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La gran familia de Vitoria

Los tres pares de aldeanos de la comparsa de gigantes de Vitoria

Iker Rioja Andueza

¿Hay algún personaje en las fiestas de Vitoria con más kilómetros aún que Celedón? La respuesta es afirmativa. Si el aldeano de Zalduondo lleva 60 años exactos abriendo La Blanca, los gigantes y cabezudos más veteranos han celebrado este año su centenario. Las bellas figuras siguen siendo un siglo después los más altos y testarudos de la ciudad. Y, en el caso de los gigantes de Heraclio Fournier, los reyes indiscutibles de la fiesta.

Este domingo a mediodía, un numeroso grupo de jóvenes descansaba en la entrada del almacén municipal de la calle de San Antonio que, tras un enorme portón que pese a todo se queda pequeño, guarda a estos personajes. Son tres parejas de aldeanos de la provincia con ropajes tradicionales, los cuatro reyes de la baraja (con sus caballos y sotas respectivas) y un puñado de cabezudos que atraen y asustan a los niños a partes iguales capitaneados por el archiconocido Ojo Biriqui.

Unai, con 32 años, es el más veterano entre quienes hacen danzar a los gigantes o golpean a los niños. “100 años es algo histórico. Yo llevo 15, ayer cogí un trofeo en nombre de todos y casi se me saltan las lágrimas. Somos una gran familia”, comenta este joven, que recuerda que este año han incorporado “nuevos bailes” por la efeméride.

Las nuevas coreografías se estrenaron hace justo una semana, el 30 de julio, cuando la ciudad colmó la Virgen Blanca como si fuera el chupinazo para aplaudir a la comparsa. El acto contó con la participación de gigantes de Bilbao, San Sebastián, Pamplona, Amurrio y otras localidades. Vino hasta Pichichi. Literalmente, porque el histórico goleador del Athletic tiene una réplica de tamaño familiar.

La jornada tuvo un componente de nostalgia ya que se repitió frente al palacio de la Diputación la histórica fotografía de la puesta de largo de 1917 con los supervivientes en 2017 de aquella primera comparsa. “Hombre, de la foto de 1917 queda muy poco. De hecho, en 1998 se cambiaron los cuerpos de los aldeanos, que estaban un poco machacados, y los reyes fueron los últimos en entrar. Aunque aparecieron hacia 1940, luego se los quedó Fournier y no volvieron hasta 1991. De los cabezudos hay cuatro históricos pero pesan mucho y sólo salen el día 4 y para que la gente los vea. No pegan. Los otros días salen otros cuatro más nuevos y ésos sí que van a morir”, explica Unai.

Las primeras 'reinas' de la comparsa

Bajo los fastuosos mantos de los reyes de oros, copas y espadas de la bajara se esconden este año tres mujeres. En 100 años, Ane, Andrea y Erkuden son las primeras en bailar a estas figuras de 55 kilogramos (los aldeanos pesan algo más, 65). “La experiencia ha sido muy positiva. Al principio teníamos un poco de respeto: nunca había habido una chica. Pero nos han acogido muy bien”, explican estas jóvenes, las 'reinas' de La Blanca. “El centenario nos pilló de sorpresa. ¡Qué casualidad que nos apuntemos y tengamos que bailar el doble y seamos más noticia!”, bromea Erkuden.

En general, que las actuaciones de la comparsa salgan perfectas requiere mucho trabajo de ensayos, así como preparación física. Unai y Erkuden coinciden en que este año han sido “tres meses” de preparación para que todo esté a la altura. Y están dando la talla.

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