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La fusión dulce de Kutxabank

El presidente de Kutxabank, Mario Fernández, en un acto.

Alberto Uriona

Bilbao —

El proceso de fusión de Kutxabank (las tres principales cajas de ahorros vascas) va a cumplir dos años con un impacto “mínimo” en el empleo, según coinciden la dirección y los sindicatos. La integración ha supuesto la reducción de la plantilla en un 12% pero en todos los casos (un total de 682 bajas hasta septiembre pasado) han sido salidas pactadas, bien mediante prejubilaciones o bajas incentivadas. La disminución de oficinas ha sido de un 20%, aunque la mayoría de los cierres han sido fuera de Euskadi: un centenar frente a los 27 en la comunidad autónoma vasca, según los datos facilitados por la dirección de Kutxabank. De la otra gran operación de fusión en las cajas de Euskadi, la de Laboral e Ipar Kutxa, no hay ningún dato. “Los daremos cuando se cierre el año”, ha asegurado un portavoz de Laboral Kutxa, el nombre de la nueva entidad tras la fusión hace ahora un año (el 1 de noviembre de 2012) de lo que eran la Caja Laboral e Ipar Kutxa.

Kutxabank empezó a funcionar como nueva entidad el 1 de enero de 2012 tras una fusión que se abortó varias veces en las anteriores décadas por las discrepancias entre los partidos políticos vascos y que supone su conversión en un banco tradicional. Las tres cajas, BBK, Kutxa y Vital, dejan el negocio bancario para pasar a ser fundaciones, un cambio impuesto por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional en el rescate del sistema financiero español. Su función será exclusivamente la gestión de la obra social.

La afección al empleo por la fusión aún no ha terminado y, según fuentes sindicales, supondrá, según el acuerdo alcanzado, la salida de otras 160 personas en 2014, con lo que la cifra de bajas alcanzaría las 742. La fusión dulce en Kutxabank contrasta con el resto del sector financiero, que desde el inicio de la crisis bancaria ha supuesto la salida de cerca de 50.000 empleados, según los cálculos del sector. “En los últimos años, en las cajas de ahorro [que ahora conforman Kutxabank] solo ha habido dos despidos disciplinarios cuando en el sector financiero es una práctica que se ha generalizado, incluso por motivos como no cumplir los objetivos. Kutxabank no ha utilizado el despido disciplinario para aligerar plantilla”, asegura Eloy García, de Comisiones Obreras.

La plantilla de Kutxabank, al iniciar la fusión en 2012, estaba conformada por 5.499 personas, y en septiembre, último mes en el que están cerradas las cifras, se había reducido a 4.817. O sea un total de 682 bajas, en las que se incluye el traspaso de Cajasur, la caja comprada en Andalucía. En cuanto a las oficinas, las 862 que había el 1 de enero de 2012 se han reducido a 687. Las 121 sucursales cerradas son en su mayoría fuera de Euskadi, donde la reducción se ha limitado a un total de 27, según los datos oficiales. “En muchos municipios fuera de Euskadi estaban las tres entidades (Kutxa, BBK y Vital) y en algunos, incluso dos sucursales estaban pegadas”, señala un portavoz de Kutxabank para explicar el mayor impacto fuera del país Vasco. Las tres cajas tenían ocho sucursales en los territorios vecinos (BBK tenía cuatro en Álava y dos en Gipuzkoa, mientras que Kutxa poseía dos en Bizkaia) que han desaparecido. Esta práctica ha supuesto una multa de la Comisión Nacional de Competencia por existir un pacto de las tres cajas de no implantarse en los otros territorios vascos.

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