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El atropello de 65 millones de dinero público

El fraude de Hiriko ha sido denunciado por la Fiscalía. /Efe.

Ander Moreno

Los escándalos de los fallidos proyectos empresariales de Hiriko y Epsilon han puesto en evidencia el apoyo público en Euskadi a  proyectos privados con un mínimo riesgo para el promotor: si es un éxito, buenos réditos para la parte privada pero si el negocio sale mal, la consecuencia es la dilapidación de dinero público. Entre ambos, 65 millones del dinero de todos tirados a la basura.

Epsilon fue un proyecto impulsado la década pasada por el Gobierno que lideraban entonces Juan José Ibarretxe y el PNV de Álava de crear una gran escudería vasca de Fórmula 1 de la mano de la empresa Epsilon y convertir al Parque Tecnológico de este territorio en la vanguardia internacional de la tecnología del automovilismo. Hiriko era un coche eléctrico también gestado durante el Ejecutivo Ibarretxe y que llegó a presentarse en Bruselas con el presidente de la UE, aunque el prototipo no llegó a arrancar. Fueron dos planes que, junto a la construcción del también frustrado circuito automovilístico de Arakamendi, en las afueras de Vitoria, conformaban la propuesta estrella del PNV para las elecciones municipales y forales de 2007.

Epsilon e Hiriko son ya pasado empresarial pero evidencian, pese a los esfuerzos en negarlo por parte del actual Gobierno vasco, la discrecionalidad en el apoyo público a algunos proyectos. “Son cosas que pasaron porque hubo quien creyó que los recursos públicos se administraban de esta forma”, comentan fuentes de la Administración vasca.

Lo significativo de Hiriko es cómo se gestó con el papel clave de Denokinn, una entidad pública surgida en 2008 constituida por los ayuntamientos de Bermeo, Mundaka y Elantxobe, gobernados por el PNV, que iban a crear un polo de innovación del que no se ha sabido nada. Ahora es una entidad privada cuyo director es Luis Miguel Macías, exviceconsejero de Agricultura con Ibarretxe y concejal del PNV en Trapaga hasta diciembre pasado, cuando dimitió. Excargos del PNV como Macías, quien ya estuvo cuestionado en su cargo en el Departamento de Agricultura por escándalos como la gripe aviar, se acercaron a varias promotores apasionados del automóvil, pero con nulo desconocimiento del negocio (eran constructores, hosteleros o joyeros). Les encandilaron con un proyecto del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) de crear un pequeño vehículo urbano capaz de aparcarse  en el espacio que ocupa un ciclomotor.

Los fondos llegaron fruto del acuerdo presupuestario en Madrid entre el PNV y el PSOE, que necesitaba los apoyos para gobernar. En estos casos lo habitual es que el partido que brinda su apoyo disponga de una cantidad de millones para disponerlos libremente. El PNV vendió Hiriko como apoyo a la I+D vasca y en esta negociación los protagonistas fueron el actual portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, entonces portavoz en el Congreso de los peneuvistas, y el diputado José Ramón Beloki. Esos millones para Hiriko hicieron un roto en el presupuesto para la I+D en el Gobierno vasco dirigido entonces por el también socialista Patxi López. 

En Hiriko existe una acusación formal de la Fiscalía contra sus seis promotores y un juzgado de Vitoria ha iniciado la instrucción judicial. Hasta seis delitos nada nimios: malversación de caudales públicos, falsedad documental, fraude a la Administración, fraude de subvenciones públicas, apropiación indebida y blanqueo de capitales. Varios de los implicados tienen vinculaciones al PNV: el empresario Jesús Echave; Iñigo Antia concejal peneuvista en Vitoria entre 2003 y 2008, cuando pasó a la ejecutiva del PNV alavés y Francisco Javier Calera, director de EITBnet y asesor de EiTB. Junto a ellos, están imputados los empresarios Fernando Achaerancio, Pepe Barreira y José Luis Bengoechea.

