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El duro pero posible sueño de ser científica en África

De izquierda a derecha las investigadoras Mari Luz Guenaga, Dalia Medhat, Agnes Nakakawa y Carmen Pheiffer

Maialen Ferreira

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Cuatro mujeres, cuatro países y contextos sociales diferentes, pero un mismo sueño: triunfar en el campo de la ciencia y, con ello, a través de una mirada femenina, intentar mejorar el mundo. Se trata de la sudafricana Carmen Pheiffer, doctora en Bioquímica Médica; la ugandesa Agnes Nakakawa, doctora en Ciencias de la Computación; la egipcia Dalia Medhat, doctora en Bioquímica, y Mari Luz Guenaga, investigadora de la propia Universidad de Deusto y responsable del programa Inspira Steam. Ellas han sido las protagonistas de la cuarta edición de Science by women, que se ha celebrado en Bilbao el 11 de junio. La conferencia, bajo el título de “Investigadoras africanas que transforman vidas a través de la ciencia” ha contado con la presencia, además, de José María Guibert, rector de la Universidad de Deusto; Teresa Laespada, diputada foral de Empleo, Inclusión Social e Igualdad, y María Teresa Fernández de la Vega, ex vicepresidenta del Gobierno y presidenta de Mujeres por África.

Durante la presentación del evento, la que fuera vicepresidenta del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, ha explicado que, cada vez que le preguntan por qué decidió trabajar con las mujeres africanas, responde que después de años de trabajo en el continente africano “llegó a la conclusión clara de que los grandes problemas de la población los terminaba arreglando siempre con las mujeres”, ya que, ellas son las que se encargan de mantener las cuestiones de sus hogares y comunidades -producen el 80% de los alimentos y sostienen el 90% de la economía informal- pero también se encargan de empresas y forman parte de gobiernos. Aun así, ha querido señalar que no hace falta mirar más allá para contemplar casos de discriminación de la mujer, ya que, las mujeres españolas en la universidad constituyen el 15% de los rectores y un 21% de los catedráticos, cuestión que “no se corresponde con la realidad del talento que tienen las profesoras e investigadoras en España”.

La violencia de género, una barrera más

La experiencia personal de las cuatro investigadoras es distinta, pero todas ellas coinciden en varios puntos, como la violencia de género, la dificultad que supone la conciliación laboral y personal, los prejuicios de ser científica y la falta de referentes femeninas en el mundo de la ciencia.

“Yo tenía una alumna que ganó una beca. Desde la universidad realizamos todo el papeleo con ella y, cuando ya estaba todo tramitado, su novio le dijo que no podía aceptarla porque tenía que cuidar a su familia. En Sudáfrica, la mayoría de las mujeres tienen hijos, estudian con nosotros, pero tienen que mandar dinero a su familia. Además, hay muchas niñas y adolescentes con embarazos y eso es un problema social que impide que las mujeres desarrollen todo su potencial”, ha manifestado la doctora Carmen Pheiffer, quien lleva dos meses trabajando en el Instituto Vall d’Hebron, donde prosigue con sus investigaciones.

Para Agnes Nakakawa, quien lleva tres meses en Kronikgune combinando teorías médicas con las TIC para mejorar los programas de los pacientes con multimorbilidad, el entorno y las situaciones que se vivan en casa también juegan un papel importante. Nakakawa, quien además de doctora en Ciencias de la Computación es profesora de universidad, ha puesto a la sala de la Biblioteca CRAI de la Universidad de Deusto -en su mayoría compuesta por mujeres, dato que también han criticado, puesto que hubieran agradecido la presencia masculina aunque se tratase de un evento acerca de mujeres en la ciencia- a imaginar qué ocurriría si sus alumnos y alumnas se enterasen de que ella es víctima de violencia de género. Al ser una mujer con estudios y una científica reconocida, “jamás creerían que mi marido me pega”.

“En África se cree que no hay violencia de género, pero rascando se ve que sí. Es un problema que influye en las carreras de las mujeres. Hay muchas mujeres que se hubieran convertido en grandes científicas si no hubiera sido por la violencia de género”, ha argumentado.

Uno de los mayores obstáculos que debe superar, o con el que tiene que convivir la egipcia Dalia Medhat, quien ha cumplido un mes trabajando en Biocruces Bizkaia, es el ser madre. Encontrar el equilibrio entre ser una científica de éxito y crear una familia es una cuestión muy difícil para Medhat, que gracias a sus colegas puede sortear día tras día. Es consciente de que las mujeres en África han progresado en ámbitos como la ciencia o la tecnología pero destaca que “necesitan el apoyo de los gobiernos e instituciones para seguir desarrollándose en estos campos y en otros”.

“Se debería permitir a las mujeres definir las normas, contribuir en la toma de decisiones de las instituciones. Este debate ha de ser conjunto entre hombres y mujeres, identificar por qué las mujeres no legan a puestos de toma de decisión y cambiar las normas. Yo durante 6 años he trabajado con jefas, mujeres, y ellas siempre me hablaban de obstáculos que han conseguido superar. Las mujeres en Egipto han avanzado en liderazgo, pero siguen necesitando el apoyo de los gobiernos”, ha explicado Medhat.

La Diputación Foral de Bizkaia, a través de su programa Bizkaia koopera, es socia de la Fundación Mujeres por África en Ellas Investigan, dentro del cual patrocina las estancias de tres investigadoras africanas en los centros de investigación Deustotech, Kronigkune y Biocruces.

Referentes en la ciencia para que las niñas se vean capaces

A pesar de que la situación en España en comparación con la de África en muchos de estos aspectos puede parecer algo mejor, la investigadora Mari Luz Guenaga ha detallado que “en Europa en algunas áreas en lugar de avanzar se está yendo hacia atrás”. Ha señalado, que en carreras como tecnología o ingeniería, cada año hay menos mujeres, por lo que es importante “tener referentes cercanos y trabajar en que las niñas se vean capaces de ser científicas”.

“Es importante visibilizar la labor y las aportaciones a la ciencia y tecnología de las mujeres, que eso es algo que inspira. Se deben destruir los estereotipos mostrando el tipo de vida que llevan estas mujeres y cómo han llegado donde han llegado. Es importante que las niñas vean cómo se puede cambiar su vida y la de los demás a través de la ciencia”, ha indicado Guenaga.

Al finalizar el debate, cada una de las ponentes africanas han contado qué es lo que más les ha llamado la atención de su estancia en España y, todas han coincidido en que lo importante de la ciencia no es que se pueda lograr avances en un determinado lugar del planeta, sino el poder llevar esos avances a todas partes. Su objetivo, una vez terminada su estancia en el país, será, en la medida de lo posible, transferir sus conocimientos en su tierra natal, para lograr mejoras en sus comunidades.

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