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La nueva fábrica para sustituir a Pastguren eleva la inversión a 12 millones

Vista de las instalaciones de la fábrica Pastguren en Zalla.

Igor Marín

El proyecto industrial para reemplazar a la desaparecida fábrica de Pastguren, una papelera en Zalla que tenía 170 trabajadores y que paró su producción en octubre de 2009 para ser liquidada en 2011, eleva su inversión a 12 millones, de los que cuatro son financiados por el Gobierno vasco, según han confirmado fuentes próximas a la iniciativa empresarial.

El proyecto es impulsado por el grupo Orue para crear una planta de biomasa, que empezará a funcionar este año si no hay contratiempos. La compañía, de una familia de la localidad vizcaína de Zeberio dedicada al sector de la madera, firmó el pasado 26 de marzo las escrituras que están nombre de la firma Glefaran (Global Efficiency Aranguren).

En principio, la inversión se había calculado en cinco millones pero finalmente ascenderá a 12 millones, de los que cuatro son aportados directamente por los empresarios, otros cuatro de préstamos bancarios y los cuatro restantes de las ayudas públicas a través del programa de Gobierno Gauzatu,el plan de anticipos reintegrables para pymes.

La nueva compañía ya ha empezado a contratar personal, como el gerente, ingenieros, guardas jurados, mecánicos y electricistas. El plan contempla la contratación de cerca de 50 trabajadores para las distintas actividades: astilladora (en 3 meses, 10 trabajadores), horno de cal para secar astilla y generar cal a partir de lodos al 50% (en 3 meses, 10 trabajadores); caldera de cortezas para generar electricidad (6 meses, 25 trabajadores) línea de pellets, que traerían de la planta que tienen en Arrigorriaga (4 meses, 3 trabajadores), y una nueva actividad para generar lentejas de plástico a partir de la materia de su factoría de Arrigorriaga; (en 4 meses, 6 trabajadores).

La nueva fábrica se dedicará a la producción de astilla y pelets de madera, un producto cada vez más utilizado como combustible en chimeneas del hogar, y la generación de energía renovable a partir de la biomasa. La compañía quiere utilizar la caldera y la turbina que usaba Pastguren para secar los pelets. Orue tiene otra planta en Arrigorriaga que gestiona residuos en general y carece de ese servicio.

Respiro económico para la comarca

La implantación de este proyecto industrial sería un pequeño respiro a esta comarca vizcaína que a finales de la década pasada vio que sus tres grandes empresas quedaban prácticamente sin actividad. Primero fue la empresa Reckitt con casi 200 trabajadores, a la que siguió Pastguren, con 170, y desde hace dos años, está también en graves problemas Virtisu, con 105 trabajadores. Lo curioso es que en este caso es la Diputación de Bizkaia la propietaria de las instalaciones y la maquinaria, al adquirirla en 2006 por valor de 15 millones de euros, con el compromiso de que la filial de la compañía Jofel mantuviera la actividad de la factoría y los 105 puestos de trabajo. Estas tres empresas eran el motor económico del entorno de Zalla con más de 500 puestos de trabajo directos.

El cierre de Pastguren tuvo su controversia, ya que la empresa recibió una ayuda pública de 2,5 millones en 2009 que solo sirvió para acelerar su caída y esfumarse el dinero. Fue un aval concedido por la Diputación de Bizkaia que los acreedores utilizaron, en vez de buscar un plan de viabilidad, para saldar parte de la deuda y llevó a la compañía al concurso de acreedores en solo cuatro meses. Pastguren se cerró y entró en concurso de acreedores con unas deudas de 40 millones de euros.

Desde entonces las instituciones vascas, el Gobierno vasco y la Diputación de Bizkaia, buscaron atraer un inversor y hubo hasta cinco intentos fallidos. Primero fue un proyecto para crear una fábrica de biomasa, que iba a crear 200 empleos y absorber parte de la plantilla de Pastguren. Luego, en 2011 estuvo a punto de lograrse, con la empresa Hormibal, con quien se acordó adjudicar las instalaciones de Pasturen por un importe de tres millones y el mantenimiento de 30 empleos. Pero el mismo día en que se iba a cerrar la adjudicación, apareció una oferta de Uxue (el patrocinador del Bilbao Basket en la pasada temporada que luego le dejó en la estocada sin aportar ningún euro), que se concretaría en una inversión de seis millones y 35 empleos. Nueve meses después de marear a las instituciones, la retiró. Luego hubo una oferta de un chatarrero de adquirir las instalaciones por 1,5 millones de euros y otra de un inversor que ofrecía dos millones de euros pero sin mantener ni un solo puesto de trabajo.

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