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La 'venganza' de un ayuntamiento contra un vecino

Txema Zarate, vecino de Zamudio, delante de las estacas tiradas en el suelo junto a su terreno./EDN

Alberto Uriona

Bilbao —

La historia se repite. Un vecino en el punto de mira del Ayuntamiento por haberse enfrentado y sobre todo haber provocado que una alcaldesa tuviera que dejar su puesto por prevaricación. Y por unas simples estacas, que Txema Zarate, vecino de un caserío de Zamudio, sigue sin poder instalar seis años después pese a que dos fallos judiciales, ya firmes, le dieron la razón. El nuevo alcalde le sigue sin conceder el permiso de obras, una actitud que la Audiencia de Bizkaia ha considerado que supone un “entorpecimiento injustificado en la concesión de la licencia”.

En un fallo dictado el pasado 4 de noviembre, la Audiencia vizcaína lanza una reprimenda contra el alcalde de Zamudio Igoitz López (PNV) pero no acepta la petición del vecino de la existencia un delito de prevaricación y remite al afectado a dirimir “la controversia en el ámbito competente, en el contencioso administrativo, como de hecho está sucediendo”.

La peripecia de Txema Zarate supuso que en 2011 la entonces alcaldesa, Sorkunde Aiarza, tuviera que abandonar su puesto, y no poder optar a ningún cargo público, al ser condenada a nueve años de inhabilitación para cargo público por prevaricación (dictar a sabiendas una resolución injusta) por derribar las estacas. Zarate ya irritó a la Diputación de Bizkaia en la década de los 90 al revelar la existencia de unos restos históricos en el trazado previsto para el corredor del Txorierri, la carretera de circunvalación en torno a Bilbao abierta en 2003. Esos restos formaban parte de la ruta juradera del Camino de Santiago. El trayecto tuvo que variarse con un sobrecoste de seis millones de euros.

Cree que esto supuso que le pasaran “la factura” cuando en 2006, debido al paso de camiones de gran tonelaje que dañaban su solar, pidió licencias de obras para instalar unas estacas que delimitasen su propiedad. Ante la falta de respuesta, y amparándose en el silencio administrativo positivo, instaló 43 estacas en mayo de 2007. Pero en menos de cinco días, por decreto, sin ningún informe y sin esperar a que se pronunciase el juzgado al que había recurrido Zarate, como sentenciaron los jueces, la alcaldesa ordenó el derribo.

La historia pareció acabada cuando un juez y la Audiencia de Bizkaia, ya en fallo firme, condenaron por prevaricación a Sorkunde Aiarza (a quien el PNV le ha recolocado como máxima responsable del Museo de Reproducciones Artísticas de Bilbao) y ordenó la reposición de las estacas. Fue en noviembre de 2010 pero tres años después sigue sin poder colocar las estacas.

Ha recurrido a los tribunales, tanto en la vía del contencioso como en la penal porque el Ayuntamiento de Zamudio sigue sin concederle la licencia de obras. En la penal la Audiencia ya ha dicho que no existe delito de prevaricación en la actuación municipal aunque matiza que el “sobreseimiento es provisional y no libre, lo que significa que si en el futuro se materializasen nuevos indicios racionales de criminalidad, la causa sería reabierta”. Zarate seguirá la lucha resignado. Como dijo hace tres años, cuando ganó el pleito, “esto pasa en muchos pueblos, pero no se denuncia”.

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