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“Nunca podíamos haber imaginado que esto iba a llegar a tanto”, alertan las funerarias de Vitoria

Una ambulancia de Osakidetza, en el centro de Vitoria

Iker Rioja Andueza

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Además de los sanitarios, las funerarias de Vitoria también acumulan estas semanas una elevada carga de trabajo. En pocos días han fallecido en Álava 73 personas con Covid-19 y, además, se han registrado otros muchos decesos por “neumonías” sin que se les hubiera realizado la prueba del coronavirus pero a los que se les ha aplicado exactamente el mismo protocolo. “Nunca podíamos haber imaginado que esto iba a llegar a tanto”, alerta Nahia Lauzurica, directora gerente de la funeraria que lleva su apellido.

Lauzurica explica que Vitoria -a pesar de tener una elevada incidencia de coronavirus, con más de 3 casos por cada 1.000 habitantes- no está de momento en la situación de Madrid y que sus depósitos mortuorios y funerarias tienen aún capacidad. Sin embargo, apunta que ello no significa que el volumen de trabajo permita descansos. En los hospitales, por ejemplo, ya no se sube a las habitaciones y las autoridades sanitarias entregan los cadáveres en el depósito y tras haberlos ubicado dentro de “sacos estancos precintados”.

Los trabajadores funerarios, en todo caso, también han recogido fallecidos en varias residencias de ancianos, aunque las cifras se desconozcan y los fallecimientos que sí hayan trascendido tuvieran lugar en centros sanitarios. Denuncia Lauzurica que allí es la propia empresa la que tiene que introducir en los sacos los cuerpos, una tarea compleja porque los cadáveres son “muy contagiosos”. Explica que se trabaja con “buzos, gafas, guantes y mascarilla” pero que los elementos de protección empiezan a escasear y demanda a las autoridades sanitarias que les proporcionen material.

El Covid-19 ha cambiado de raíz los servicios funerarios. Ahora se desinfectan tras cada fallecimiento los vehículos, estancias y materiales empleados. Además, se han prohibido ceremonias y velatorios. En los entierros sólo se autoriza a unas pocas personas y del círculo más cercano. “Las despedidas están siendo muy tristes. Esto va a costar superarlo”, asegura Lauzurica.

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