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“Los profesores tenemos una obligación: potenciar el talento de los alumnos”

José Antonio Marina.

Eduardo Azumendi

“Yo definiría el talento como el uso que se hace de la inteligencia; y el talento no está antes de la educación, está después. Es decir, tras pasar por las manos de los profesores. Nuestra obligación es desarrollar el talento de cada alumno”. José Antonio Marina, filósofo y profesor, destaca una y otra vez el papel que tienen los “buenos profesores” como guías para el desarrollo del talento. Por eso, aboga por reconocer a los mejores docentes, potenciar su formación y subirles el sueldo.

El filósofo ha participado en el encuentro anual de la Red Universitaria de Estudios de Posgrado y Educación Permanente organizado por la Universidad del País Vasco (UPV) y la Universidad de Deusto. Marina clausuró el encuentro con su conferencia Retos del Sistema Universitario Español, donde desgranó los desafíos de la educación en “un mundo de incertidumbres”.

Según Marina, no se valora la capacidad pedagógica del profesorado universitario. “De hecho, no se valora ni institucionalmente, pues para los sexenios solo cuenta la investigación, por ejemplo. Ni siquiera se considera que un docente tenga que tener la capacitación para ser profesor universitario. Saber mucho de una asignatura no te hace tener aptitudes pedagógicas, necesariamente”, apunta en declaraciones al diario Campusa, de la UPV.

Al hablar de educación y del valor de los docentes, inevitablemente sale a relucir el modelo finlandés. “ Finlandia fue el último país de Europa que pasó una hambruna, ha sido la última palabra del credo, un estado sometido a Rusia o a la Unión Soviética. Pero en los años 70 dio un impulso a la educación y ahora es el país que se pone como ejemplo de buena gestión educativa. Ahí los docentes son profesionales valorados y tienen gran prestigio. Aquí cada Gobierno publica una Ley de Educación en el BOE y cree que ha solucionado el problema; pues no, empecemos desde abajo”.

Entre los complejos que tienen que aparcar los docentes es que si no saben utilizar las nuevas tecnologías o “el último artilugio, saben menos que el alumno”. “Hay que desmitificar su poder, un burro conectado a internet, seguirá siendo un burro. Las nuevas tecnologías no han tenido relevancia alguna para la educación. Los profesores tenemos una función educativa, y es potenciar el talento de los alumnos”.

En este punto, define el talento como “el uso que se hace de la inteligencia; y el talento no está antes de la educación, está después. Es decir, tras pasar por nuestras manos. Nuestra obligación es desarrollar el talento de cada alumno. Una de las características que refuerza el talento es la perseverancia. Tenemos que fomentar la cultura del esfuerzo, que en una época de educación permisiva se ha desprestigiado”.

Falta de respeto

Falta de respetoEn su opinión, el trabajo docente es muy importante en las universidades públicas para conducir a los alumnos y que no se pierda todo el talento que “pasa por nuestras manos”. Por ello, reivindica la necesidad de formar a los profesores, pues “por saber muy bien una asignatura no vas a enseñar bien. En las universidades hay siempre un personaje detestable que suspende al 90% y se enorgullece como si fuera un signo de distinción. Bien, pues a ese profesor hay que expulsarle. La aptitud pedagógica no se da por saber mucho”.

En cuanto al respeto del alumno hacia el docente, reconoce que ahora es más difícil “hacerte respetar”. “Los alumnos no te van a respetar por ser profesor, pero sí por cómo les tratas, por tu talla intelectual, por tu dedicación… Hay algo que todos los alumnos distinguen bien, y es si te estás tomando en serio la asignatura y si les estás tomando en serio a ellos. Te respetarán, seguro”.

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