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Una fotografía de la sociedad vasca durante la época del terrorismo

El cartel de Oteiza cuelga en el centro de la sala, donde Jesús Zubiaga, Irene Moreno y Antonio Rivera presentan la exposición

Alba Díaz de Sarralde

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En el centro de la sala de exposición cuelga un cartel. Destaca una esvástica negra dentro de un círculo blanco en la superficie coloreada de rojo intenso. Al otro lado, unas figuras reproducen en los mismos colores un arma disparando a una mujer y una niña tapándose los ojos. Representa el asesinato de la exdirigente de ETA María Dolores González Katarain, Yoyes, y fue diseñado por Jorge Oteiza; el primero en atreverse a simbolizarlo.

Es uno de los tesoros del centro documental Sancho el Sabio. Un cartel desconocido, representativo, de 1986. Se llama 'Contra el silencio' y formó parte de una campaña de la Organización por los Derechos Humanos del País Vasco. “Una cruz gamada se esta formando entre nosotros […], porque ya estamos en la misma senda que llevó a los judíos y a los alemanes hacia el nazismo y hacia su propio exterminio moral y físico” decían entonces.

Recuerdos como este se exponen ahora en Vitoria. La sala Araba, en el Centro Comercial Dendaraba, está vestida con esos mismos tres colores. Sus paredes, cuajadas de folletos, carteles, octavillas, pegatinas, recortes de prensa y otros materiales, forman una fotografía de la sociedad vasca en los años del terrorismo. Así se llama la exposición: 'La sociedad vasca ante el terrorismo. (A través de la Fundación Sancho el Sabio)'. Está formada, en su mayoría, por parte de los fondos de la Fundación Sancho el Sabio, que estarán expuestos allí hasta el próximo 11 de enero. La organización corre a cargo de la Fundación Sancho el Sabio y la Fundación Fernando Buesa.

La muestra está comisionariada por el catedrático de Historia Contemporánea de la UPV-EHU Antonio Rivera y la doctora en Historia Contemporánea de la UPV-EHU Irene Moreno. Cuenta con el apoyo y la colaboración de la Fundación Vital Fundazioa, la Fundación Víctimas del Terrorismo, la Fundación Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo y el Instituto de Historia Social Valentín de Foronda (UPV-EHU).

Los comisarios han puesto en valor los fondos de esta Fundación, un “fondo de papel” que incluye una tipología documental variada -impresos, manuscritos, publicaciones seriadas, fondos iconográficos...- y en distintos soportes. Han querido subrayar el valor de estos, ya que está considerado uno de los centros de documentación sobre la cultura vasca más importantes. Para Rivera, “el papel es papel, pero el tesoro consiste en cuando del papel obtenemos información útil para la sociedad”.

Mientras, la sede de la Fundación, en Betoño, recoge una muestra de la bibliografía más relevante sobre la actitud de la sociedad en torno a la violencia política en Euskadi, la sala Araba pretende articular un relato explicativo a partir de los materiales. A partir de las corrientes de la sociedad. La sala se divide, así, en cuatro apartados temáticos que conforman una visión social de aquella época.

Moreno ha querido destacar que, además de “carteles originales, aparecen objetos que no se tienen tan en cuenta, como las pegatinas”. Muestras variadas que nacieron de la base del conflicto. La muestra está formada, así, por una amplia tipología de recuerdos para reconstruir el relato. Todas rodeando el “tesoro” del centro de la sala: el cartel de Oteiza.

Cuatro espacios, diferentes miradas

La exposición la abre una línea del tiempo con los hechos más destacados de la historia que la exposición intenta contar, tanto de la parte terrorista como de una cambiante actitud de la sociedad ante ella. La segunda refleja ese cambio de actitud, las manifestaciones que surgieron poco a poco ante la violencia política. “Lo que hizo ETA fue convertirnos a todos en posibles víctimas, y eso cambió radicalmente el 'nosotros-otros'”, explica Rivera. Ejemplo de ellos son los materiales expuestos entorno a los atentados más importantes u otras semillas de los movimientos pacifistas.

Los agentes e instrumentos de los cambios de visión en la sociedad están presentes gracias a la documentación recogida en la tercera sección. “Los hemos denominado insumisos y resistentes” explica Moreno, “porque desde mediados de los 80 empezaron a movilizarse contra el terrorismo. Caben otros colectivos, como el que se denominó el 'tercer espacio', que condenó el terrorismo pero desde una interpretación de lo que era el conflicto vasco”. Redes de protesta contra la violencia o su legitimación aparecen contrapuestas a través de este espacio.

El cuarto, que cierra esta radiografía de aquella sociedad, destaca símbolos, lugares o movilizaciones importantes, que no siempre fueron unívocas pero que representaron sus diferencias y su evolución. Se llama 'Armas para la paz' y “abarca las manifestaciones que están en el imaginario colectivo, como los sucesos de Ermua o el lazo azul” explica Moreno.

La muestra la cierra una reflexión que, según Moreno, pretende que “cada uno recuerde dónde estaba y cómo se posicionó contra el terrorismo. No acusatoria, sino de cara a que esto no vuelva a suceder”. Jesús Zubiaga, responsable de la Fundación Sancho el Sabio -que ha participado como colaboradora-, ha querido cerrar la cita con el valor de todo el material expuesto: “con Twitter o Facebook no podría hacerse una muestra de este tipo. ¿Qué hubiéramos puesto en las paredes?”.

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