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“El mayor insulto a los que pintan los murales del conflicto irlandés es llamarles artistas”

Eduardo Azumendi

La memoria de lo que pasó en Vitoria el 3 de marzo de 1976 sigue viva en la ciudad. Pero para que no se olvide, la Asociación de Víctimas 3 de Marzo ya se ha embarcado en la elaboración de un mural gigante que reivindique la memoria de los trabajadores que murieron aquel día por la actuación de la Policía Armada en el desalojo de una iglesia en la cual se celebraba una asamblea de obreros en huelga. Bill Rolston, profesor de sociología en el Instituto de Justicia Transicional de la Universidad de Belfast, experto en la evolución de más de 30 años de murales en Irlanda sobre el conflicto y autor de varios libros sobre el tema, se ha acercado hasta Vitoria para conocer los trabajos sobre este mural. Rolston ha ofrecido su experiencia de Irlanda del Norte, donde los murales se convirtieron durante el conflicto en la seña de identidad de los bandos enfrentados, lealistas y republicanos. Según el experto, “el mayor insulto a los que pintan los murales del conflicto irlandés es llamarles artistas”.

El nuevo mural será obra del colectivo Itinerario Muralístico de Vitoria-Gasteiz, cuyo objetivo es producir obras de arte públicas con la implicación de artistas profesionales y la sociedad en general. Con una estructura altamente participativa, hasta el momento su actuación se había limitado a las fachadas del Casco Medieval de Vitoria. Con el mural sobre los sucesos del 3 de marzo inicia su expansión por el resto de la ciudad.

Rolston no quiso “aconsejar” sobre cómo debe ser el mural, pero sí adelantó que cualquier obra de estas características sobre víctimas es “compleja”. El experto se congratuló del apoyo oficial con el que cuenta el movimiento del 3 de marzo (con una plaza reconocida en el barrio de Zaramaga, donde se produjeron los hechos), algo muy diferente de lo que ocurre en Belfast, “donde es muy inusual que hay ningún reconocimiento por parte de las autoridades a lealistas o republicanos”.

El profesor hizo un recorrido de la historia del conflicto norirlandés a través de los murales de Belfast y en todo momento aseguró que no existía nada artístico en ellos. “Nadie los contempla como una obra de arte o algo parecido. El propio autor tampoco los trata así. Hasta el punto de que el mayor insulto es llamarles artistas. Se trata de propaganda y lealistas y republicanos se enorgullecen de ello”.

En la actualidad, está prohibido pintar murales de contenido político, por lo que el Gobierno de Belfast se afana por ir borrando los que existen. Sin embargo, no es tan sencillo. “Aunque la mayoría de murales están pintados en fachadas públicas (viviendas de protección oficial), el Gobierno tiene que negociar con los bandos. Todos son ilegales porque o bien incitan al odio o destruyen propiedad privada....pero hay que negociar para retirarlos”.

Mensaje para la comunidad

Sobre las motivaciones para empezar a pintar murales alusivos al conflicto, el primero que apareció en Belfast fue en 1908. No estaba conectado con el conflicto, según el profesor, pero significa que hay una tradición muy arraigada de muralismo. Fue en 1981 cuando aparecieron los primeros murales republicanos, coincidiendo con la huelga de hambre de varios presos de ese bando. Y después surgieron los lealistas. “Los republicanos iban en contra del imperialismo británico y a favor de una Irlanda unida, mientras que los unionistas o lealistas pretendían mantener la separación y el nexo con Inglaterra”.

Se trataba de tomar el control de las paredes, de marcar el territorio y de mandar un mensaje a los vecinos de puertas adentro del barrio. “Hubo momentos del conflicto en los que era muy peligroso salir de tu barrio, en los que se podía salir. Así que el mensaje no era tanto para que no se entrase, salvo la policía, sino para la gente que estaba dentro, los que vivían en el barrio. Eran mensajes para la comunidad propia”.

Se pintaba durante el día y muchos los borraba el ejército por la noche. “Algunos duraban seis horas. Una vez le pregunte al autor de un mural si estaba enfadado porque se lo habían borrado ensegudi y me dijo que no, que estaba contento porque eso significaba que su mural a quienes había enfadado realmente era a los del otro bando”.

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