El contundente informe de la Fiscalía de Álava desvela que recibieron 17,8 millones (14,7 millones del Gobierno central y 2,7 del Ejecutivo vasco) y que “idearon un plan” para lucrarse con las subvenciones públicas “con el pretexto” de un proyecto de un vehículo eléctrico “que iba a ser sufragado en su práctica totalidad con cargo a fondos públicos”.

Señala que se creó una red de sociedades para recibir las ayudas con 22  contratos o facturas presuntamente ficticias que suman casi 6,5 millones de euros. Como ejemplos, uno de los empresarios utilizó la subvención obtenida para alquilar una nave en Vitoria que ya era suya y obtener 98.220 euros y fijó el precio del metro cuadrado al doble de la tasación. Y se autocontrató la reforma del local por 310.960 euros. O la compra de un prototipo, casualmente, a Epsilon Euskadi por dos millones de euros, pese a que este vehículo “no tenía aplicación alguna” para Hiriko; o el contrato de 1,4 millones más IVA formalizado con la empresa con Denokinn para trabajos que no fueron realizados y que tuvieron que ser contratados luego con otras empresas, a las que se pagó otros 850.000 euros. 

El promotor de Epsilon, Joan Villadelprat, arrancó  con un capital social de solo 90.000 euros para recibir 48 millones de euros en créditos y subvenciones. Como que cualquier ciudadano invierta en un negocio 900 euros y le aporten 48.000 euros de dinero público.

Técnicos del Gobierno vasco han reconocido ante el Parlamento vasco que es “muy inusual” que cualquier proyecto de I+D logre más del 50% de financiación pública.

El desarrollo de Epsilon es similar al de Hiriko. La mayor parte de los 48 millones procedieron del Gobierno central y Euskadi aportó algo más de tres millones de euros en cuatro pagos entre 2007 y 2009, cuando gobernaba Ibarretxe, además de avalar 16 millones de euros (otra operación totalmente inusual)  con dos créditos para costear la construcción del emblemático edificio que ahora está vacío y sin uso en el Parque Tecnológico de Álava. Los promotores de Epsilon quisieron que el Gobierno vasco aportara más financiación a través del pacto PNV-PSOE en Madrid pero el dinero no llegó y tuvieron que recurrir al préstamo bancario. Al entrar en crisis el proyecto en 2011, el Gobierno, en manos entonces del PSE, se topó con el problema. Tuvo que asumir el aval firmado por el Gobierno anterior y pagarlo en 2012.

Una garantía que se concedió con el informe técnico contrario de los abogados del parque, sin comunicar la operación, como requería la Ley de Finanzas, al Departamento de Hacienda del Gobierno vasco y sin consulta a la Comisión Europea por si pudiera constituir ayuda de Estado. 

El caso ha supuesto ya la condena de Villadelprat por mala gestión empresarial. Además, hay otra investigación penal en curso y el Tribunal de Cuentas de España ha acordado realizar una auditoría. En el Parque Tecnológico de Miñano, el fastuoso edificio sigue vacío y sin uso. La consejera de Desarrollo Económico, Arantza Tapia, afirmó hace ahora un año que había dos ofertas “serias” para comprar el edificio, por una cifra que rondaría los 22 millones. Hace un mes, admitió que no hay nada.

En Hiriko y Epsilon las responsabilidades políticas apuntan casi a los mismos protagonistas, el entonces lehendakari Ibarretxe, los diputados Erkoreka y Beloki (quienes pactaron las ayudas de Madrid), la Diputación alavesa -dirigida entonces por el PNV- y la  dirección peneuvista de este territorio y el consejo de administración del Parque Tecnológico de Álava, también copado por miembros del PNV, que autorizó el polémico aval de 16 millones. 

El PNV sigue defendiendo estos proyectos. El lehendakari Iñigo Urkullu ha censurado que se vincule con corrupción algo que puede ser «malas prácticas» o simplemente “un proyecto industrial fallido”. El portavoz del Gobierno Josu Erkoreka ha negado “ninguna irregularidad” por parte del Gobierno vasco, porque los 2,7 millones concedidos a Hiriko han cumplido los “objetivos”, que se traducen en “tres patentes” con innovaciones en torno al vehículo eléctrico.

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