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“Cuando acabe la crisis del coronavirus el que tendrá que ir a la UCI es el sistema sanitario”

Encarna de la Maza.

Eduardo Azumendi

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“La falta de previsión ha provocado una falta de medios que ha expuesto a los profesionales sanitarios a un riesgo desconocido y contra el que, por el momento, no hay tratamiento. Los sanitarios se enfrentan a él en primera línea sin la protección adecuada”. Así lo siente Encarna de la Maza, secretaria de Organización del Sindicato de Enfermería de Euskadi para quien hHa faltado previsión “a nivel general de todos los gobiernos y diligencia para dotar a los sanitarios de los equipos de protección necesarios”.

Según de la Maza, los protocolos que indican cómo hay que vestirse con los equipos de protección se van haciendo cada vez “más laxos en la medida en que se carece de suficientes medios de seguridad”. “Al final”, añade, “se trata de un atentado contra la salud física y psicológica de los sanitarios”.

¿Cómo está viviendo el personal sanitario el actual momento?

Jamás nos hubiésemos imaginado un escenario como el que estamos viviendo. El sistema sanitario no se había preparado para algo así, le ha pillado desprevenido, desprovisto y sin poder proteger a su plantilla. Los profesionales, y en concreto la enfermería, se ha adaptado en un tiempo récord para dar respuestas inmediatas a un escenario de pesadilla.

¿Y cómo se adaptan de repente a un escenario a la vez tan cambiante?

Lo peor es la falta de previsión. Que había un virus en China que ocasionaba problemas y que la OMS había advertido de que podía convertirse en una pandemia era algo sabido por los estados. Pero la falta de previsión ha provocado una falta de medios que ha expuesto a los profesionales sanitarios a un riesgo desconocido y contra el que, por el momento, no hay tratamiento. Los sanitarios se enfrentan a él en primera línea sin la protección adecuada. Ha faltado previsión a nivel general de todos los gobiernos y diligencia para dotar a los sanitarios de los equipos de protección necesarios. Los protocolos que indican cómo hay que vestirse con los equipos de protección se van haciendo más laxos en la medida en que se carece de medidas de seguridad. Al final, se trata de un atentado contra la salud física y psicológica de los sanitarios. Que a su vez tienen que extremar las precauciones para no contagiar a más compañeros y a los propios pacientes a los que se atiende, que no todos estén afectados de coronavirus. En estos momentos, la carencia de medios de protección provoca unos contagios entre los profesionales sanitarios muy importantes: más de 12.000 en España. En Euskadi, hemos superado el millar de profesionales contagiados y una enfermera ha muerto.

¿Se veía venir?

Sabíamos que teníamos compañeras en estado grave, pero las enfermeras nunca perdemos la esperanza de salvar la vida de los enfermos. Esta vez no fue posible y resultó un drama. Lo pasamos muy mal y sentimos la muerte de Encarni como la de un familiar. Lo que le ha pasado a Encarni le puede pasar a cualquiera de nosotras. Como consecuencia de hacer su trabajo y no estar debidamente protegida contrajo la enfermedad. La ciudadanía intuye por lo que estamos pasando, pero desgracias como la de Encarni le muestran con qué grado de compromiso y servicio el colectivo de profesionales sanitarios trabaja todos los días en primera línea.

¿Las enfermeras son conscientes de que se van a contagiar? ¿Cómo se vive con esa sensación?

