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“El mejor homenaje a las víctimas del 3 de Marzo es recuperar la lucha obrera”

Arturo Val del Olmo.

Eduardo Azumendi

Arturo Val del Olmo (Vitoria, 1950) trabajaba en Talleres Velasco durante la movilización obrera que sacudió Vitoria en el invierno de 1975-76. Sus inquietudes le llevaron a formar parte de la Coordinadora de Comisiones Representativas, el organismo que dirigió la lucha que culminó el 3 de Marzo de 1976 en Vitoria. En su opinión, el drama vivido aquel día -cinco obreros muertos por disparos de la Policía Armada y cientos de trabajadores heridos por balas y cargas policiales- ha desdibujado la riqueza que supusieron aquellos meses de lucha. “La tragedia es lo que se sigue reivindicándose y la necesidad de hacer justicia. Está bien, pero el 3 de Marzo influyó decisivamente en la conquista de las libertades democráticas en el Estado Español y en la desintegración del franquismo”, reivindica.

Una lucha basada en la unidad y en la solidaridad que concitó la movilización en la sociedad local, nacional e internacional. Cuando se cumplen 40 años, Val del Olmo sigue pensando que la lucha sigue inacabada y que “los políticos traicionaron el espíritu del 3 de Marzo durante la Transición”

El 3 de Marzo de 1976 fue casi como una tormenta perfecta, si no fuera por el desenlace trágico.

Hay que tener en cuenta que Franco muere en noviembre de 1975 y el Rey Juan Carlos prorroga el decreto de topes salariales. Lo que genera una contestación masiva en todo el Estado. En el invierno de 1976 coincidimos en toda España más de un millón de trabajadores en huelga. Una especie de huelga general sostenida en el tiempo que estaba conquistando libertades y cuestionando el sistema franquista. La lucha que mantuvimos en Vitoria tuvo unas características especiales y por eso el Gobierno tuvo miedo e intervino de una manera brutal.

¿Cuáles son esas características que hicieron especial la movilización de Vitoria?

La primera es que las comisiones representativas se eligieron al margen del sindicato vertical, a diferencia que lo que ocurrió en otras regiones de España que también estaban en huelga. Ello conlleva un enfrentamiento directo con la legalidad vigente y con el sindicalismo franquista, con el poder establecido. En segundo lugar, se creó una coordinadora de comisiones representativas. Es decir, no hay una organización hegemónica, sino personas con una ideología y una mentalidad anticapitalista. Esa coordinadora permitió unificar el conflicto. Ahí se asume que los despedidos eran líneas rojas que no se podían traspasar. La lucha no es de cada empresa, sino de todos los trabajadores contra el sistema. Nadie iba a resolver su conflicto individual sin tener en cuenta la situación. Y la tercera característica es que nos dirigimos sindical y organizativamente a todos los sectores de la población. Era la tercera convocatoria de huelga general. Todos los trabajadores estaban involucrados de una manera o de otra. Las reivindicaciones eran muy básicas: mejorar el salario y las condiciones de trabajo.

Y todo desembocó en el 3 de Marzo…

Ese día era la tercera huelga general que se celebraba y se había organizado una asamblea en la Iglesia de San Francisco para tomar nuevas medidas.

¿Cómo es posible que la Policía recurriese a las armas de fuego para terminar con la asamblea?

Durante los dos meses anteriores nos dieron muchos palos. La gente era muy ingenua al principio. Pensaba que defendía una causa justa, un salario digno, mejores condiciones laborales… Pero la Policía intervenía a saco. La cuestión es que ese día la huelga general había sido tan masiva que no esperábamos ninguna intervención y mucho menos una tan desproporcionada.

¿Los jefes de la Policía dieron la orden de disparar sobrepasados por la situación o era algo más premeditado políticamente?

En un Estado franquista nadie tomaba una decisión como esa por su cuenta. Es decir, hubo una decisión consciente desde las altas esferas. ¿Martín Villa, Fraga….? Fue una intervención decidida políticamente desde el Gobierno. Quería romper con el movimiento, con los consejos obreros. No podían permitir que la lucha de los trabajadores quedara reflejada de una manera tan descomunal como el éxito de la huelga general. Eso podía tener repercusiones en otros conflictos y decidieron cortar como fuera. Si metes gases lacrimógenos en una iglesia abarrotada y empiezas a golpear a la gente cuando sale, el siguiente paso es disparar.

La historia del 3 de Marzo aún no ha terminado.

La historia del 3 de Marzo ha quedado oculta por la Transición. En el invierno de 1976 y en el año 1977 el sujeto de ruptura con el franquismo fue la clase trabajadora. Pero el sujeto que históricamente se ha hecho con ese papel han sido los políticos. Esa lucha se desarrolló para terminar con el franquismo, pero el poder económico que estaba detrás del franquismo necesitaba un pacto social para abaratar los costes sociales. Para el franquismo era necesario cortar la lucha obrera porque estaba rompiéndole. Los políticos trataron de pasar rápidamente página, renunciaron a la ruptura democrática. La Transición ni fue pacífica ni democrática, porque en las primeras elecciones los franquistas aún ostentaban el poder en todas las instituciones. La idea de que la clase trabajadora tuvo un papel protagonista en el fin del franquismo no se ha querido reconocer. Se han olvidado los métodos de lucha obrera.

Hoy, igual que en 1976, hay una necesidad de cambio.

Sí. Ahora estamos viendo la gran recesión. Huelgas, mareas, una lucha que ha mostrado el atraso de la economía española, la corrupción generalizada, la crisis del Estado de las autonomías, una necesidad de cambios. El capital necesita controlar al movimiento obrero, de reducir los costes laborales y aumentar la precariedad. En este sistema en el que son los poderes económicos los que mandan, los trabajadores no alcanzan para tener un nivel de vida digno. Por eso es una lucha inacabada. Los obreros ocupan la centralidad económica y social, pero se ha demostrado que puede ocupar también la centralidad política. Ponerse al frente de unas movilizaciones masivas que puedan provocar un cambio profundo.

¿Ahora sería posible un 3 de Marzo?

En esta época el capital controla las instituciones. Pero no puede durar siempre. Tarde o temprano se tendrá que encontrar con la contestación del movimiento obrero. Hacen falta cambios y tienen que venir de los partidos que se encuentran más a la izquierda en el Congreso.

Los sindicatos han perdido credibilidad entre la ciudadanía

Sí es cierto, pero también es necesario que la democracia entre en las empresas. En todos los sitios se pretende equiparar las condiciones laborales y salariales de los trabajadores por abajo. El mejor homenaje que se puede hacer a las víctimas del 3 de Marzo es seguir luchando, recuperar el espíritu de la lucha obrera. Ahora no se ve la respuesta del movimiento obrero, pero la veremos.

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