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Las tensiones territoriales amenazan con reventar Confebask

Eduardo Azumendi

El pasado mes de julio Nuria López de Guereñu anunció su decisión de abandonar su cargo como secretaria general de Confebask. Lo hizo conforme le obligaba su contrato: con seis meses de antelación. Desde entonces, los cimientos de la patronal vasca no han dejado de temblar. López de Guereñu, ligada al PNV, adujo entonces que se trataba de una decisión personal con la que pretendía “iniciar una nueva andadura vital y profesional en otros campos”. Era la manera elegante de no decir que se marchaba cansada de las desavenencias y las tensiones internas con las que ha tenido que lidiar desde que se hizo cargo del puesto, según fuentes conocedoras del proceso. Tensiones que no han dejado de crecer a medida que se acerca la fecha de salida, el próximo mes diciembre.

Las patronales alavesa (SEA) y guipuzcoana (Adegi) han aprovechado este momento de máxima debilidad de Confebask para volver a poner encima de la mesa sus reivindicaciones de mayor protagonismo territorial en detrimento de la organización central. Un tira y afloja que amenaza con reventar las costuras de la patronal vasca, cuyo presidente Miguel Ángel Lujua (aupado al puesto por el PNV), termina su mandato en julio del año que viene. La llegada de Lujua al cargo supuso la ruptura de una tradición en la casa: por primera vez una persona que no es un empresario tomaba las riendas de la patronal.

“En el fondo, lo que está ocurriendo es un asunto que nunca ha terminado de resolverse y que arrastra la organización desde que nació hace más de 30 años: protagonismo de las territoriales por encima de Confebask, reproduciendo el estilo y el poder de las diputaciones frente al Gobierno”, explica un empresario que conoce la casa. La confederación patronal vasca y sus tres poderosas organizaciones territoriales han vivido en un estado de tensión casi permanente desde que en 2002 el lehendakari Juan José Ibarretxe trató de que respaldaran su proyecto de Nuevo Estatuto soberanista. Una iniciativa que, según los empresarios, provocó el enfrentamiento institucional, la crispación ideológica y la división social.

Tensión bajo control

La tensión territorial se ha logrado mantener bajo control en diferentes periodos coincidiendo con la personalidad y el perfil más o menos sólidos del presidente y del secretario general. Es el caso de los mandatos de Miguel Lazpiur (presidente de 2005 a 2011) y de José Zubía (secretario general de 1995 a 2010) puestos desde los que sufrieron de cerca los asesinatos, secuestros y extorsión de empresarios por parte de ETA.

Ahora, cuando llega la hora del relevo de López de Guereñu la patronal alavesa ha rescatado una propuesta con la que pretende difuminar la imagen de Confebask como máximo órgano de representación de los empresarios vascos: que el secretario general de la patronal (equivalente al de director y de máxima relevancia) sea ocupado de manera rotatoria por los secretarios generales de las patronales territoriales. “Con este sistema queda descafeinada la organización central”, advierte otro empresario. En el caso de la presidencia, seguiría como hasta ahora, cambiando también de forma rotatoria cada cuatro años entre personas que son designadas por las patronales territoriales. Precisamente, en julio, cuando llega el relevo de Lujua es al SEA al que le toca la designación.

La propuesta alavesa ha encontrado eco en la patronal guipuzcoana Adegi, harta de la situación, proclive a ir por libre y seducida por la posibilidad de aligerar la estructura de Confebask. “El modelo como tal”, recalca un empresario, “no va a saltar; otra cosa es que pueda sufrir cambios. Es una situación complicada y crítica, pero a nadie le interesa echar por tierra la marca Confebask”.

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