No hay inmunidad para este virus. Parece que es más agresivo con personas de edad más avanzada o que sufren alguna patología de base, pero eso no significa que el virus no se vuelva agresivo con cualquier otra persona. Hay que tener una precaución máxima. En el ámbito sanitario lo más importante es tener equipos de protección individual seguros, que se puedan cambiar adecuadamente sin tener que permanecer en ellos toda una jornada de trabajo. Además, es muy importante que se hagan test al personal sanitario. Hay personas que padecen la enfermedad y no tienen síntomas. Los sanitarios necesitan saber si son de esas personas, es algo urgente. Pero no se les están haciendo esas pruebas. Por ejemplo, un profesional sanitario atiende a un paciente en el servicio de emergencias, pero como no es por una afección respiratoria no se pone un equipo de protección. Y después se conoce que el paciente ha dado positivo por coronavirus. Eso supone que el equipo que le ha atendido queda en situación de vigilancia pasiva, es decir, sigue trabajando y lo único que tiene que hacer es ponerse una mascarilla quirúrgica esperando para ver si debuta con algún síntoma como la fiebre para que le hagan el test.

¿No hay pruebas suficientes?

Ni hay equipos de protección individual suficientes ni test. El Gobierno modifica cada día los protocolos, que son los que indican qué equipo hay que ponerse o cuándo hay que hacer el test, en función de los medios con los que cuenta. Cuando decimos que se está corriendo un riesgo se escudan en el protocolo, que lo van rebajando cada vez más. Llegan mensajes de compañeras de que les han pedido que hay que dar un segundo uso al equipo de protección, volver a reutilizarlo. Para hacerlos durar más tiempo, hay que usar los equipos de protección de manera extensiva. Es decir, una enfermera cuando entra a trabajar se lo pone para estar en la zona con pacientes con coronavirus. Es una angustia estar tantas horas metida en estos equipos en la zona más crítica. Todo por la falta de material.

¿Hay miedo a la hora de afrontar la jornada laboral?

Miedo hay. Es humano y necesario porque, a veces, ayuda a que te protejas más. Pero es algo secundario en el colectivo. El personal sanitario se sobrepone al miedo cuanto lo que tienen delante es una persona a la que hay que atender, muchas de ellas graves. Y, en todos los casos, aisladas. Por encima del miedo, está la voluntad de ejercer la profesión de enfermería y de ayudar. No hay nadie de Osakidetza ni del personal sanitario del ámbito privado que no haya puesto el deber de ayudar por encima de todo. las administraciones deben poner en la mano de los profesionales todas las herramientas que se le están pidiendo para poder protegerse y atender mejor a los pacientes.

Cuando pase esta emergencia sanitaria, ¿el colectivo sanitario necesitará ayuda psicológica?

La plantilla está mostrando signos de agotamiento y estrés. y desde SATSE hemos solicitado apoyo psicológico. Partíamos de una situación en la que la plantilla ya sufría estrés laboral debido a los recortes. En este escenario es en el que se ha desencadenado la crisis del coronavirus. Se vive desesperación, impotencia, sobrecarga laboral, cansancio, miedo por la falta de equipos de protección....Nadie sabe dónde va a terminar todo esto. En medio de la vorágine, el personal sanitario deja a un lado su situación para centrarse en curar. Todo estos ocurre en un contexto en el que ni siquiera puedes relajarte tras terminar tu jornada laboral. No se puede desconectar, están obligados al confinamiento. Los sanitarios viven en una olla a presión y cuando acabe todo se verán los cuadros de estrés postraumático. Nos preocupan mucho las secuelas que va a dejar en el personal sanitario todo lo ocurrido cuando se levante el estado de alarma. Ahora, los profesionales están en la lucha contra el virus, pero ya se nota sobrepasado. Cuando acabe la emergencia sanitaria, el que tendrá que ir a la UCI es el sistema sanitario para revisar a fondo sus carencias. Las plantillas deben crecer si el sistema sanitario quiere dar una respuesta adecuada. La crisis del coronavirus ha puesto en evidencia de que no solo faltan recursos materiales, también faltan manos. Habrá que debatir a nivel de país un pacto por la sanidad pública y por la seguridad del paciente.

¿Cree que a partir de ahora habrá que instaurar simulacros frente a las pandemias. lo mismo que se hacen contra los incendios?

Pues sí. La plantilla ha tenido que adaptarse a una gran velocidad para dar respuesta. Además, esta pandemia ha pillado al sistema sanitario herido por los recortes.

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