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“Por la noche me siento incómoda, no puedo ser yo misma”

Una cadena humana de tres kilómetros contra la violencia de género este sábado en las playas de Isla Cristina

Iker Rioja Andueza

“Tengo miedo”, escribe en mayúsculas una joven universitaria de 19 años de Barakaldo preguntada por el machismo y las posibles agresiones sexistas o sexuales en determinados entornos. El temor entre las mujeres en la calle, por la noche y en zonas oscuras o deshabitadas, no entiende de edades o lugares. “Durante el día me siento bien, pero por la noche me siento incómoda, observada. Es como si no pudieras ser tú misma”, abunda otra adolescente.

Son las conclusiones de una investigación titulada ‘¿La calle es mía?’ y elaborada por los expertos María Rodó de Zárate y Jordi Estivill i Castany en colaboración con el Instituto Vasco de la Mujer (Emakunde). El trabajo ha sido presentado hoy en la sede de la institución en Vitoria. Coincide con un último caso de gravedad registrado en Leioa en el contexto de las celebraciones de Halloween, con una víctima de solamente 14 años.

De alguna manera, se incide en que el propio entorno social propicia este clima de inseguridad. A las chicas –concluye el informe apoyado en 70 testimonios de chicos y chicas de Vitoria, Barakaldo y Hernani- “se les transmite que el espacio público es un espacio hostil e inseguro” y que tienen menos libertad que ellos. Aumenta su sentimiento de “vulnerabilidad” conforme crecen y “sus cuerpos son leídos como femeninos” por varones heterosexuales.

Los testimonios de ellas aluden a temor a ir solas por soportales, subterráneos o trenes. Muchos municipios han trazado mapas de peligrosidad con el apoyo de colectivos feministas para, desde un urbanismo más amable y una mejor iluminación, evitar esos focos de riesgo. Una de las conclusiones más llamativas del trabajo es que, de niños, ellos también tienen miedo en la calle, miedo a sufrir un atraco o a ser víctimas de una paliza. Miedo a otros hombres. Los investigadores concluyen con rotundidad, sin embargo, que de adultos, por el contrario, “encajan en el rol masculino de dar miedo y no tenerlo”. Eso sí,  en el documento se leen testimonios como el de un chico de 17 años que asegura no “dar miedo” y que hace todo lo posible para no incomodar a las mujeres cuando se cruza con ellas por la noche.

Miedo a los magrebíes

Rodó de Zárate ha alertado de un cierto imaginario de “falsa igualdad” en Euskadi, una cierta generalización del pensamiento de que el País Vasco está mejor que otras zonas de España o que otros países en este terreno. O también de que los problemas, cuando los hay, sólo son cosas de inmigrantes, en concreto de magrebíes. “A mí los extranjeros también me dan más miedo, sobre todo los moros. Voy a dar clases particulares a una casa y justo abajo suelen estar en la acera una cuadrilla de hombres moros y te hacen rayos X al pasar. A mí me da mucho miedo”, opina una joven de 17 años entrevistada para el estudio. Una compañera abunda: “A mí me da pena sentir más miedo por los extranjeros, pero es así. Bueno, no es de los extranjeros. Siento más miedo de esos extranjeros [por los magrebíes]”.

Para Rodó de Zárate no se puede “invisibilizar” que la desigualdad existe aquí y ahora, en la calle y en el hogar. Denuncia que no existan mensajes claros y rotundos para los chicos “dirigidos a prevenir el origen de la violencia” ya que pervive en ellos una “cierta cultura” machista. “El piropo no es un halago, es un acoso en sí mismo”, ha puesto como ejemplo la experta. En todo caso, ha reconocido que está creciendo de alguna manera la “empatía” de ellos sobre esta materia, aspecto en el que ha pedido profundizar. “He aprendido como hombre y como feminista que debemos saber identificar hasta dónde debemos estar y dónde debemos decir ‘Aquí no, aquí las mujeres’”, apunta con claridad uno de los participantes en el estudio.

Desde Emakunde, Izaskun Landaida ha recordado los protocolos activados en distintos ámbitos contra la violencia hacia las mujeres en espacios públicos, por ejemplo en fiestas populares. Ha indicado, por ejemplo, que Leioa ha convocado un acto unitario en repulsa por los últimos sucesos con una menor agredida, presuntamente por un joven de 18 años que ha quedado en libertad con cargos tras ser arrestado por la Ertzaintza. Landaida ha planteado afrontar este problema, en todo caso, sin que “implique restricciones de movimientos” para las mujeres o sin que eso suponga “invisibilizar” otras violencias cotidianas que se dan en el hogar y puede que no tengan tanta repercusión. Ha dicho también que los casos de agresiones registrados por la Ertzaintza han caído en 2016 un 13% en relación a 2015.

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