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Más de 1.200 empresas y familias han recurrido al concurso de acreedores desde 2012

Eduardo Azumendi

Vitoria-Gasteiz —

El concurso de acreedores es una fórmula prevista en la ley para ayudar a empresas y familias que pasan por situaciones difíciles para atender pagos. Se trata de garantizar, en la medida de lo posible, la continuidad del negocio cuando se trata de empresas y de reordenar las deudas y rebajar el endeudamiento en el caso de las familias. Es una fórmula que se ha disparado en los últimos años debido a la persistencia y profundidad de la crisis. Un total de 1.265 empresas y familias vascas se han declarado en quiebra y han recurrido al concurso de acreedores desde 2012, según los datos del Instituto Nacional de Estadística.

Mientras que en el caso de las empresas resulta una solución beneficiosa, para las familias puede que no lo sea tanto. De las 1.265 peticiones de concurso de acreedores, tan solo 34 correspondieron a familias. El principal problema para estas es que sus deudas no se acaban en el concurso, algo que sí pasa con las empresas. En el peor de los casos, si una sociedad no logra un pacto con sus acreedores, se liquida y con ello desaparecen las deudas. Es decir, que con unos nuevos socios hasta se puede empezar desde cero. Pero a las familias, las deudas les perseguirán en el futuro y les serán cobradas, a ellas o a sus herederos.

Especialmente si se trata de una deuda hipotecaria. El concurso de acreedores no paraliza la ejecución de la hipoteca. Según la Ley Concursal, para que no se ejecutara sería necesario que en la vivienda se desarrollase algún tipo de actividad empresarial. Por ejemplo, no se embargaría la vivienda hipotecada de un profesional (dentista, abogado…) que ejerciese su trabajo en su domicilio particular.

Además, a las deudas con las que acude un ciudadano al juzgado hay que sumar los salarios del administrador concursal y los costes del proceso. Entonces, ¿dónde se encuentran las ventajas para las familias si recurren al concurso de acreedores?

Préstamos personales

Según los expertos, el concurso de acreedores resulta más idóneo para los préstamos personales y créditos al consumo. La declaración de concurso supone la paralización automática de los intereses y del embargo en el caso, por ejemplo, de préstamos personales y los créditos al consumo.

Además, la ley prevé (si se dan las condiciones) de aplazar hasta cinco años la devolución de la deuda, que puede llegar a rebajarse hasta un 50%. Otra de las ventajas del procedimiento concursal es que el trámite en el que el administrador judicial establece la forma de pago de las deudas puede prolongarse un año. Se trata de un periodo de tiempo que puede permitir a la familia obtener nuevos ingresos y reforzar su situación económica.

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