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Los servicios públicos no detectan el maltrato a mujeres con enfermedad mental

violencia machista

Eduardo Azumendi

Tres de cada cuatro mujeres con enfermedad mental grave han sufrido violencia en el ámbito familiar o en la pareja alguna vez en su vida; alrededor del 80% de las mujeres con trastorno mental que han estado emparejadas en algún momento de su vida han sufrido violencia procedente de la pareja; el 52% de las mujeres con enfermedad mental conviven con familiares han sido víctimas de malos tratos en el último……… A pesar de la gravedad de estas cifras, la problemática de la violencia contra las mujeres con enfermedad mental no “está suficientemente presente ni en las instituciones públicas que trabajan con mujeres que están sufriendo violencia, ni en los servicios públicos de salud –particularmente de salud mental-, ni en las asociaciones que trabajan con personas con enfermedad mental”. Eso es lo que asegura la Federación de Euskadi de Asociaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (Fedeafes), que ha editado una guía donde recoge las principales conclusiones de su investigación sobre violencia contra las mujeres con enfermedad mental y aporta una serie de sugerencias a las instituciones para descubrir este tipo de casos.

Según Fedeafes, la mayoría de los casos de violencia permanecen ocultos para los servicios públicos que atienden situaciones de violencia contra las mujeres, e incluso para los mismos equipos psiquiátricos y psicológicos. Por eso, su guía pretende proporcionar datos y pautas que puedan servir para sensibilizar a los profesionales que trabajan con mujeres con enfermedad mental de la elevada prevalencia de la violencia en este colectivo.

El estudio, realizado durante los años 2015 y 2016 con la colaboración de 33 profesionales, de Osakidetza y de las instituciones, pone sobre la mesa la preocupante realidad de las mujeres con enfermedad mental grave, ya que además de sufrir la violencia en un porcentaje entre 2 y 4 veces mayor que el resto de las mujeres, en un 40% ni siquiera identifican como violencia los episodios que están padeciendo. Este trabajo es además el primero a nivel estatal, ya que apenas existían obras previas con datos cuantitativos.

Además, quiere alertar sobre las conexiones existentes entre violencia y enfermedad mental. “La violencia está en muchas ocasiones en el origen de la enfermedad mental. Padecer una enfermedad mental, particularmente si es grave, incrementa el riesgo de sufrir violencia. El maltrato empeora la sintomatología de una enfermedad mental preexistente”, resumen desde Fedeafes.

La finalidad es identificar situaciones de violencia en mujeres con enfermedad mental -con o sin diagnosticar- por parte de los servicios sociales, los servicios de salud (especialmente la Red de Salud Mental) y las asociaciones de personas con enfermedad mental. “Se trata de señalar algunas orientaciones que puedan guiar la actuación profesional tras la detección de un caso de maltrato. Está tan arraigado en nuestra sociedad el mito de que las personas con enfermedad mental son violentas, que cuesta trabajo visualizar la violencia que sufren. Sin embargo, los estudios cuantitativos que se han realizado en el ámbito estatal arrojan cifras escalofriantes”. Al igual que en resto de la población femenina, el tipo de violencia más frecuente en la pareja es la psicológica. Sin embargo, la violencia física y la sexual son también muy elevadas. Por ejemplo, más de la mitad de las mujeres enfermedad mental han estado en pareja han sufrido violencia física; algo más del 40% han sufrido violencia sexual.

“En la mitad de los casos”, apunta Fedeafes, “el profesional de referencia en la Red de Salud Mental de la mujer no conocía la existencia del maltrato ocurrido durante el último año”.

Incremento del riesgo

Existen factores personales y estructurales que incrementan el riesgo de victimización que tienen todas las mujeres en presencia de una enfermedad mental. Muchos de ellos tienen causas de origen social, por lo que “puede trabajarse en su minimización, fomentando el empoderamiento y la participación social de las mujeres con enfermedad mental”.

Los factores de riesgo más importantes son, entre otros, la carencia de autonomía y la dependencia de otras personas; la carencia de empleo y de recursos económicos; la baja participación social; el aislamiento social y la soledad; el estigma social que rodea la enfermedad mental y la falta de recursos propios para defenderse.

Para detectar situaciones de violencia cuando el profesional está con la víctima, Fedeafes subraya que la pauta principal es tener siempre en mente que la mayoría de las mujeres con enfermedad mental que se atienden en las consultas, en los servicios sociales o en las asociaciones están sufriendo o han sufrido en el pasado violencia psicológica, física y/o sexual en la pareja o en la familia. Por lo tanto, “debe abordarse sistemáticamente con las mujeres con enfermedad mental el tema de la violencia”.

La autora de la investigación, Alicia García Santos, asegura que estos datos son “la punta del iceberg” y apela a seguir profundizando con nuevos estudios para “tener una visión más completa” sobre la abrumadora tasa de abusos que sufren estas mujeres. García Santos ha explicado que entre los tipos de violencia que sufren las mujeres con enfermedades mentales cabe diferenciar la psicológica, la física, la sexual, la económica e incluso la institucional, que es la que se da entre personas que se encuentran internadas en una institución. Sobre este último punto, ha apuntado que es un nuevo campo en el que “queda todo por explorar”.

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