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“El escritor tiene que ser ahora mucho más humano y humilde”

Kirmen Uribe viajará a China en 2015 para presentar su novela 'Lo que mueve el mundo'.

Patricia Burgo Muñoz

Kirmen Uribe (Ondarroa, Bizkaia, 1970) saltó a la palestra literaria con 'Bilbao-New York-Bilbao', una novela en euskera que le valió el Premio Nacional de Literatura en 2009 y el aplauso unánime de crítica y público. Su segunda novela, 'Lo que mueve el mundo', ha conseguido traspasar el casi infranqueable muro chino y además de ser traducida a aquel idioma, va a permitir a al escritor vasco visitar el gigante asiático y “saber qué les ha atraído de mi libro”.

Todavía impactado por esta noticia, Uribe, que huye del paradigma de escritor “refugiado en su torre de marfil” y cree que el autor “tiene que ser más humano y humilde”, piensa ya en su próximo proyecto, una novela más extensa, “pero sin abandonar la poesía, que es lo que realmente me puso en el mundo”.

Su última novela ‘Lo que mueve el mundo’ va a ser traducida al chino, y ya ha sido editada en Japón. ¿Qué sensación le produce?

Mucha alegría porque son poquitas las novelas que logran traducirse al chino. Es una tradición donde se traduce muy poco y ha sido difícil entrar en ese mercado. Es casi más difícil que publicar en inglés y con el desarrollo que ha tenido el país y con todo el interés que hay en otras culturas es una alegría.

El camino es largo, de euskera a chino, resulta cuando menos llamativo.

(Risas) Sí, pero es señal de que en la literatura vasca, como decía Benjamín Prado, parece que están pasando cosas. Y yo creo que sí, se está escribiendo una literatura de calidad, se escriben buenas novelas, que creo que no son novelas al uso, convencionales, son novelas que quieren buscar nuevas formas narrativas. Yo creo que la literatura vasca está siendo muy valiente, en el sentido de buscar nuevas formas de contar las cosas.

Escritores como Aresti o Atxaga iniciaron el camino de la modernización de la literatura en euskera. ¿Considera que usted y los escritores de su generación como Harkaitz Cano o Karmele Jaio están asentando este movimiento?

Sí, al final son olas. Cuando empezó Aresti, no había si quiera una ortografía vasca. Él fue el primero en traspasar fronteras, fue reconocido también fuera del País Vasco y era un poeta muy reconocido fuera. Luego vino la generación de Atxaga que ha sido junto a Saizarbitoria el que ha establecido la lengua literaria en la prosa y en la novela. Pero siempre con dificultades, porque al final su lengua fue el castellano, escribieron en esa lengua, leyeron en esa lengua, y tuvieron un poco que reinventarse.

Y nuestra generación es otra ola que se junta a estas dos grandes olas. Es una generación que viene de haber estudiado en euskera, de haber leído en euskera. Digamos que nuestros modelos literarios y los autores que nos gustaban eran autores vascos. Entonces esto ayuda mucho a la hora de ir mejorando y desarrollando la cultura literaria vasca.

La literatura tiene que adaptarse a los nuevos tiempos, usted habla de literatura fragmentaria ¿A qué se refiere?

Yo suelo estar muy atento a lo que se está haciendo ahora mismo fuera, a lo que hacen los escritores a nivel global. Lo que pasa es que el escritor está reflejando la nueva forma de vivir que tenemos ahora mismo. Nuestra vida a partir de la irrupción de las nuevas tecnologías, de las redes sociales ha sufrido un cambio muy grande. Recibimos muchísima información que no somos capaces de interiorizar. Y lo que hace ahora mismo el novelista es incorporar esta nueva forma de vivir que tenemos. Pero sí, creo que sí vivimos de una manera muy fragmentaria. Y la voz de cada persona ha adquirido mucho peso. Antes los que tenían la posibilidad de decir cosas eran muy pocos, los escritores y los periodistas, y ahora mismo todo el mundo habla de sí mismo.

