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“Las mujeres se usan, se maltratan y se desechan, más si cabe en el conflicto armado”

Marcha por la Paz en Medellín

Patricia Burgo Muñoz

“Mi vida cambió porque aprendí a que no pueden callar mi voz, no pueden cambiar mi pensamiento, y depende solo de mí defender mi posición”. “Me amo más, ya no dejaría que me hicieran daño, ya no permito que me discriminen, yo valgo mucho”. Son solo dos testimonios de mujeres que han sido víctimas en el conflicto armado de Colombia. Solo dos testimonios que representan el sufrimiento de otras miles de mujeres a las que a la discriminación universal por razón de género hay que unir la amenaza de las guerrillas y de los paramilitares que las convierten en botín de guerra y son atacadas como venganza entre los diferentes bandos, despojadas de sus tierras, de las que difícilmente podrán demostrar su titularidad, y desplazadas forzosas en su propio país.

“Las mujeres no están instituidas en el estatus de seres humanos, se usan, se maltratan y se desechan, más si cabe en el conflicto armado”. Omaira López trabaja con estas mujeres en la Corporación Para la Vida Mujeres que Crean de Medellín. En esa casa, una acogedora estancia en el centro de una ciudad bulliciosa que poco a poco va superando la negra historia de violencia y narcotráfico a la que ha estado irremediablemente unida, una vez se cierra la puerta, se respira trabajo, solidaridad y una capacidad de superación que se traduce en el mensaje de esperanza que, a pesar de lo vivido, se esfuerzan por trasladar todas las mujeres que participan en los diferentes talleres que allí se imparten.

Mujeres que Crean lleva más de dos décadas trabajando por la visibilización de las víctimas, el empoderamiento de las mujeres y su participación en todas las áreas de la sociedad. En estos 26 años la corporación se ha acercado a mujeres víctimas del conflicto, jóvenes comprometidas con el feminismo y ha puesto en marcha procesos de empoderamiento para que las mujeres de pequeños municipios salgan de un segundo plano y lleguen a puestos de responsabilidad hasta ahora copados por hombres.

Durante 2016, el trabajo de Mujeres que Crean, así como el de otras muchas organizaciones en Colombia, se ha centrado en la consecución de la paz a través de un final dialogado del conflicto. El pasado 2 de octubre, el 'no' en el plebiscito cayó como una bomba. La directora general de la corporación, Silvia María García, es tajante en este sentido, “el ‘no’ en el plebiscito fue vivido por muchas mujeres, aquellas comprometidas con el feminismo y el pacifismo con el ‘sí’, con un inmenso estupor, dolor e indignación. Sin embargo nuestro esfuerzo estuvo dirigido a comprender las razones de esa votación, generando iniciativas para enfrentar desde la movilización en la calle la transformación de la situación, clamando por la consecución de un acuerdo con ajustes pero sin cambios sustanciales”.

En una reciente visita al País Vasco, Omaira López trataba también de explicar el sentimiento que generó el impredecible resultado en el plebiscito, “ha sido un golpe dirigido a la esperanza de vivir sin violencia”. Pero a pesar del desencanto inicial, también apunta a la reacción de una población que no se ha resignado a enterrar esa esperanza, “el ‘no’ ha golpeado mucho, pero también ha llamado a la movilización y la sociedad se ha echado a la calle, sobre todo los jóvenes que han salido a la calle de forma sorprendente y masiva”.

En esta movilización social, las mujeres han tenido, desde hace más de dos décadas, un especial protagonismo, llevando la voz a aquellas personas olvidadas en un conflicto en el que solo se hablaba de guerrilla y paramilitares: los civiles, y sobre todo las mujeres, que han sido doblemente victimizadas en un contexto de violencia. En este sentido, Omaira López pone el acento en la capacidad de superación de las mujeres, “las mujeres hemos sido ejemplo en Colombia, porque ningún otro sector ha llevado a cabo una organización y coordinación para crear una agenda unificada y priorizada como han hecho las mujeres”, sentencia.

Riesgos tras el desarme

Y es que el movimiento feminista es especialmente activo en Colombia, las asociaciones trabajan como una red para avanzar en la consecución de los derechos con visión de género. “En el caso de las mujeres hay que destacar de modo particular a la Ruta Pacífica de las Mujeres, movimiento de carácter nacional”, destaca Silvia María García, “que mantuvo su lucha desde 1996 por la negociación política del conflicto armado, desarrollando múltiples iniciativas para generar en la sociedad la conciencia de la vergüenza de la guerra y el imperativo moral de buscar salidas negociadas”.

Con el nuevo acuerdo alcanzado el pasado 12 de noviembre entre el gobierno y la guerrilla de las FARC, el reto ahora es recomponer una sociedad rota desde su base y en la que las mujeres tienen todavía una situación de discriminación y un riesgo de desprotección elevado. Omaira López, va más allá y advierte de que “con la desmovilización de las FARC se intensificarán las violencias contra las mujeres”, por eso cree que “el reto ahora es hacer procesos pedagógicos para continuar la lucha para eliminar todas las formas de violencia”.

Las formas de violencia a las que se refiere van desde la violencia sexual, o el despojo de tierras en el que las mujeres, al no ser titulares de las mismas, además del desplazamiento forzoso se enfrentan ahora a la dificultad de recuperarlas. En este sentido, el reto al que se refieren las activistas de Mujeres que Crean es hacer realidad uno de los supuestos principales del acuerdo de paz: el de justicia, verdad, reparación y garantías de no repetición. “Esperamos que el 2017 sea por fin el año de la paz, sin embargo sabemos de los múltiples obstáculos, entre ellos la polarización creciente y la arremetida de la derecha, opositoras a los acuerdos a pesar de las modificaciones establecida”, advierte Silvia García desde Medellín. En este sentido, insisten en que van a estar especialmente vigilantes porque la visión de género siga presente en la nueva etapa que se abre en Colombia.

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