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El 40% de las personas sin hogar en Euskadi tiene estudios secundarios o universitarios

El 40% de las personas sin hogar en Euskadi tiene estudios secundarios o universitarios

EUROPA PRESS

BILBAO —

El 5 por ciento de las personas sin hogar de Euskadi tiene estudios universitarios y un 35 por ciento posee estudios secundarios. Un 44 por ciento de los ciudadanos sin hogar tienen estudios primarios y un 14 por ciento no tiene estudios.

Según indica el II Estudio sobre la situación de las personas en situación de exclusión residencial grave en la Comunidad Autónoma Vasca 2014, que realizó un recuento la noche del 29 al 30 de octubre del pasado año en diez municipios vascos, más de 300 personas duermen en las calles de Euskadi y 1.500 lo hacen en recursos para personas sin hogar.

Este informe, recogido por Europa Press, encuestó a 1.236 personas sin hogar, de las cuales 63 (5%) cuentan con un título universitario, proporción casi cinco veces inferior a la registrada entre la población vasca, donde el 24% de las personas mayores cuenta con un título universitario.

De hecho, si se comparan ambas poblaciones, se constata que el grado de cualificación de las personas en situación de exclusión residencial grave es significativamente inferior al de la población general de Euskadi.

El peso relativo de las personas sin ningún tipo de estudios es casi cinco veces mayor entre las personas sin hogar (13,8%) que entre la población general (2,9%), mientras que la proporción de las personas que sólo cuentan con estudios primarios supera en casi diez puntos (43,9%) a la de la población residente en el País Vasco (el 34,7%).

SITUACIÓN CON RELACIÓN A LA ACTIVIDAD

De las 1.236 personas sin hogar que respondieron al cuestionario, el 85,7%, o bien está en paro (41,8%) o bien es inactiva (43,9%). Sólo el 5,7% de las personas entrevistadas señalaban que trabajaban en el momento de la encuesta.

Con todo, había 194 personas (el 15,7% de todas ellas) que, pese a señalar que no trabajaban, afirmaban que desempeñaban algún tipo de actividad laboral o semilaboral como fuente complementaria a sus ingresos. No obstante, dado que este tipo de actividades tiene lugar, bien esporádicamente, o bien en condiciones de trabajo irregulares, no pueden asimilarse a un empleo regular.

En cuanto a la inactividad en relación al empleo de las personas sin hogar, las principales situaciones se relaciionan con la formación (316 personas) y el cobro de algún tipo de pensión por jubilación, invalidez u otros motivos (162 personas).

Asimismo, existen otras situaciones específicas como las personas asisten a un centro de día o centro ocupacional (33 personas) o las que están en una situación de incapacidad laboral (15 personas).

TASA DE ACTIVIDAD

Si se compara la situación en relación a la actividad de las personas en situación de exclusión residencial grave con la de la población general de Euskadi, se observa que la tasa de actividad de las personas sin hogar (48%) es diez puntos inferior a la correspondiente a la población general vasca (57,5%).

Asimismo, los resultados obtenidos sugieren que la tasa de ocupación es ocho veces menor a la registrada para el conjunto de la población vasca (el 6,1%, frente al 49,1%) y que, por el contrario, la tasa de paro (87,2%) multiplica por seis a la de la población general (14,5%).

Entre las personas menores de 25 años, seis de cada diez son inactivas (el 61,5%), fundamentalmente por encontrarse en itinerarios formativos en el momento en que fueron encuestadas. De hecho de las 305 personas contabilizadas dentro de este grupo de edad, 187, esto es, el 61,3% de todas ellas, señalaban que se encontraban estudiando.

Entre las personas paradas, sin embargo, prevalecen las personas entre los 25 y 34 años de edad y, sobre todo, las personas situadas en las franjas intermedias de edad, es decir, entre los 35 y los 54 años.

DESEMPLEADAS

De las personas comprendidas en estas edades, cerca de la mitad estaban en paro y el porcentaje de las que trabajaban desciende a medida que aumenta la edad, desde el 7,6% de las personas entre 25 y 34 años a tan sólo el 4,5% de las personas entre 45 y 54 años de edad.

Finalmente, casi cinco de cada diez personas mayores de 55 años son inactivas (48,2%), si bien, en este caso, la causa más habitual de inactividad es ser pensionista o tener reconocida algún tipo de invalidez. Además, entre las personas mayores de 55 años, también hay un elevado porcentaje de personas en paro, con casi cuatro de cada diez personas (el 39,5%) en esta franja de edad que no encuentra trabajo.

Respecto al lugar de pernocta, existen diferencias muy claras en la situación de actividad de las personas alojadas en recursos de media y larga estancia durante la noche del recuento y el resto de las personas localizadas. De todas las personas alojadas en este tipo de recursos, más de la mitad son inactivas (54,2%), siendo las razones principales para ello estar cursando algún tipo de formación o ser pensionista. Entre las personas localizadas en calle o en albergues, sin embargo, seis de cada diez personas se encuentra en paro, concretamente, el 61,6% y el 60,2%, respectivamente.

El 16,7% de todas las personas sin hogar que respondieron al cuestionario señala que, al margen de su situación principal, desempeña algún tipo de trabajo que le reporta ingresos. De entre todas estas personas, más de ocho de cada diez está en paro (42,2%) o es inactiva (38,3%), mientras que las personas que trabajan representan el 5,8% de las que desempeña alguna actividad complementaria y las personas sin permiso de trabajo suponen el 4,4% del total.

TRABAJOS COMPLEMENTARIOS

No obstante, si se tiene en cuenta el porcentaje de personas en cada situación de actividad que desempeña algún tipo de trabajo para complementar sus ingresos, se comprueba que las personas que se encuentran realizando prácticas, así como las que carecen de un permiso de trabajo, son las que más recurren a este tipo de actividades laborales irregulares o esporádicas (31%).

Por lo que respecta al tipo de actividad desempeñada, más de un tercio de las personas (35%) desarrollaba su actividad en talleres ocupacionales y de inserción sociolaboral organizados por entidades del tercer sector. La segunda actividad más habitual es la prestación de servicios personales, como el cuidado de personas, la limpieza de hogares o la realización de pequeños recados y servicios específicos a personas conocidas, actividad a la que se dedicaban el 20,4% de estas personas (42 personas).

La tercera actividad más habitual es la recogida de chatarra, que desempeñaban dos de cada diez personas de las que realizaban algún tipo de trabajo para complementar sus ingresos (19,9%). El resto de actividades son desempeñadas por menos de un 10% de las personas que realizan alguna actividad complementaria a su situación de actividad principal.

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