entre ellos LAB o ELA, cuentan con el apoyo de EH Bildu en sus paros de cuatro horas. Otros partidos no la secundan o la tildan de partidista, de intrascendente o, incluso, de machista.

Es el caso del PP: el partido de Mariano Rajoy ha tachado la huelga de “insolidaria” e incluso ha 'acusado' a Pablo Iglesias de convocarla. En palabras del exalcalde de Vitoria, Javier Maroto: “No podemos apoyar una manifestación convocada por Pablo Iglesias”. Afirman que se trata de una iniciativa partidista en la que ni sus voces femeninas participarán. Cospedal y Cifuentes son algunas de las que se han manifestado al respecto: denuncian que no tiene “razones infundadas más allá del desgaste político” o que no le ven “trascendencia ni relevancia para las mujeres”. El PP gallego afirma incluso que la huelga feminista es machista. La Comisión 8M, que “es una protesta general de las mujeres contra el machismo que se expresa en todos los ámbitos de la sociedad”.

“No entienden nada”, se queja Irati. “Claro que no todas podemos parar, pero eso no significa que no apoyemos la iniciativa. Ojalá parásemos todas, ojalá lográsemos que esto impacte”. Irati, Juanita, Itziar y muchas más mujeres apoyan la huelga aunque no puedan abandonar sus actividades. Porque son necesarias y sin ellas no funciona. Si cuelgan el delantal en el balcón, respaldarán a las mujeres de más de 150 países porque el objetivo de todas es el mismo: el fin de la violencia machista, el fin de la brecha salarial, de la invisibilización del trabajo en la casa, de la precariedad.

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