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“No había motivo alguno para tomar una decisión diferente a la que se ha tomado”

Araba sin Garoña llevaba años manifestándose por el cierre de la planta nuclear.

Rubén Pereda

Las reacciones al anuncio del cierre de la central nuclear de Garoña no se han hecho esperar. Alberto Frías, portavoz de la iniciativa Araba sin Garoña, que llevaba tiempo exigiendo la clausura de la planta burgalesa, se ha mostrado muy satisfecho con la decisión tomada. “Hay que felicitar a la sociedad alavesa, que, concienciada, ha sabido movilizarse durante tantos años”, ha declarado Frías.

Desde su punto de vista, la resolución tomada por el ejecutivo era la única razonable. “No había motivo alguno, ni desde el punto de vista de la eficiencia energética ni desde el de seguridad, para tomar una decisión diferente a la que se ha tomado”, ha asegurado el portavoz de la iniciativa. Además, considera que la ciudadanía estaba volcada por el cierre y que existía una voluntad expresa: “Había una mayoría social, institucional y sindical. El 18 de marzo, más de 20.000 personas se hicieron eco de nuestra convocatoria y tomamos las calles”.

Desde el punto de vista de Frías, el procedimiento llevado a cabo durante los cinco últimos años tenía un débil anclaje legal. Asimismo, considera que la reapertura de la central en febrero de este año fue una sorpresa. “El informe emitido por el Consejo de Seguridad Nuclear, totalmente inesperado, posibilitaba la reapertura de la central, pero los propios trabajadores lo denunciaron, lo que colocó al Gobierno en una situación comprometida”, ha comentado.

Con la central ya cerrada, ahora se abren nuevos horizontes, y no todo son certezas. Tras felicitarse por este logro, queda llevar a cabo un análisis de la gestión de los residuos radiactivos. “No hay que olvidar que se está construyendo un cementerio para el almacenamiento de estos residuos en la propia central”, advertía Frías. Y ha añadido: “Ha habido residuos de media y alta radiactividad en la central desde el año 70, por lo que habrá que poner el acento en que la gestión de los residuos se haga de la manera más razonable posible”.

“De una vez por todas lo hemos conseguido”

A lo largo de los cinco últimos años han sido varias las ocasiones en las que se atisbaba una posible clausura definitiva de la central, pero ninguna lo fue. “El 6 de julio del lejano 2012 se emitió una orden ministerial que decretaba el cierre definitivo, pero hubo un cambio de normativa que posibilitaba la petición de una nueva reapertura”, recordaba. No obstante, confía en que esta sea la decisiva: “Esperemos que sea la última vez que tengamos que hablar de esto”.

Desde la plataforma se cree que no existe ninguna vía de recurso legal efectivo que pudiera llevar a una nueva puesta en marcha de la planta nuclear. “De una vez por todas, podemos decir que hemos conseguido entre todos cerrar Garoña”, se congratulaba.

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