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¿Pero cuántos parados hay?

Un hombre consulta ofertas de trabajo./EDN

Alberto Uriona

Bilbao —

Euskadi cerró el año 2013 con una destrucción de 12.700 puestos de trabajo, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística (INE). Sin embargo, y debido a que la caída de la población activa fue todavía mayor, hay 4.400 parados menos y una tasa de desempleo del 15,76%, la más baja entre todas las comunidades autónomas. Este cuadro contrasta con el que ofreció hace sólo unos días el Instituto Vasco de Estadísica (Eustat) a través de la Encuesta de Población en Relación con la Actividad (PRA). Según el Eustat, la economía vasca creó 28.500 puestos de trabajo netos en el último año y el paro creció en 35.400 personas debido a un alza de la población activa de más de 64.000 personas. ¿Quién tiene razón?

El paro es la primera preocupación de los vascos, pero la realidad es que no se sabe con certeza el número de desempleados. Las dos principales fuentes de datos, la encuesta sobre población activa (conocida como PRA en Euskadi y EPA en España) disienten entre si y, a su vez, con el registro de desempleados de Lanbide (el del SPE o antiguo INEM a nivel estatal). Ninguno de estas sistemas llega a reflejar la realidad, según reconocen los expertos. En Euskadi hay actualmente 158.400 o 167.000 desempleados (una apreciable diferencia de 9.000 personas) en base a las estadísticas de la PRA y Lanbide, respectivamente. Eso significa hablar de una tasa de desempleo del 14,8% o del 15,9%, más de un punto de diferencia.

“Dan información distinta, porque hablamos de cosas diferentes”, explica la catedrática de Economía de la Universidad del País Vasco (UPV) Sara de la Rica. La PRA (la encuesta que a nivel de España se llama EPA, Encuesta de Población Activa) es un trabajo realizado con preguntas realizadas a unas 2.000 personas que ofrece información más cualitativa que el registro de Lanbide o del SPE. La definición del parado es diferente: las personas que buscan empleo, realizan gestiones activas para ello (desde consultar anuncios a mandar currículos o concertar entrevistas) y están disponibles para trabajar en un plazo de dos semanas. Son sondeos que se realizan trimestralmente Los datos de Lanbide son un registro de demandantes de empleo, sin especificar si buscan o no trabajo, y con una periodicidad mensual.

“Me parece bien que estén [las dos principales fuentes de información], porque la definición del parado no está tan clara. ¿Tenemos que exigir al desempleado para considerarle así que busque activamente empleo? En ese caso, no están los parados que no lo buscan”, apunta De la Rica.

Loli García, responsable de Empleo de Comisiones Obreras, asegura que la encuesta del PRA “es la de más fiabilidad”, porque “es una muestra bastante amplia”, mientras que la de Lanbide “no incluye a los que hacen cursos de formación, que siguen desempleados, a las amas de casa, gente que está estudiando”.

Goyo Martin, del gabinete técnico de Comisiones, señala que “es mucho más real la encuesta, porque puedes preguntar más cosas. En el registro del paro [de Lanbide o del SPE] hay demandantes de empleo que no son parados porque buscan otro trabajo, están los que hacen formación y los que tienen jornada inferior a 20 horas”. En la Unión Europea, la fuente más utilizada son las encuestas como las del PRA o el EPA, por encima de los registros de los demandantes de empleo.

Lagunas para conocer los datos reales

La economista Sara de la Rica recuerda que en Euskadi “más del 40% de desempleados tienen más de 45 años . Llevan muchos años sin trabajo y ya no lo buscan. Hay mucho parado desanimado”. E insiste en que tanto una como otra tienen lagunas para cuantificar el número de personas sin trabajo. “Hay muchos parados con restricciones en sus demandas de empleo, o que son beneficiarios de subsidios especiales por desempleo y pueden cumplir los requisitos para ser considerado como desempleado en la PRA o EPA pero están excluidos de los registros de parados en Lanbide”. Y en Lanbide, es necesario renovar la tarjeta de demandante para ser considerado como parado, “algo que algunos se les olvida o no lo hacen porque no esperan nada”.

¿Y no hay entonces una manera de contar con una herramienta intermedia que englobe las dos fuentes actuales de información y pueda ofrecer datos más acordes con la realidad del desempleo? Sara de la Rica dice que no. “Tenemos entonces el tema de la economía sumergida. Es otro problema que está en la encuesta del PRA pero también en el registro de la a SPE, donde hay gente parada que cobra pero trabaja. Hay que ser conscientes de la situación”.

“Nadie sabe exactamente los parados que hay y los que trabajan”, afirma Goyo Martin. “Sabemos solo los que trabajan cotizando a la Seguridad Social”. Por eso, en bastantes sectores de la economía se hace hincapié en la importancia de la afiliación y que es más real que el número de parados para constatar si la crisis va cediendo. Pero tampoco ofrece la realidad tal cual. “La afiliación a la Seguridad Social es también un registro pero no se tiene en cuenta toda la economía sumergida y también la temporalidad: gente que trabaja dos o tres días al mes y aparece como afiliado pero que se define como no ocupado”.

El miembro de Comisiones Obreras afirma que, en las estadísticas del desempleo, lo más importante “no son los números como las tendencias, porque hay mucha temporalidad. Hay muchos claves en las estadísticas. Lo importante es evolución de comparativas sobre un mismo criterio. En Europa se basan más en la encuesta, que normalmente refleja mejor la situación”.

Goyo Martin resalta que lo que “no sería normal es que una fuera subiendo y la otra bajando. Cuando una sube una, sube la otra”. Insiste en que es imposible “determinar exactamente cuántos parados” hay pero las encuestas del PRA en Euskadi y el EPA en España “nos dan una estimación muy acertada”.

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