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Los grupos verbeneros se ven afectados por la caída de los presupuestos de los ayuntamientos

Paloma Bravo Pérez

En pleno agosto, todos los fines de semana se pueden encontrar un pueblo o barrio celebrando sus fiestas. En ellas nunca falta de nada: verbenas, castillos hinchables para los más pequeños, comidas populares y karaokes, entre otras diversiones. Pero a los pueblos la crisis también les ha afectado. La caída de los presupuestos por parte de los ayuntamientos ha repercutido en los organizadores y en los grupos verbeneros. Los músicos no están pasando por una buena racha, ya que se han visto obligados a bajar su caché hasta un tercio.

“Se está cobrando igual que hace seis años, más o menos”, asegura Juan Pedro Seneira, responsable de Araba Espectáculos. Por ejemplo, el mítico grupo Potato ha reducido en 1.000 euros su caché. Sin embargo, el grupo verbenero Koxkor opta por mantenerse y no ceder, según Ramón Ruiz, el guitarrista. Apuntan que la música que ofrecen es de buena calidad, en riguroso directo y por ello intentan mantenerse.

A pesar de seguir haciendo actuaciones, los grupos verbeneros señalan que las actuaciones por año han disminuido ya que muchas veces se sustituye una banda por una ‘discomovil’ o un ‘Dj’. “Al tratarse de una sola persona abarata muchos los costes por parte del ayuntamiento”, certifica Dani García, de Adur Ekintza Kulturalak. Desde 'Potato' han notado mucho esa bajada: de hasta 30 conciertos que pueden dar en un año, han llegado a dar solo 17, aunque asegura que en Euskadi “la cosa está mejor” porque las comisiones de fiestas y ‘txosnas’ hacen una gran labor.

Desde Araba Espectáculos, Juan Pedro Seneira confirma esta bajada de precios y asegura estar cobrando como hace seis años. Además, ahora el trabajo de negociar es más intenso porque los ayuntamientos o barrios “tiran mucho a la baja. Vamos saliendo adelante, pero estamos muy apretados de precio. En el escenario estamos cinco, pero somos siete contando al de luces y sonido”, puntualiza el guitarrista de Koxkor.

“Ahora todo está regulado y controlado”

Uno de los aspectos que más ha llamado la atención al grupo Potato es que “hemos tenido que legalizar todo. Antes nos fiábamos de la palabra, y aunque se cumplía la mayoría de veces, hasta dos semanas o un mes después del concierto estabas en la cuerda floja”.

Koxkor cree que eso encarece los gastos por parte del grupo, pero que “hay que hacerlo así”. Lamenta que cada vez la cosa está más apretada porque los precios que les ofrecen se han bajado. Pero “la gasolina, comida y hospedaje han encarecido”. De hecho, a juicio del grupo Potato, no se puede vivir si perteneces a un grupo que actúa por pueblos y barrios.

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