“Ha llegado el momento de moverse por la independencia”

15 de junio de 2002. El PNV se despide de su sede en Artea (Bizkaia), escenario de las polémicas asambleas donde se fraguó la escisión del partido, a mediados de los ochenta. Ante miles de afiliados y simpatizantes, Xabier Arzalluz muestra su perfil más radical y vaticinó que la independencia se podría lograr o “encaminar” en “tres o cuatro legislaturas”. ¿Cuáles eran las claves para lograr esa independencia? Pues la desaparición de ETA, el diálogo y el respeto a la voluntad popular.

Aquel día, Arzalluz ya barruntaba que le quedaba poco tiempo al frente del partido y tal vez por eso animó a los afiliados a preguntarse si no había llegado ya el momento de empezar a moverse por la independencia. “Yo diría que sí, sin dudar”, contesto él mismo. “Yo estoy al final, por lo que os dejo aquí mi idea y en tres o cuatro legislaturas esto tiene que estar ya conseguido o encaminado”.

Y se explayó en la idea de que, por encima de todo, tenía que consultarse al pueblo. Incluso fue más allá y recalcó: “nadie tendrá derecho a impedir la separación si los ciudadanos se mostraran favorables a la misma, del mismo modo que, en caso contrario no tendremos derecho los que creemos de otra manera a impedir que siga siendo España”.

Arzalluz no ha podido ver su deseo cumplido. Al menos, por el momento.