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La globalización desencadenará una nueva crisis monetaria

Sami Naïr ofrece una charla sobre los retos y riesgos de la globalización en la biblioteca Bidebarrieta de Bilbao.

Laura Murillo Rubio

Bilbao —

La humanidad se enfrenta a nuevos desafíos, peligros y retorno de identidades a consecuencia del imparable movimiento de la globalización que, de alguna manera, nos afecta a todos. Con la intención de exponer los nuevos retos económicos e identitarios a los que se enfrenta el mundo, el politólogo y ex eurodiputado francés Sami Naïr ha ofrecido una extensa conferencia en la biblioteca Bidebarrieta de Bilbao, donde ha denunciado la destrucción del equilibrio geopolítico de Europa así como la irresponsabilidad de las élites financieras y políticas en la crisis del euro. El director actual del Centro Mediterráneo Andalusí también ha asegurado, sin determinar fecha concreta, que la próxima crisis mundial será monetaria.

La posibilidad de la especulación desencadenada a escala planetaria ha llevado al capitalismo a convertirse en un sistema totalmente descontrolado que, como ya avanzaron varios teóricos, se autodestruye a sí mismo por la ausencia de reglas. La crisis del euro provocó que los países europeos con un sistema bancario más desregularizado como España e Irlanda fueran los primeros en verse tocados. “En España los bancos habían elegido una estrategia de burbuja inmobiliaria basándose en un modelo de construcción de apartamentos, totalmente comparable al estadounidense”, cuenta el catedrático francés. En tan solo un año, en 2007, España construyó casi un millón de apartamentos. “Tres veces más que Alemania, Francia y Gran Bretaña reunidos”, asegura. Un sistema “desencadenado” de especulación no sólo de los banqueros, sino también de los compradores. “Uno compraba, salía del notario y en el bar de al lado firmaba con otro la venta del apartamento que acababa de comprar pero con un beneficio. Eso lo vi con mis propios ojos en Andalucía”, declara en relación a las situaciones que desencadenaron la crisis de los bancos privados, “todos básicamente con activos podridos”. Se trataba de una crisis de la economía basada en la deuda privada. Por aquel entonces, “España era el país que probablemente tenía la mejor política presupuestaria de Europa”, afirma NaÏr, quien asegura que no había deuda pública en nuestro país durante 2007 y 2008, pero la deuda privada representaba ya el 80% del endeudamiento estatal.

Para evitar una quiebra generalizada, se salvaron los bancos inyectando dinero público “sin control”. Dicho de otra manera, transformaron en buena parte de Europa la deuda privada en deuda pública. Es decir, “hicieron pagar al conjunto de la población la deuda privada de unos”, afirma el politólogo sobre lo que califica como un “golpe de genio” por parte de las élites financieras y políticas, a quienes culpa de “irresponsabilidad” por no explicar de “forma pedagógica” a los ciudadanos la situación en la que nos encontramos actualmente. A partir de la conversión de la deuda privada en pública, los estados perdieron su capacidad financiera y desde 2012, “su único discurso consiste en decir que no tienen dinero”. De ahí se derivan las políticas de austeridad adoptadas por el Gobierno español para reducir la financiación de la educación, sanidad y las pensiones.

La unión no se construye bajo la identidad de una moneda

Así, Sami NaÏr ha denunciado la destrucción del equilibrio geopolítico dentro de Europa, por la imposición de Alemania como líder, “una potencia que se aleja cada vez más dominando al resto” y que, en su opinión, provocará “consecuencias dramáticas”. Según el politólogo, el auge de los partidos de extrema derecha, los nacionalismos y el retorno de las políticas que estamos experimentando hoy en día se derivan de ese desequilibrio. “La idea del euro como mecanismo que iba a permitir construir una Europa política ha desembocado en una sociedad europea en la que unos países dominan sobre otros sin cabeza política”, manifiesta.

En este sentido, para el ex eurodiputado ha quedado “demostrado” que una moneda como el euro, que nació para competir con el dólar pero que fracasó, no puede constituir la identidad de la Unión Europea. “Nuestra desgracia es que no tenemos una concepción política común, no hay acuerdos políticos ni visión común”, recriminaba.

De esta forma, Naïr instaba a alejarse de “utopías e ilusiones” para poder conformar un discurso “lúcido y coherente” con la realidad europea. “En vez de soñar con federalismos, tenemos que ver que la realidad de Europa son 28 naciones y 18 de ellas en la zona euro con sus respectivas diferencias nacionales, que hay que tener en cuenta para construir un acuerdo político entre todos”, señalaba. Así, recalcaba la culpabilidad de las élites políticas, que después de seis años “no han sabido hacer nada” para evitar la precarización, privatización y destrucción del mercado de trabajo en el que 28 millones de europeos se encuentran sin empleo, 12 millones en la zona euro.

Soluciones: 'un euro menos caro y una Europa confederal'

Pese a la cruda situación, el ex eurodiputado progresista ha dicho que no hay que renunciar a Europa porque “por primera vez en la historia”, varios pueblos a través del mercado han decidido construir “algo unidos, sin la dominación política o militar de uno sobre otro”. En su opinión, esto constituye un “elemento cultural absolutamente fundamental”.

Sin embargo, son muchas las cuestiones que deben cambiar y para ello, Sami Naïr propone varias soluciones. “Hay que ejercer un control real sobre las instituciones que dominan Europa hoy”, ha asegurado. Bajo su visión, se trata de un control que debe ejercer el Consejo Europeo, los Gobiernos y que los ciudadanos, a nivel nacional, deben imponer a sus Ejecutivos. El politólogo no se muestra en contra de la privatización, aunque recalca que existen sectores que no se deben tocar. “La sanidad, la educación y las jubilaciones de gente que ha trabajado cuarenta años de su vida, no debe pagar por el sector privado porque no es justo”, decía.

Otro de los graves problemas de la UE lo constituyen las elevadas tasas de paro. En relación a ello, NaÏr afirmaba que se debe introducir en los estatutos del Banco Central Europeo el objetivo del empleo; financiar el desarrollo de la investigación y obras públicas europeas, así como establecer una política ambiental que “se corresponda con la realidad de las naciones de Europa”. Huyendo del federalismo, el catedrático defendía como solución para Europa una “UE políticamente confederal” con un parlamento que represente “realmente” la soberanía de los pueblos y para ello, Naïr afirma que los diputados tienen que estar vinculados al Parlamento nacional para tener la responsabilidad suficiente y la capacidad de actuar, porque “¿quién conoce ahora lo que hace su diputado europeo durante cinco años? El diputado desaparece porque el parlamento europeo está totalmente desconectado de la soberanía popular”, argumentaba.

Por su parte, habla de la necesidad de “un euro menos caro”. “Los países que no tienen capacidad exportadora están muertos porque no pueden competir con el dólar. Ahora sólo pueden los chinos”, asegura. En relación a ello, Naïr mostraba su convencimiento sobre que la próxima crisis será “monetaria entre el dólar, el euro y el yuan”. “China quiere reemplazar poco a poco el dólar, por eso, hay que crear una nueva moneda mundial”, declaraba. “Ese será el próximo tema de gran crisis en los próximos años. No sé cuándo pero es inevitable”, ha señalado.

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