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“¿Qué hace su banco con su dinero? Nuestros ahorros pueden cambiar el mundo”

Joan Melé, subdirector de Triodos Bank en España.

Eduardo Azumendi

Vitoria-Gasteiz —

Joan Antoni Melé (Barcelona, 1951) es un convencido de que se puede usar el dinero como instrumento para el cambio social y que humanizar el mundo económico y financiero es posible. Abandonó una carrera de 30 años en la banca convencional para apostar por el desarrollo de Triodos Bank. Actualmente es subdirector de esta entidad en España, una avanzadilla de la banca ética en el país, que ya cuenta con más de 100.000 clientes. Melé asegura en esta entrevista concedida a El Diario Norte que un ahorro responsable “puede y debe cambiar el mundo”. Pero para que eso sea posible, lo que hay que hacer primero es “acudir a tu banco y tener el valor de preguntarle qué hace con su dinero. A partir de ahí si tu objetivo no es ganar más y más dinero sino dar más calidad de vida a las personas, cambia”.

Pregunta. Resulta complicado enlazar en la misma frase las palabras banca y ética.

Respuesta. No es complicado. Se ha hecho complicado por el rumbo que han tomado las cosas en las últimas décadas. A mí cuando me preguntan si una banca ética es posible, yo les pregunto si ellos son éticos. Si lo son, harán que la banca donde invierten también lo sea porque serán más importantes los valores que los beneficios económicos. El problema es que en los últimos años hemos pervertido la economía al colocar el beneficio como una obsesión por encima de las personas, del medio ambiente, del sentido común.

P. La única obsesión ha sido crecer y ganar dinero.

R. Esta locura ha llevado a la explosión. Pero la banca ética es muy sencilla: recoge el dinero de los clientes que tienen un sobrante y lo depositan en forma de préstamo a aquellas empresas que necesitan financiación para seguir adelante, pero que aportan algo a la sociedad. En nuestro caso, que aporten algo en el terreno social, medioambiental o cultural.

P. En su caso, ¿el ahorrador elige el banco por responsabilidad?

R. La misión de la banca ética es ayudar a que el mundo vaya mejor, a ofrecer más calidad de vida a las personas. El beneficio, ganar más y más dinero, no es el objetivo, es el resultado. El segundo puntal es la transparencia radical, contar a dónde va hasta el último céntimo que recibimos. No especulamos. Las empresas por las que apostamos son la economía real, aportan algo a la sociedad en cultura, medio ambiente y cuestiones sociales. Estos son los sectores menos atendidos por la banca tradicional. El mejor marketing de la banca ética es ser auténtica y transparente, esto es lo que hoy abre más oportunidades.

P. Pero todo está en función de los clientes, si quieren obtener réditos a sus ahorros esa apuesta es complicada.

R. Si entran en la oficina diciendo cuánto me vas a pagar por dejar el dinero en Triodos vamos mal. Según lo que pida el cliente de beneficio en lugar de apoyar a un centro especial de empleo habrá que invertir en petróleo y seguro que se gana más. Para eso no está nuestro banco. No queremos especular. La banca ética pone en el centro de la economía a las personas y no al dinero. Los clientes deben tener el valor de preguntar a su banco qué hace con su dinero. A partir de ahí si tu objetivo no es ganar más y más dinero sino dar más calidad de vida a las personas, sal de ahí. Nuestros ahorros pueden cambiar el mundo.

P. ¿Es posible reinventar la banca?

R. En España la banca ética llegó en 2004. Tarde, pero estamos recuperando el terreno perdido. No crecemos más porque no queremos perder la calidad del servicio que ofrecemos. Queremos buenos profesionales de banca, pero por su valores. Las sucursales se montan cuando hay base de clientes para darles un mejor servicio. La banca ética crece por ser sostenible, no a pesar de ser sostenible.

P. ¿La crisis ha hecho despertar la conciencia?

R. Los ciudadanos ven que otro modelo es posible. No se puede engañar continuamente. El dinero no tiene que crecer y multiplicarse, debe morir. Hay que desprenderse de él, como un árbol cuando cae el fruto. Las semillas fructifican. Cuando das, se multiplica. Queremos acumular demasiado porque hay miedo al futuro, al día de mañana. Si fuéramos capaces de desprendernos para que jóvenes pudieran arrancar sus proyectos veríamos una sociedad transformada. Pero por lo menos, el ahorro tiene que ser útil para la sociedad, que no sirva para enriquecer a los más ricos. La gente lo ha descubierto, la idea es sencilla pero revolucionaria. En la banca ética el ahorrador no ganará mucho, pero no perderá.

P. Después de 30 años en el sector de la banca convencional, ¿Cómo dio el paso a la banca ética?

R. Mi vocación es social, me inculcaron el sentido social y de utilidad en la vida. Conocí la banca ética y empezamos a divulgar el modelo en el año 2000. Era picar piedra y en 2005 abrí la primera oficina urbana en España. Me cambió la vida. Me guió por la máxima de que aquello que sueñes con hacer, comiénzalo. Hasta que no nos decidimos todo es ineficiencia, miedo y temor. Pero cuando te decides a hacerlo, un conjunto de cosas que nunca habrías imaginado te ayuda a ponerlo en marcha.

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