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El cielo independentista vasco puede esperar

Andoni Ortuzar y Joseba Egibar, en el inicio de curso del PNV en Zarautz.

Aitor Guenaga

Bilbao —

Ya tenemos las dos palabras claves para el arranque del nuevo curso político en Euskadi. Y para el lehendakari, Íñigo Urkullu, y el PNV no son ni consulta vasca, ni desafío soberanista, ni el ejercicio inmediato del derecho a decidir. La clave hasta las elecciones municipales y forales de 2015 lleva el nombre de “estabilidad institucional”. Ya es sintomático que en las dos primeras intervenciones del presidente vasco y del líder peneuvista, Andoni Ortuzar, tras el periodo estival, el discurso mimético de ambos por la estabilidad y el acuerdo en Euskadi haya desbancado al derecho a decidir.

¿Ha olvidado entonces el PNV su vocación soberanista? ¿Es que no les preocupa a los jeltzales que las huestes de EH Bildu abanderen de manera cada vez más intensa la vía vasca hacia la independencia? Por su puesto que no. Y más cuando en el plazo de nueve meses las dos grandes tradiciones del nacionalismo vasco se volverán a batir el cobre en las urnas y estando en juego -como está, aunque la reforma electoral de Rajoy puede acabar beneficiando a la coalición soberanista- el gobierno de buena parte de las instituciones vascas de donde el PNV fue expulsado tras el tsunami de Bildu hace más de tres años.

Urkullu y Ortuzar han evitado acentuar el perfil más soberanista de la formación, pese a la inmediata oleada de acontecimientos de marcado tinte identitario. El primero ni habló del derecho a decidir en su primera intervención y dejó claro que no considera prioritario plantearle al presidente Rajoy una consulta en Euskadi. Y el presidente del PNV apeló al diálogo y a la búsqueda de acuerdos para encauzar la reivindicación del pueblo vasco y de su “derecho a ejercer el derecho a decidir”. Escocia queda mucho más cerca para los peneuvistas que el ensayo soberanista catalán que lidera el presidente Artur Mas, un previsible naufragio que a buen seguro rentabilizará en las urnas su oponente más directo, el partido de Oriol Junqueras. Algo que ERC ya ha hecho en las últimas elecciones europeas. Pero Escocia queda más cerca simplemente porque los peneuvistas aprendieron del desafío soberanista del 'plan Ibarretxe' -cuya consulta se topó con el Tribunal Constitucional- y porque lo que rescatan de la experiencia escocesa Urkullu y Ortuzar es el método: diálogo, negociación, acuerdo y ratificación en una consulta.

El acuerdo entre gobiernos -en este caso el británico y el escocés-, que ha abierto la puerta a una ratificación en las urnas del apoyo real de los independentistas escoceses a decir 'goodbye' a la City londinense, el Palacio de Westminster y el 10 de Downing Street, sería el objetivo. La carta remitida por Mariano Rajoy el pasado día 20 de agosto a Ajuria Enea -en la que el mandatario español considera importante mantener un encuentro con el lehendakari- ha sido la percha perfecta para pasar del discurso victimista de los últimos meses “Rajoy nos ningunea porque no nos recibe”, al “estamos a tiempo” de Ortuzar para cerrar un acuerdo del pasado viernes.

Las materias para el acuerdo son variadas, pero muchas de ellas versan sobre el cumplimiento del Estatuto de Gernika y cómo evitar la “recentralización” practicada en esta legislatura por el Gobierno de Mariano Rajoy, que ha obligado a las autoridades vascas a poblar el Tribunal Constitucional de más de una veintena de recursos, o sobre cómo pactar definitivamente el cálculo del cupo pendiente, que arrastra ya un montante de diferencia de 1.000 millones de euros. Urkullu busca ahora arrancar un “compromiso con el autogobierno vasco” de Rajoy y pactar materias sectoriales relacionadas con la Seguridad, las inversiones en el Tren de Alta Velocidad (TAV) u otras, mientras la ponencia parlamentaria trabaja en buscar un consenso lo más amplio y transversal posible, una vez retome sus trabajos en septiembre, hasta las elecciones municipales y forales de 2015.

El lehendakari se mantiene en sus trece de no interponerse en los trabajos de los partidos sobre el autogobierno vasco, su actualización y el posible nuevo estatus político que pueda surgir de la ponencia. “No voy a usurpar el papel de los grupos parlamentarios”, ha señalado Urkullu en este inicio de curso político, pese a que desde las filas socialistas se ha insistido en que el Gobierno no debería actuar como un convidado de piedra en todo este proceso y tendría que plantear su propuesta de encaje de Euskadi en España en el caso de que se abra el melón de la redefinicion del Estado autonómico en clave federal como defienden los socialistas.

Lehendakaritza espera que la reunión se pueda materializar antes del viaje que tiene previsto realizar Urkullu a México, a partir de la ultima semana de octubre. Por su puesto que en el encuentro estarán también materias relacionadas con el derecho a decidir, una flexibilización de la política penitenciaria con los presos de ETA o, incluso, la entrega definitiva de las armas y el “final ordenado” del terrorismo en la búsqueda de la convivencia en el País Vasco. Pero el mandatario vasco sabe que en estos asuntos será muy complicado observar alguna novedad en la política del Ejecutivo central. El enroque en esta materia es total, pese a que en la última visita a Euskadi del que fuera jefe de Gabinete de Tony Blair, Jonathan Powell, trasladó a los partidos vascos con los que se reunió y al representante del Gobierno vasco, Jonan Fernández, la voluntad de ETA de finalizar en un máximo de seis meses el proceso de desarmarse completamente y de manera verificable.

Por todo ello, el énfasis en esa reunión por parte del lehendakari se pondrá más en el autogobierno real, que en cómo se puede pactar el ejercicio del derecho a decidir. Porque como diría Warren Beaty en su comedia sobre el jugador de rugby que va y vuelve del territorio de Dios, 'El cielo puede esperar' hasta los comicios del próximo año. Incluso más allá. Y en casa, Urkullu espera no tener ningún sobresalto en materia de estabilidad institucional. Los cambios en la dirección del PSE-EE, con el ascenso de Idoia Mendia, en sustitución de Patxi López, en septiembre no inquietan en Lehendakaritza, que espera poder pactar las Cuentas de 2015 sin grandes sobresaltos. Habrá una negociación dura e intensa por parte de los socialistas, pero nadie apuesta por un giro de 180 grados en el PSE.

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