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El vinilo ha vuelto para quedarse

Cada vez más personas compran la música en vinilo.

Txema G. Crespo

Vitoria-Gasteiz —

¿Qué tienen en común Beethoven, Pat Metheny e Isabel Pantoja, además de que sus obras se pueden adquirir en tiendas de discos? Los tres desarrollan su carrera en géneros que todavía no han sucumbido a la recuperación del vinilo como soporte de sus grabaciones. Clásica, jazz o copla española siguen anclados en el CD, no se han incorporado de manera general a la tendencia que ya se ha impuesto en el resto de géneros, desde el trash metal al indie, incluidos los dinosaurios como Bruce Springsteen o Rolling Stones. Sí, el vinilo ha vuelto para quedarse (de hecho, para el hip-hop, la música electrónica o los dj's nunca se fue) y con una demanda creciente que ha llevado a que las fábricas no puedan cubrir la demanda en EE.UU., donde la venta de vinilos subió un 32% el año pasado con respecto a 2012. O que Metheny, uno de los jazzistas más inquietos, haya entrado en este mundo este año con su disco 'Kin', y además, un 50% más caro que el CD homónimo.

Lo que se ha constatado ha sido el fiasco del CD. “Este formato está absolutamente desprestigiado, sobre todo entre la gente joven, menor de 35 años, que se ha descargado toda su vida la música gratis”. Javier Artolazaga, desde Power Records en Bilbao, constata como se ha asentado este cambio de tendencia. La imagen más gráfica es la nueva distribución de la tienda donde el vinilo ocupa un lugar preferente. “Se han igualado ya las ventas de CD y vinilo, si nos referimos a las novedades. Y en cuanto al número de copias gana el formato clásico, sin duda, por la segunda mano”.

Los compradores de vinilo, con una creciente presencia de menores de 35 años, son gente que entiende la música como un disfrute sensorial en el que participan también el tacto, la vista y hasta el olfato, además del oído, por supuesto. Además, el tamaño importa. “El CD es el gran timo, para escuchar la música en formato digital tenemos el MP3 o Spotify, el CD es la cassette del siglo XXI” comenta Luis Vázquez de la donostiarra Beltza Records. Vázquez vincula este aumento de la demanda a su consideración como “disco objeto”. “Es como esos libros ilustrados, podrás leer una novela en formato electrónico, pero hay otro tipo de ediciones que requieren papel. Lo mismo ocurre con la música”.

“El consumidor tiene claro cuando se tiene que gastar el dinero del sudor de su trabajo en un objeto cultural ”, dice el responsable de Beltza Records. De ahí que no entienda por qué los discos de vinilo tenga esa consideración de producto de lujo con un 21% de IVA, y no el 10% cultural que tiene el libro.

Si el formato es parte clave del encanto, también se destaca el proceso de grabación. El músico canadiense Neil Young bramaba en absoluta soledad, allá por 1991, contra la digitalización de la música: “Los CD son totalmente superficiales, les falta la profundidad del sonido analógico. Donde antes había un universo de sonido, una zona de ecos y ruido, millones de partículas sonoras, ya no hay nada. Escucha un disco de principio a fin y luego el mismo CD, entero”, proponía el mítico guitarrista, desafiante, para mostrar la diferencia entre ambos. Y sigue en la pelea, como muestra la reciente actuación en el programa 'The tonight show' en una cabina para grabar vinilos.

De momento, el contenido de las grabaciones es mayoritariamente digital, por mucho que le pese a Young. Otra cosa, es el continente. Una encuesta de octubre de 2013 de la British Recorded Music Industry señalaba cómo era un formato en auge, y cómo más de un tercio de los compradores era menor de 35 años. “No cabe duda de que hay un componente nostálgico en estos nuevos compradores de vinilo”, recuerda Artolazaga. “Son gente que ha visto los discos de sus padres, que todavía los ponen y se han enamorado de este soporte”. La citada consulta británica confirma que cuando a los encuestados se les preguntó por qué lo consideraban superior al CD o a la música digital era por “el disfrute del proceso de reproducción de un disco, la calidad del sonido y el arte de la cubierta como principales razones”.

Y luego están los veteranos que han vuelto a desempolvar sus tocadiscos, a comprar agujas y nivelar platos, “porque se pasaron al CD por obligación, más que nada porque sus artistas favoritos y los nuevos grupos dejaron de publicar vinilos”, dice el responsable de Power Records. Sea por la calidad del continente, sea porque la industria discográfica trata de salir del fracaso del CD y lo digital, lo cierto es que sí, el vinilo tiene mucho futuro por delante.

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