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La oposición reprocha al lehendakari “falta de ambición”

Eduardo Azumendi

Vacío y falta de ambición. Esa es la opinión del PSE sobre el mensaje de fin de año del lehendakari, Iñigo Urkullu, a quien también le reprocha una “falta de reconocimiento al esfuerzo que los socialistas hemos hecho para tirar del carro en este país”. Para el PP, el discurso también reprocha al jefe del Ejecutivo vacso que en su mensaje solo primen “las intenciones” y falte un balance de gestión.

José Antonio Pastor, portavoz del PSE-EE en el Parlamento Vasco, ha sido el encargado de opinar sobre el mensaje de fin de año del lehendakari. “Como viene siendo habitual, el lehendakari hizo un discurso vacío y sin ambición. Se podría decir que Urkullu solo quería cumplir el trámite de hacer el discurso de Nochevieja más que realmente abordar los proyectos y aspiraciones del Gobierno Vasco. Si nos encontramos una retahíla de eslóganes y frases hechas es porque el lehendakari tiene poco contenido que ofrecer a este país”, ha subrayado.

Poca claridad cuando “se hace una apelación genérica al esfuerzo compartido para salir adelante, y se obvia intencionadamente que si Euskadi está saliendo adelante y estamos sosteniendo los servicios públicos es porque los socialistas vascos hemos arrimado el hombro y hemos puesto sobre la mesa propuestas y presupuestos”. En ese sentido, el apoyo del PSE ha permitido aprobar las cuentas del Gobierno vasco durante esta legislatura. Y poca claridad al hacer balance de un gobierno que “ha sido incapaz de cumplir ni una cuarta parte del calendario legislativo que ellos mismos presentaron, y que ha dejado en manos de la oposición la mayor parte de la iniciativa parlamentaria”.

Falta de gestión

Por su parte, la secretaria general del PP vasco, Nerea Llanos, ha criticado que el mensaje ha estado “cargado de intenciones, y eso en sí no sería malo si no fuera porque no estamos en el primer año de legislatura, sino en el último. Es preocupante y decepcionante que en el discurso lo que prime son las intenciones y lo que falte sea un balance de gestión”.

Para la dirigente del PP, “es necesario dejar de lado esos complejos ideológicos que están plasmados en el discurso, porque en ningún momento habla del entorno en el que Euskadi se mueve. No se puede obviar que cuando a España le ha ido mal, a Euskadi le ha ido mal, y cuando España ha conseguido entrar en la senda de la recuperación económica y del empleo, ha arrastrado a Euskadi”.

Desde EH Bildu, su parlamentario Dani Maeztu, ha opinado que ha sido un discurso “del pasado, repleto de generalidades, con la autocomplacencia habitual y dejando claro que ni él ni su gobierno están a la altura de lo que exige este momento histórico, ni en lo relativo al autogobierno y la soberanía, ni tampoco en lo que hace referencia a sus políticas sociales y económicas”.

El portavoz de UPyD en el Parlamento Vasco, Gorka Maneiro, considera que el lehendakari utilizó en su mensaje “palabras de monarca absoluto, pero olvidó” en su intervención “los problemas reales de la gente y las reformas que Euskadi necesita”.

Para Ezker Anitza (partido sin representación en el Parlamento), el mensaje del lehendakari ha sido “hueco y vacío”. Según su coordinadora general, Isabel Salud, la cohesión, la igualdad efectiva entre hombres y mujeres y la justicia social a las que se ha referido el lehendakari “solo son papel mojado, si no van acompañadas del reparto de la riqueza y de mayores presupuestos para políticas justas”. “¿En qué mundo vive el Lehendakari? Habla de una sociedad vasca imaginaria que poco tiene que ver con la incertidumbre, la falta de perspectivas de futuro, de donde tiene que irse la juventud en busca de trabajo, donde hay gente sin casas y casas sin gente, donde los índices de pobreza han crecido y los bancos de alimentos se tienen que llenar de solidaridad para a dar de comer”.

El único partido que ha defendido el mensaje de Urkullu ha sido el suyo, el PNV. Su portavoz, Joseba Egibar, ha valorado su tono “comprometido y muy sereno”, en contraste con el de otros dirigentes institucionales que se han mostrado “muy preocupados” por la “unidad” de España y por su propia “suerte política”. “Urkullu ha marcado el camino del desarrollo económico y social; ha apuntalado definitivamente el proceso de paz y convivencia, y apuesta por seguir creciendo institucionalmente como nación vasca, como un pueblo que serenamente, paso a paso, quiere ser dueño de su futuro”.

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