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“La viabilidad de las empresas no puede ser a costa de la salud de los trabajadores”

Alberto Alonso Martín, director general de Osalan, en su despacho.

Eduardo Azumendi

Alberto Alonso Martín (Oñati, 1976), director del Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laborales-Osalan tiene una obsesión: que Osalan forme parte natural de la vida cotidiana, que la conciencia de la importancia de la prevención se extienda en todas las capas sociales, en todos los estamentos, en cada persona. Con el balance de la siniestralidad laboral de 2018 aún caliente (34 muertos y 35.786 accidentes con baja), Alonso enfatiza que “cada accidente que sufre un trabajador no es un dato más, es una vida truncada o incapacitada”. Por eso, incide en que “la responsabilidad social de las empresas empieza por cuidar de sus propios trabajadores”.

¿Aprecia una tendencia a la contención en el número de accidentes en 2018 respecto a anteriores años?

Se ha producido un incremento en el bruto de los datos, pero lo importante es que ha bajado el índice de incidencia, es decir el número de accidentes por cada mil trabajadores: 37,87 por mil.

¿Hasta dónde se puede bajar?

El objetivo es cero accidentes. ¿Irrealizable? Venimos de una Euskadi donde hace 25 años se contabilizaban más de 100 trabajadores. Estoy convencido de que el objetivo cero accidentes es muy ambicioso, pero debe ser el que marque el camino. Es positivo el ver cómo se disocia el total de accidentes del índice de incidencia. Si crecen los dos significa que trabajamos más y peor. Ahora, trabajamos más, pero el riesgo del trabajador de sufrir accidentes va bajando. Eso quiere decir que cada vez se aplican más las medidas de prevención.

Salir de la crisis no puede ser a costa de la salud de los trabajadores. Una empresa nunca puede ser rentable gracias a que se ahorra en la prevención de accidentes de sus trabajadores. Ahora que se habla tanto de la responsabilidad social de las empresas, que menos que cuidar de sus propios trabajadores.

La reforma laboral sí que afectó a todo lo relacionado con la prevención. ¿Se ha recuperado?

La prevención laboral se resintió con la crisis y el miedo de los empresarios a que sus empresas no fueran viables. Hubo quien tuvo la tentación de pensar que una forma de ahorrar costes era recortar en prevención. A medio y largo plazo esa medida fue errónea porque no se dieron cuenta de que la prevención no es un coste, sino una forma de inversión en la propia empresa.

Al hablar de accidentes laborales parece que siempre se visualiza la industria y la construcción, pero es en el sector servicios donde se concentran más siniestros.

Así es. Una cosa es el riesgo visual al que estamos acostumbrados y otro el riesgo invisible. El sector servicios es especial. Por un lado, tiene una alta prevalencia de riesgos psicosociales, que no ven en un primer momento. Y por otro lado, la inmensa mayoría de las empresas del sector servicios son muy pequeñas. Ahí no existe la representación sindical. Y eso hace que no exista la figura del delegado de prevención y se hace más difícil llegar a ellas. Pero vamos a explorar cómo llegamos a ese tipo de empresas, en apariencia con riesgos invisibles.

Un riesgo invisible como la lacra del amianto.

Sí, es cierto. Como Osalan hemos puesto todas las herramientas que la ley nos ha permitido poner sobre la mesa. Tenemos un registro de trabajadores con sospecha de haber trabajo con amianto en algún momento de su vida laboral. Ese registro sirve para que exijamos a los servicios de prevención de las empresas que hagan una vigilancia exhaustiva de la salud de esos trabajadores. Y una vez acabada su vida laboral, se traslada su expediente a Osakidetza para que se les siga vigilando. Osalan hace todo lo que está en su mano.

¿Osalan forma parte natural de la vida cotidiana de los políticos y de los ciudadanos?

En Euskadi no nos podemos permitir el lujo de estos números de accidentes laborales. Algo se ha hecho. La consejera de Trabajo lleva mensualmente al Consejo de Gobierno los datos sobre accidentes laborales y se comenta. Tenemos tan interiorizado que los accidentes pueden ocurrir que lo normalizamos. Cada accidente que sufre un trabajador no es un dato más, es una vida truncada o incapacitada.

Se habla de los accidentes y parece que queda más de lado lo relacionado con las enfermedades profesionales.

Son las grandes olvidadas para la sociedad, pero no para Osalan.

La inmensa mayoría de la sociedad dedicara un tercio de su vida hábil a trabajar.

Sí, pero nos obsesionamos cuando sufrimos un accidente laboral en que se ha producido en la jornada laboral o fuera. Por ejemplo, alguien se lesiona jugando a fútbol y después se le agrava la lesión en el trabajo. O al revés, se hace daño en el trabajo y se complica más después en su vida normal. No hay una frontera como tal. Todo forma parte de un todo, que se llama salud. Las medidas que tomemos deben integrarlo todo, hay que tener una visión más amplia.

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