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Los inspectores fiscales reclaman anular las declaraciones secretas de la renta

Alberto Uriona

Bilbao —

La asociación de inspectores de Hacienda de España aboga por anular las declaraciones de la renta secretas, que únicamente existen en Bizkaia y Álava, por entender que aumentan “mucho las posibilidades de fraude fiscal” y sin la amenaza terrorista de ETA “no tiene sentido que se mantengan”, asegura a El Diario Norte Ransés Pérez Boga, presidente de la organización profesional de Inspectores de Hacienda del Estado, la única existente que agrupa a cerca de 1.400 de los 1.600 inspectores fiscales.

Como ha informado este diario, estas declaraciones de la renta, que normalmente son para las rentas más altas, se implantaron a mediados de los años 80 por la amenaza de ETA, y la selección de los contribuyentes que se incluyen en ellas carece de norma o requisito escrito. “Son la cueva de Alí Babá”, ha asegurado un exinspector de la Hacienda de Bizkaia, en alusión a la arbitrariedad existente para decidir qué contribuyentes se acogen a estas declaraciones confidenciales. En Gipuzkoa, se mantuvieron hasta hace dos años, cuando las eliminó Bildu al llegar al poder “para que no hubiera ninguna diferencia ni favoritismos”. Se calcula que hay unas 500 declaraciones confidenciales, casi todas en Bizkaia.

La asociación de inspectores ya planteó una queja hace nueve años ante el Defensor del Pueblo español por la existencia de este sistema. “Desde el punto de vista tributario, generan problemas de inspección e injusticias por incluir a unas personas y no a otras”, sostiene el presidente. Pérez Boga agrega que es un sistema “arbitrario, que puede generar zonas de opacidad fiscal y favorecer el fraude. Los inspectores no pueden cruzar los datos ante sospechas de posible fraude”.

“Podemos entender el problema humano. Ahora ya no existe la violencia terrorista y no tiene sentido mantenerlas. Estamos en el momento de anularas y que todo contribuyente vaya a declarar con su nombre”. Con este modelo confidencial, en la Hacienda de Bizkaia, donde se tramitan más de la mitad del millón de declaraciones de la renta que se realizan al año en Euskadi, se entregan en mano a un funcionario de confianza del director de Hacienda y son examinadas por un grupo selecto de de tres o cuatro personas. En el documento no consta la identidad del contribuyente sino una clave, que se relaciona con el nombre real en otro manuscrito. Se guarda en un búnker blindado con acceso limitado a cargos de la Hacienda. Tres liquidadores también de confianza graban los datos, que “no se incorporan al sistema general de datos” de Hacienda, señalan las fuentes consultadas.

El presidente de los inspectores fiscales señala que este sistema es “lo contario a la eficiencia” y reitera las dificultades para las inspecciones, incluso las que se realizan fuera de Euskadi. “Se generaba una especie de amnistía fiscal”, opina.

La Hacienda de Bizkaia (la de Álava ha declinado ofrecer datos) ha asegurado que, ante la desaparición de la amenaza de ETA, “está previsto se vayan reduciendo [estas declaraciones secretas] en tanto se consolide un escenario de normalización”.

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