Esta multiplicación del sujeto que se da en la sociedad nosotros la llevamos a la literatura. De hecho 'Bilbao-New York-Bilbao' está inspirado en Internet. La forma de la novela tan fragmentaria que va de una historia a otra y vuelve a la misma historia. Los escritores estamos muy atentos a lo que pasa en la sociedad para incorporarlo a la literatura. Pero lo hizo también Cervantes que fue incorporando el modo de vivir y de leer, y cuando apareció el periodismo todo cambio, cuando apareció el cine todo cambió, y ahora con las nuevas tecnologías también debe de cambiar.

Kirmen Uribe no es un escritor al uso que se encierra en el estudio y solo sale para presentar sus obras. Es habitual verle en diferentes proyectos artísticos, acompañado de músicos, en teatros, recitando poesía… ¿El artista debe ser multidisciplinar?

Creeo que el artista tiene que estar con el lector. Esa imagen de antes del escritor refugiado en su torre de marfil, que se construía un personaje muy diferente a la persona común, eso ya ha desaparecido y ahora mismo el escritor es como el lector, es otro más. El lector también puede contar historias, en las redes sociales, en su blog. Por eso creo que ahora mismo tenemos que ser mucho más humildes.

Y ente sentido, el escritor se acerca donde está el lector, trata de combinar diferentes disciplinas, con música, con artes gráficas o audiovisuales, y trata de buscar nuevas vías de comunicación con el lector. No solo estás en tu casa y pubicas y te olvidas de tu libro, eso ya no pasa. Tienes que defender tu libro, tienes que hacer lecturas, tienes que estar con tus lectores, intercambiar opiniones, ver que muchas veces tienen razón (ríe). Yo creo que ahora el escritor tiene que ser mucho más humano y humilde.

El Premio Nacional de Narrativa que se le concedió en 2009 rompió muchos moldes: fue para un escritor joven, que escribe en euskera… Visto con el tiempo ¿qué le ha generado, más satisfacción o responsabilidad?

Las dos cosas. Satisfacciones muchas porque a raíz del premio los editores se fijan en ti, sobre todo los de fuera, y es mucho más fácil ser traducido si tienes un premio que te valora, sobre todo si es un premio como el Nacional que arriesga y que se fija en el valor literario de las obras. Me ha dado muchas satisfacciones en este sentido, pero también mucha responsabilidad en el sentido de que no me puedo relajar y no puedo fallar, no puedo publicar cualquier cosa.

Antes ya era una persona que no me gustaba prodigarme mucho ni publicar mucho, y ahora menos con el premio y la repercusión que tuvo. Yo voy paso a paso. Después de 'Bilbao-New York-Bilbao' lo que hice fue parar y pensar ¿qué es lo que voya hace ahora? Estuve buscando una historia que quisiera contar y así nació ‘Lo que mueve el mundo’ que es una novela corta, muy intensa y muy compacta. Ya el siguiente paso será una novela más extensa. Yo creo que el escritor tiene que ir paso a paso, haciendo lo que hace bien pero siempre arriesgando un poquito. Ser ambicioso literariamente pero ser cauto

Han pasado 5 años ¿cómo ve el sector de la Cultura en general? ¿Qué inquietudes tiene un escritor?

Las inquietudes del escritor ahora mismo son poder publicar, ni siquiera vivir de la literatura, que es muy difícil. Poder publicar se ha convertido en algo muy difícil para un escritor joven. Han salido editoriales pequeñas muy interesantes, pero es muy difícil que tu voz llegue a un editor.

El sector de la Cultura yo lo veo muy debilitado, en 10 años ha cambiado todo a peor. Va menos gente a ver las artes escénicas, al teatro, al cine, y lee menos. Yo creo que hay que fortalecer la Cultura para que la literatura salga beneficiada.

Y mirando al futuro ¿Cuáles son sus próximos proyectos?

Mi guión es ir aprendiendo y mezclando. Por eso leo mucho para luego ir mejorando. Me gustaría escribir una novela más extensa pero sin abandonar la poesía, que es lo que realmente me puso en el mundo.

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