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El mito de la ‘sobrerrepresentación’ de los inmigrantes en la RGI

El Servicio Vasco de Empleo-Lanbide es que el que gestiona la Renta de Garantía de Ingresos.

Eduardo Azumendi

¿Están sobrerrepresentados los inmigrantes como perceptores de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI)? Si se atiende a su peso en la población en general (alrededor de un 7%), se podría decir que sí, ya que en la RGI cuatro de cada diez perceptores son de origen extranjero. Pero esa sería una lectura reduccionista y descontextualizada, ya que lo cierto es que la pobreza en el País Vasco, en la actualidad, está copada por la población de origen extranjero y este hecho hace que su peso en la RGI sea “considerablemente mayor” que en el conjunto de la sociedad. Gorka Moreno, director del Observatorio Vasco de Inmigración, sale así al paso de la polémica vivida los últimos meses en Vitoria en torno al uso o abuso de las prestaciones sociales en general por parte del colectivo inmigrante de origen extranjero.

Si se toma como referencia los datos recientes que ofrece la Encuesta de Pobreza y Desigualdades Sociales en el País Vasco (Eustat), en 2014 la tasa de pobreza del colectivo inmigrante de origen extranjero se sitúa en el 36%, mientras que es de un 4% para la población autóctona. De igual forma, las personas inmigrantes suponen el 36,4% de la población en situación de pobreza en la comunidad autónoma, frente al 63,6% de personas de origen español, unos porcentajes prácticamente idénticos al peso de estos dos colectivos en la RGI (35,9% para la población extranjera y 63,7% para la española), según expone Moreno en una reflexión junto a Maite Fouassier y María José Martín Herrero para la revista Zerbitzuan.

“Dicho de otro modo, la población extranjera y la española tienen, dentro de la RGI, un fiel reflejo del peso de la pobreza en ambos colectivos y, por lo tanto, las cifras y las diferencias que se dan entre unos y otros no son para nada sorprendentes. Más aún si tenemos en cuenta que la RGI es una medida que se dirige precisamente a atender a aquellas personas que se sitúan por debajo del umbral de la pobreza o en una situación de vulnerabilidad social. Del mismo modo, no es nada sorprendente que aquellos colectivos de origen extranjero que sufren la pobreza con mayor intensidad –los procedentes del Magreb y África Subsahariana– sean precisamente los que perciben en mayor medida la RGI”.

En estos momentos, hay más de 65.000 personas titulares de RGI. De ellas, el 63% ha nacido en España y el 36% en el extranjero. Dentro de estas cifras hay que tener en cuenta el número de personas jubiladas que perciben la RGI (en torno a 12.500) como consecuencia de las debilidades que muestran tanto el sistema contributivo de pensiones como el no contributivo y la inmensa mayoría de ellas son de origen español. Así, quedarían 31.500 personas de origen español y 23.184 extranjeras en edad laboral que perciben la RGI. Si se analiza únicamente los datos referidos a la población de origen extranjero, puede observarse que casi un 40% de las personas titulares de RGI de origen extranjero proceden de Latinoamérica, seguidas de las que proceden del Magreb (27%), de África Subsahariana (17,1%) y de otras procedencias con un menor peso, como la Unión Europea (9,1%) o Asia (4,8 %).

Peligro de reforzar actitudes negativas

“Las cifras sobre la percepción de la RGI por parte de la población inmigrante, de forma descontextualizada, no vienen más que a reforzar actitudes reacias o negativas hacia el uso de esta prestación o sobre la necesidad de un endurecimiento de los requisitos de acceso”, recalca Moreno.

En esta línea, el director del Observatorio Vasco de inmigración recalca que no puede dejarse a un lado que el conjunto del sistema de garantía de ingresos vasco, y la RGI como medida nuclear, son “el estandarte del modelo social vasco y una de las principales herramientas que hacen que las tasas de pobreza sean sensiblemente más bajas que en otros territorios”, más allá de otros factores estructurales, que también influyen. “La RGI”, añade, “es un modelo que se equipara a los sistemas de protección social más avanzados de Europa. El riesgo de deslegitimar el modelo a través del colectivo inmigrante es el de deslegitimar también el modelo en su conjunto, con lo que ello conlleva en términos de cohesión social”.

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