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El dinero destinado a la cooperación sigue estancado y sin síntomas de recuperación

Imagen de una campaña de la Coordinadora.

Eduardo Azumendi

En una simbólica y llamativa acción de calle, una acróbata aérea se ha descolgado en el Boulevard donostiarra para escenificar las peripecias que las ONG de desarrollo vascas realizan para continuar con su trabajo en defensa de los derechos humanos y de la dignidad de las personas en diferentes partes del planeta. La Coordinadora de ONG de Desarrollo de Euskadi -formada por 79 ONG vascas que trabajan en cooperación internacional- ha presentado así su reflexión sobre las partidas de cooperación de las principales instituciones de 2017. La conclusión es que tras varios años de recortes y ajustes y, pese a tímidos avances en las políticas de cooperación en algunas instituciones en 2017, estas siguen estancadas y sin síntomas reales de recuperación.

Hay una falta de voluntad política por apuntalarlas”, recalca la Coordinadora. Esta falta de voluntad hace que las políticas de cooperación sean vulnerables, inestables y sujetas a cambios y vaivenes. “Nos inquieta que el frenazo producido por los recortes en años anteriores no haya sido puntual u ocasional porque el avance o el retroceso en derechos humanos, independientemente del lugar del mundo en el que se produzcan, también nos afectan al resto. Es consecuencia de vivir en un mundo globalizado y con problemáticas interrelacionadas”.

Para la Coordinadora, los mensajes institucionales de crecimiento, de salida de la crisis y de presupuestos ligeramente expansivos deben traducirse ya en “hechos”. “Las instituciones y los partidos deben ser responsables con el compromiso hacia las personas, sus derechos y su bienestar, situándolas en el eje de sus actuaciones. Es el momento de avanzar en la senda del cumplimiento del 0,7 % ratificado por Naciones Unidas porque, además de obligatorio legalmente, es justo y moral”.

Otro año más, se está incumplimiento la Ley Vasca de Cooperación de 2007, que establece que el Gobierno vasco debe destinar a este fin el 0,7 % de su presupuesto, sin perjuicio de avanzar en el cumplimiento del 0,7% sobre el Producto Interior Bruto en coordinación con el resto de las administraciones públicas vascas. En su proyecto de presupuestos de 2017 “no se ven avances hacia la recuperación de la cooperación”, lamenta la Coordinadora. Porcentualmente, la partida asignada a cooperación se mantiene en el 0,39 %, lejos aún del 0,7 %.

El Ayuntamiento de Vitoria es el que más se acerca, con un 0,62%, aunque la partida de cooperación se haya reducido en un 1,1 millones de euros en relación a 2016. Por su parte, la Diputación Foral de Araba ha aumentado levemente la cuantía, pero sigue siendo la que menos compromiso porcentual muestra, estancada en el 0,26 %. El Ayuntamiento de Bilbao eleva mínimamente la cuantía de cooperación y se sitúa en un porcentaje prácticamente idéntico al ejercicio anterior, en el 0,46%. En el caso de la Diputación de Bizkaia destaca un mínimo avance en términos porcentuales, alcanzando el 0,40%. El Ayuntamiento de Donostia también contempla una mínima subida en términos cuantitativos en la partida de cooperación, pero el porcentaje se encuentra acomodado en el 0,44%, idéntico a 2016. Mientras, la Diputación de Gipuzkoa sube a un 0,51 %.

“La ciudadanía”, explica la Coordinadora, “legitima estas políticas llevadas a cabo gracias al esfuerzo de una sociedad vasca comprometida y preocupada por la pobreza y las desigualdades a nivel mundial. Son un legado de sus habitantes. No se puede arrebatar a la sociedad lo que se ha logrado fruto del consenso y del acuerdo entre ciudadanía, partidos políticos, organizaciones sociales e instituciones públicas”.

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