Un año duro para la solidaridad
“2013 es un año para olvidar”. Raúl G., con 58 años y pintor de profesión, jamás se imaginó que a las puertas de la jubilación se iba a ver en su situación actual: cobrando el subsidio de desempleo, sin esperanzas de encontrar un trabajo mínimamente estable y condenado, en el mejor de los casos, a “saltar de chapuza en chapuza” hasta que pueda jubilarse. Una fecha que la ve “muy lejana”. Raúl G. es un producto de la crisis y una prueba de que el imparable aumento del desempleo ha puesto a prueba los cimientos del Estado del Bienestar en Euskadi, que antes de la crisis se creía firmemente asentados y ahora, seis años después, se tambalean. 2013 ha sido un año muy duro para la solidaridad.
Con todo, Euskadi puede presumir de contar con el mejor sistema de protección social de España al garantizar el cobro de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI) a todos los ciudadanos sin recursos. Sin embargo, el Servicio Vasco de Empleo-Lanbide acumula quejas por su gestión de la RGI y la bolsa de perceptores cada vez ha ido creciendo más durante 2013. Hasta el punto de que la pregunta ya ha empezado a rondar entre expertos y políticos: ¿Hasta cuándo puede aguantar el sistema?. El que no aguanta es el de las Ayudas de Emergencia Social. Los ayuntamientos y los partidos de la oposición se han cansado de reclamar más dinero al Gobierno. Y solo al final de año ha accedido a desembolsar dos millones más (para un total de 19). El compromiso para 2014 es incrementar la partida.
Aunque con retraso respecto al resto de España, los vascos han tenido que hacer frente este 2013 al copago de los medicamentos. El Gobierno vasco se resistió hasta el último momento, pero ha tenido que ceder. Al menos, ha ideado una fórmula para compensar a los ciudadanos con menos recursos. Sistema que será efectivo desde enero.
Dos desahucios al día
También se han buscado fórmulas para paliar el drama de los desahucios, una pesadilla que ha sacudido con fuerza a Euskadi y que es la culminación del proceso de exclusión social. Los procedimientos de desahucio iniciados en los juzgados vascos en el primer semestre del año han sido 449, es decir, dos al día. Un movimiento como la plataforma de Stop Desahucios se ha mostrado muy activa en los tres territorios, hasta constituirse en el principal punto de referencia de las familias afectadas y la única esperanza de poder detener el lanzamiento.
Otra de las lacras que han sacudido el País Vasco durante 2013 es la violencia de género. Casi 5.000 mujeres reciben protección de la Ertzaintza para hacer frente a situaciones de violencia de género o doméstica. Es una cifra que en los últimos años siempre ha ido al alza. Las medidas de protección que presta la Ertzaintza varían en función del riesgo y de las circunstancias concretas de cada víctima, pueden ir desde la formación en medidas de autoprotección hasta el establecimiento de un sistema de seguridad para la víctima mediante escolta personal.
Y como colofón al año, el Gobierno central aprueba el anteporyecto de Ley Orgánica de Protección de la Vida del Concebido y de los Derechos de la Mujer Embarazada, popularmente conocida como la nueva 'ley del aborto'. En Euskadi, ha puesto en pie de guerra a los partidos (incluso algunos miembros del PP vasco se han desmarcado), instituciones y sociedad en general, cuando hasta ahora se trataba de una cuestión que en la comunidad autónoma discurría con normalidad.
En el sector de la Educación, el año ha transitado en calma para la red pública. Sin embargo, en la red concertada los tambores de guerra empezaron a sonar con el comienzo del curso 2013-2014 y no han dejado de hacerlo. Los colegios concertados, especialmente los de corte religioso, están pasando por el peor momento de su historia educativa. Las concentraciones, paros y huelgas se han sucedido y las espadas siguen en todo lo alto.
