PSE, PP y UpyD exigen la desaparición de ETA para avanzar en el Plan de paz
Tras casi tres horas de comparecencia Jonan Férnandez ha salido de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento vasco agradeciendo a todos los partidos su disposición a mejorar y enmendar el Plan de Paz y Convivencia. Ese ha sido el único compromiso, ya conocido, que ha logrado en su comparecencia. Ni EH Bildu se ha movido de sus posiciones, ni la oposición de sus exigencias sobre la disolución incondicional de ETA. Jonan Fernández, además, ha dejado en la comisión una advertencia a los presentes: el “momento de atasco” que se vive en el proceso de final de la violencia de ETA hay que superarlo en los próximos seis meses, porque “continuar estancados implica casi con toda seguridad que irá a peor”. Para evitarlo ha abogado por una modificación de la política penitenciaria y por “hincar el diente cuanto antes” al desarme de la organización terrorista.
Populares, socialistas y UPyD le han respondido que la primera exigencia del plan deber ser pedir a la organización terrorista no su desarme, sino su desaparición definitiva e incondicional y han señalado al grupo abertzale de EH Bildu para que empuje en esa dirección condene los asesinatos de ETA y reconozca el daño causado. Esas formaciones han coincidido en que mientras no se produzca ese paso, mientras no abracen ese mínimo suelo ético, va a ser muy díficil avanzar en otros “microacuerdos” como los que se proponen en el plan y ha detallado de nuevo hoy Fernández. Lo ha explicado gráficamente el portavoz socialista Rodolfo Ares al señalar que los partidos pueden esperar a la izquierda abertzale para que se sume a los consensos básicos en los que están los demas partidos, algunos con matizaciones y reservas, pero lo que “no podemos es ir para atrás” y desandar lo andado en esta materia. El representante del PNV Iñigo Iturrate también ha defendido ese suelo ético y la necesidad de que la izquierda abertzale se sume a él, pero ha asegurado que “el suelo ético está recogido en el plan”.
“Miedo al acuerdo”
Frente a esa visión de la oposición, Fernández ha asegurado que “hay miedo al acuerdo. La sociedad quiere que nos pongamos de acuerdo. Se está más cómodo en el desacuerdo” y en la “trinchera”. Carmelo Barrio, del PP, le ha contestado que “a nosotros nos han metido en la trinchera y se está mal. No en la trinchera ideológica, sino en la existencial. Y no queremos estar ahí”. Jonan Fernández ha aprovechado su comparecencia para pedirle al PP que se incorpore a la ponencia de Paz y Convivencia y Carmelo Barrio le ha contestado que “no se dan las condiciones para que el PP esté en la ponencia mientras esté un grupo que no ha condenado la violencia de ETA”.
PSE, PP, UPyD han censurado el lenguaje “ambiguo” y “equidistante” -como hablar de muertes en vez de asesinatos o de violencia en vez de terrorismo- empleado en la redacción de un plan que busca poner de acuerdo a las cuatro sensibilidades políticas del país. Una “neolengua”, en palabras del PP, que para esos tres partidos lleva a una “distorsión de la realidad” de lo que ha pasado en Euskadi. “No vamos a hacer concesiones a la ambigüedad”, ha subrayado Ares sobre lo que ha pasado en Euskadi en los últimos 50 años. Y lo que ha pasado en Euskadi para esos tres partidos es que ha habido una organización terrorista que ha asesinado, extorsionado y ha intentado imponer su proyecto político y “una formación que se sienta aquí” -en alusión a EH Bildu- que ha “acompañado las acciones criminales de ETA”, en palabras del parlamentario de UPyD, Gorka Maneiro. “Las palabras son importantes”, ha admitido Iturrate, “pero no podemos retorcer las palabras de nuestros interlocutores”.
Jonan Fernández ha salido en defensa de la redacción del plan. Ha negado una supuesta ambigüedad calculada para incorporar a EH Bildu al plan y ha dicho que con el relato del plan y los datos del informe sobre la conculcacion de derechos humanos presentado el pasado viernes por el lehendakari -que recoge los casi 850 asesinatos de ETA- “si yo fuera de la izquierda abertzale tendría una indigestión. Hemos dicho las cosas muy claras”, zanjó el secretario general de Paz y Convivencia. Fernández les espetó que es más cómodo apelar a la equidistancia como “pretexto” y les preguntó en relación con la enumeración de las víctimas y todas las conculcaciones de derechos humanos: “¿Es mejor mutilar la verdad porque si decimos la verdad otros se pueden aprovechar de la situación?”, en clara referencia a EH Bildu.
Curiosamente, el portavoz de EH Bildu también ha encontrado problemas en la terminología utilizada en el documento, ya que algunas víctimas no aparecen como tal. Y hay otros “victimarios” de los que no se habla: “los 2.100 funcionarios o paramilitares que deberían estar condenados” o los “123 personas por parte del Estado” que debería estar en prisión“. ”¿Como ha funcionado el Estado y la Justicia para que se dé esta impunidad?“, se ha preguntado. Jonan calificó esas cifras de meros ”cálculos especulativos“ sin base.
Julen Arzuaga ha lamentado que el documento elaborado por el Gobierno vasco no vaya “a la raíz del conflicto”. El representante de la coalición 'abertzale' ha destacado que su grupo reconoce que “todas las víctimas” requieren de una reparación, aunque ha denunciado la “violencia estructural” que persiste en Euskadi. “Reconocemos a todas las víctimas y pedimos su reparación y que nunca se vuelvan a repetir estos hechos”, ha señalado Arzuaga, pero ha apuntado que con el plan se “busca la adhesión en vez de resolver el conflicto violento que era político, Y su resolución debe ser política”.
La sesión ha comenzado con una metáfora que los grupos han usado a conveniencia. Jonan Fernández ha planteado el plan como una trainera a la que todos deben subir para remar en la misma dirección: la paz y la convivencia en Euskadi. A la salida, no se sabía muy bien si todos estaban subidos en la misma trainera, si algunos remaban en otra direccion o si la trainera hacía incluso aguas por la falta de apoyos que ha concitado de salida el plan, salvo el del PNV. Fernández se reunirá la última semana de agosto con los grupos parlamentarios para intentar incorporar sus aportaciones.
