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“Las confesiones religiosas no ponen trabas a la mujer, las ponen las personas”

Las participantes de la mesa redonda organizada por Pastoral Universitaria con el apoyo de la UPV-EHU

Natalia González de Uriarte

¿Las tradicones religiosas posibilitan el desarrollo de la igualdad de género? Con un 'sí', algunas con matices, han respondido las cinco participantes de la mesa redondo organizada por la Pastoral Universitaria con el apoyo de la UPV-EHU. Han dado fe de ello además de argumentos para tratar de convencer a un auditorio -repleto y eminentemente femenino- de que las mujeres han jugado, juegan y jugarán un papel primordial en las religiones.

Y la coincidencia en ese convencimiento no es baladí, ya que las militancias religiosas presentes en la mesa eran de lo más variopintas. Ha participado Noezha Abousalsma,musulmana, licenciada en Filología e investigadora en estudios de género, especialmente “Mujer e Islam”; Begoña Agiriano,  monja budista, doctora en Filología Francesa y profesora en la Facultad de Letras de la UPV/EHU, además de presidenta de la Asociación zen de Euskalherria; Malka González Bayo, judía,  asesora de Mujer y judaísmo y psicoanalista miembro de la  International Association for Analitical Psichology de Zürich; Daniela Ursu, cristiana ortodoxa e interprete de rumano y Loli Asua Batarrita, cristiana católica, licenciada en Ciencias Sociales y Políticas y en Teología y profesora emérita de la Escuela de Magisterio de la UPV/EHU de Bilbao.

Cada una de ellas se ha reafirmado ante el público asistente en esa creencia compartida que de existe un lugar tan importante para la mujer en su religión como lo existe para el hombre; y las reflexiones u opiniones contrarias a esta premisa, las atribuyen a las diferentes interpretaciones que sobre los textos bíblicos, del Antiguo Testamento, del Nuevo o del Corán, se han hecho de forma interesada en diferentes momentos históricos y o a que han sido fruto de una contextualización de cada época y lugar. “Las confesiones religiosas no ponen trabas a la mujer, las ponen las personas”, ha declarado Daniela Ursu, cristiana ortodoxa y esposa de un sacerdote de esa confesión destinado en Vitoria, que defiende el “rol activo” de las mujeres en su Iglesia. “Somos sacerdotes en casa, siempre nos hemos ocupado de transmitir la fe a nuestros hijos de generación en generación. Hay un comité de la mujer, nos dedicamos a las tareas administrativas y educativas. Estamos muy integradas y contamos con el apoyo y respeto de los hombres”, ha relatado Ursu, que ha asegurado que “si cumpliéramos con la palabra de Dios, no habría violencia de género”.

“El radicalismo impide que el Islam se practique como se debe”

A su lado, Noezha Abousalsma, ha confesado que como musulmana no se siente privada por el Islam de ningún derecho por ser mujer. “Se da una contradicción en la realidad entre lo que dice el Corán y lo que dicta la costumbre. La sociedad hace lo contrario de lo que recoge la ley divina. Es el radicalismo el que impide que el Islam se practique como se debe, porque en el Islam no hay prohibición, no hay jerarquías, yo me siento amparada por lo derechos que se me otorgan como mujer y puedo ejercer plenamente la fe como los hombres”.

Malka González Bayo, judía,  asesora de Mujer y judaísmo y psicoanalista miembro de la  International Association for Analitical Psichology de Zürich también considera que las interpretaciones han desvirtuado los conceptos originales de las tradiciones litúrgicas y espirituales. “Por poner un ejemplo, las mujeres estábamos exentas de vestir la 'kippah'- pequeño gorro ornamental de los judíos ortodoxos- y con el tiempo esa falta de obligación ha sido interpretado como una prohibición y no es así”. “¿Qué me aporta cómo mujer el judaísmo?, un manantial inagotable de conocimiento, también sobre la cuestión de género”, ha añadido.

Mujeres dignas pero indignadas por toda la cerrazón eclesiástica

Pese a que el hilo conductor ha sido ese argumento en defensa de la religión como posibilitadora del desarrollo de la igualdad, también ha habido un espacio para la autocrítica, sobre todo por parte de las representantes de la religión católica y de la monja budista. Loli Asua, católica, teóloga y profesora emérita de la UPV-EHU, después de poner en valor las referencias al matriarcado presentes en los episodios bíblicos, a través de figuras como Ruth, Sara, Rebeca o Raquel, ha afirmado que la mujer hace posible la fusión entre las diferentes tradiciones culturales y religiosas.

Asegura que la tradición católica sí permite desarrollar la igualdad, pero acto seguido ha reconocido que también hay impedimentos. “Eso no quiere decir que no estemos en desacuerdo con muchas cosas y peleemos por cambiarlas. Podría decirse que nos sentimos mujeres dignas pero indignadas por toda la cerrazón eclesiástica y la dificultad de la Iglesia para adaptarse a los nuevos tiempos. Por eso decidí estudiar teología. Es de vital importancia tener conocimiento para entender la tradición y actualizarla”.

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