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El rock le ganó la batalla a la lluvia en el Music Legends

Lluvia y más lluvia durante el concierto de The Steepwater Band en el BBK Music Legends Fest.

Aitor Guenaga

¡Lo que ha podido llover en la segunda edición del Music Legends Fest!

Si el irlandés Van Morrison, auténtica leyenda de la música contemporánea, cerró las compuertas del cielo durante su memorable actuación del viernes (90 minutos de reloj, as usual), la descarga rockera de los estadounidenses The Steepwater Band y la prodigiosa voz de la también irlandesa Imelda May -como el maestro Van The Man- fueron insuficientes para taponar el cielo sobre la Ola (Bizkaia).

A los Steepwater, la banda estadounidense que nació a finales de la década de los 80, tuvimos ocasión de verles hace bien poco en Bilbao descargando balas de su último disco 'Shake your Faith', uno de los temas con los que los de Chicago intentaron sin éxito parar el diluvio que descargó sin piedad sobre la segunda edición del Music Legends Fest. Por cierto, una propuesta musical previa a las grandes liturgias comunitarias musicales del verano que, precisamente por su medida humana, va camino de consolidar una comunidad de seguidores muy fiel. Frente a viento y marea (o lluvia, en esta ocasión).

Durante la actuación de Steepwater Band, el público se repartió entre la carpa lateral junto a la barra o la de detrás de la mesa de mezclas. Pero también hubo quienes, ataviados con chubasqueros a un euro y de todos los colores, aguantaron el aguacero como si las gotas de agua no fueran con ellos. La ayuda de Jeff Massey (cantante y guitarrista), de Eric Saylors (segunda hacha), del resto de la banda y, sobre todo, de su rock pesado sureño fueron la vacuna perfecta contra las gotas de agua. Total, como decía el replicante Nexus-6 Roy Batty, “todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia”. ¡Es hora de... más rock! Porque, ¿quién quiere vivir con miedo? ¿Quién quiere ser esclavo?, ahora que los seguidores de la música de estadios se han dado cuenta de que todos somos objetivos del terrorismo indiscriminado yihadista.

Los Steepwater se despidieron con el Jumpin’ Jack Flash de los Stones e Imelda May volvió al escenario que ya había compartido el día anterior con Van The Man para entregarse a la leyenda de la música mientras ambos acariciaban con sus gargantas al malogrado Sam Cooke. La dublinesa se acurrucó este sábado casi en el borde del escenario y, sentada, cantó Call me. Después When it’s my time, y muchos temas más.

La May no es que parezca otra -ha dejado de lado su look de rockabilly y se ha soltado la melena-, es que es otra. Ha crecido musicalmente. Su voz, con unos registros casi imposibles, es capaz de flirtear con cualquier propuesta musical. Y cuando vas de la mano del productor y midas musical T-Bone Burnett -todo lo que toca es oro, como lo último de la May ‘Life, Love, Flesh, Blood’- la cosa se agranda por momentos. Hay tiempo hasta para tocar el pandero y danzar bajo la lluvia. No se la pierdan cuando vuelva por estos lares.

Warren Haynes y cia detienen el diluvio

Pero alguien tenía que parar la lluvia del sábado. Alpha Blondy sumó enteros para ello, pero otra cosa es Gov't The Mule. Normal. Hemos llorado tanto la muerte de Gregg Allman la semana pasada que nadie quería empaparse mas ... salvo de ese rock sureño, rock duro y ese blues-rock que ha hecho crecer y crecer la parroquia de este grupo en sus más de dos décadas de existencia.

Gov’t Mule son el guitarra y frontman Warren Haynes -quien junto a Allen Woody (ya fallecido) han militado activamente en el mítico combo de southern rock The Allman Brothers Band- el baterista Matt Abts, el bajista Jorgen Carlsson y el hombre para todo Danny Louis. Decía uno de los asistentes al concierto de este sábado que “Warren llamó en todo momento y durante todo el bolo a su gran colega Gregg con las seis cuerdas de su guitarra” (y a veces 12 cuerdas, como cuando descargó toneladas de adrenalina rockera ante el público con su preciosa Gibson).

“¡Y estoy convencido de que Gregg le oyó. Fue algo único”, aseguraba este seguidor de los Mule desde siempre. Probablemente fue cuando atacaron con Soulshine o tal vez cuando descargaron Dreams, dos temazos de los Allman Brothers. Es difícil saberlo. Había que estar allí para descifrarlo.

Hubo más. El reggae de Alpha Blondy, el Gran Wyoming y Los Insolventes -rojo hasta en el atuendo- o los prometedores Mud Candies. Solo podemos desear que la tercera edición de este festival ya consolidado mantenga el nivel alcanzado en las dos primeras entregas. No es tarea fácil.

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