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La exconsejera de Industria echa balones fuera en su responsabilidad en el fiasco de Epsilon

Aitor Guenaga

Bilbao —

“Ni participé, ni intervine en la operación del Parque Tecnológico de Álava”. “No me enteré [de esa operación de cesión a las cajas del rango hipotecario] porque no me correspondía enterarme”. “Esto no estaba en el ámbito de la consejera”. “No participé, ni negocié la operacion y no conocí ni que había una cesión de rango”. La exconsejera fue un frontón en la comisión de investigación por las ayudas públicas al proyecto Epsilon, que fue regado con más de 48 millones de euros de los Gobiernos central y vasco.

Una tras otra, Ana Aguirre, la consejera de Industria cuando el Gobierno del PNV definió como “proyecto estratégico” crear una escudería de Fórmula 1 en Euskadi, hizo rebotar todas las preguntas de la oposición sobre su responsabilidad en el fracaso del proyecto. Aguirre reconoció que el “proyecto fracasó, desgraciadamente fracasó”, pero negó que esa realidad haya supuesto un quebranto patrimonial a la Administración vasca. ¿Quiénes son los responsables? “La decisión la tomaron los responsables del Departamento, del Parque Tecnológico de Álava y de su Consejo de Administración en función de las responsabilidades asignadas”, se escudó.

Donde toda la oposición ve la volatilización de más de 16 millones de euros -en relación con los dos préstamos avalados por el parque y que luego tuvo que autorizar su compra el Ejecutivo socialista en 2012 para evitar perder más dinero a las arcas públicas-, Aguirre vio el “ADN del proyecto: la titularidad pública de esos activos”. En concreto, Aguirre se refiere a las instalaciones que iban a albergar el proyecto en el parque alavés y el denominado “túnel del viento, una instalación con un alto valor tecnológico”, precisó. Ambas esperan aun un comprador que pueda hacer recuperar el dinero librado por el Ejecutivo vasco.

Y la exconsejera del Gobierno del lehendakari Ibarretxe lo ve factible. Cree que con la operación del parque se “adquirieron unos activos a un precio inferior a su valor de tasación” y se ha mostrado convencida ante la comisión de investigación de que “se van a poder utilizar por muchos sectores de este país”.

En cualquier caso, a preguntas del representante de EH Bildu, Aguirre negó que con esa operación con las dos cajas (Vital y Kutxa) del parque tecnológico alavés se hubiera producido “una ayuda del Gobierno o del parque por valor de 16 millones de euros” a Epsilon. “Eso es falso”. Lo que pasó en esa operación, a juicio de Aguirre, “no es que voy a pagar las deudas de Epsilon, voy a adquirir los activos”, repitió una y otra vez.

“Quién se la ha jugado”

Toda la oposición cuestionó la “falta de control” del Gobierno del PNV en las ayudas públicas al proyecto Epsilon. El portavoz socialista en la comisión, Vicente Reyes, consideró que las garantías aceptadas por el parque frente a las cajas eran “condiciones muy duras” para la Administración y le pareció inverosímil que la consejera desconociera una operación de ese calibre. “Un proyecto como este, con tantas aristas, la cúpula lo sabe”, le dijo. “O lo sabía o alguna noche no hubiera podido dormir pensando quién se la ha jugado”, razonó Reyes.

El parlamentario del PP y presidente de la comisión de investigación, Carmelo Barrio, le preguntó si no les llamó la atención que el proyecto contara solo con un capital privado de 92.000 euros, mientras que todo lo demás lo aportaban las administraciones públicas. “En este caso, el empresario no invierte su dinero. Son dineros públicos”, le recordó. Aguirre defendió que las administraciones deben “asumir un determinado riesgo” y que “la política industrial no se gestiona como si fuera una auditoría. Hay una apuesta por el futuro”, explicó. “Yo he entendido siempre la política como una apuesta. La apuesta a veces fracasa y otras sale adelante”, remachó. Y el representanta de UPyD, Gorka Maneiro, también le preguntó si no se sentía “responsable del fracaso” de Epsilon y le invitó a desgranar los “principales errores en este asunto”.

Pero cada pregunta era respondida siempre de la misma manera: o echando balones fuera o defendiendo la actuación del Ejecutivo, aunque en algún momento sí admitió que “probablemente se pudieron hacer mejor las cosas”. Pero lo expresó como un mero desideratum. Al final, ante la insistencia del representante de EH Bildu, Igor López de Munain, que en dos ocasiones le preguntó si se sentía responsable como consejera de lo que pasó, Aguirre apeló a la “responsabilidad objetiva” como consejera y respondió “pues sí. En ese sentido no tengo ningún problema”.

Villadelprat, a puerta cerrada

Antes de la declaración de Aguirre, ha comparecido el empresario catalán responsable del proyecto Epsilon, Joan Villadelprat. Y lo ha hecho a puerta cerrada, por petición propia. Tras su declaración, ha negado a los periodistas que su empresa recibiera 48 millones en ayudas públicas. “¿48? ¿Quién ha dicho eso? No ha puesto [la Administración] 48. Si mezclamos, entramos en un problema de cifras. No ha puesto 48 ni mucho menos”, ha precisado.

También ha rechazado que el suyo fuera un proyecto sin inversión privada. Ha asegurado que no es correcto asegurar que los socios sólo pusieron 90.000 euros, ya que han puesto “más de 6 millones por no decir 8” millones de euros.

Y finalmente no ha considerado su proyecto un fracaso. Desde su punto de vista, la inversión en Epsilon no puede ser considerada un fracaso porque el resultado en la actualidad es un proyecto “valorado en 40 millones”.

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