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¿Hacia dónde está yendo Europa?

Ramón Pérez-Maura, Miguel Mora, Iñigo Méndez de Vigo, Diego López Garrido y Adam Michnick, en un debate sobre Europa en el Palacio Miramar

Paola Fernández

San Sebastián —

Tras la crisis económica y con un paro de más del 12% en la eurozona, la Unión Europea (UE) está viviendo una profunda crisis política. Los gobernantes, pero sobretodo los ciudadanos de los países miembros se muestran reticentes a implicarse en el proyecto europeo y prevalece una óptica encantada. Durante los el XXXVI Seminario sobre Europa varios expertos han analizado los factores que han llevado a que el modelo social europeo sea considerado un lastre para competir, cuando antes suscitaba admiración en el resto del mundo.

El adjunto al director del ABD, Ramón Pérez-Maura, destaca que uno de los “retos con muy difícil solución” de la UE es el euroescepticismo británico y que el actual primer ministro, David Cameron no ha gestionado “con una estrategia clara”. Además, considera que lo “más preocupante” es que tras las elecciones europeas el partido ganador en el Reino Unido, el ultra conservador, UKIP, “está sucumbiendo” a los argumentos del Frente Nacional francés.

El secretario de Estado para la UE, Iñigo Méndez de Vigo, ha apuntado que existen tres factores importantes que “han agravado la salida de la crisis en Europa”. Así, señala que el primer factor es que tomar decisiones entre 28 “no es lo mismo que cuando la UE eran 6 países” y el segundo factor es el euro, porque “las decisiones que toma un país afectan a los demás”. Finalmente, el tercer factor es la revolución tecnológica, ya que “aunque la información es muy importante, dificulta tomar decisiones”.

Por su parte, el exsecretario de Estado para la UE, Diego López Garrido, explica que “la crisis ha convertido un problema estrictamente económico en una problema social y político” y como consecuencia “ha afectado al modelo social europeo”. Aunque puntualiza que Europa “tiene competencias en materia social, pero no suficientes como para decir que hace política social”. Las consecuencias de esta fragmentación norte-sur, periferia-centro, pero sobretodo, deudores y acreedores, hacen que “no se dé la universalidad de los derechos sociales”, lo que influye en la “desafección de la gente en la construcción europea”.

La UE desde Polonia

Otro punto de vista muy diferente es el del editor de la Gazetta Wyborcza (Polonia), Adam Michnick, quien apunta que “el problema número uno de la UE no es la cuestión social, sino las relaciones con Putin”. A su juicio, lo que está haciendo Putin es “un intento de reconstruir el sistema soviético”, por ello se muestra preocupado “por los políticos que intentan no molestar a Rusia”. Sin embargo, López Garrido plantea que puede que desde Polonia se sienta así, pero según una encuesta el 26% de los ciudadanos europeos creen que la UE “está para mejorar su calidad de vida” y ha fracasado en este campo. En países como España, Italia o Grecia la gente está preocupada por su trabajo y “en esta crisis no se ha sentido suficientemente defendida ni por la UE y ni por el BCE”. Por ello, lo que hay que hacer desde la UE es “convertir esas amenazas en problemas de todos”.

Por otro lado, ha denunciado “las evidentes prácticas de corrupción” de los políticos, entendiendo que “la UE representaba mucho más que dinero” hasta que llegó Berlusconi, quien “destruyó la esencia de la democracia, demostrado que se puede comprar todo con dinero”. Así, considera que los partidos nacionalistas-católicos han ascendido porque “rechazan los valores democrático-liberales, por ser excesivamente cínicos”. El secretario de Estado para la UE también se ha mostrado “indignado” con estos partidos “populistas y xenófobos, que quieren sacar rédito a este tipo de actitudes”.

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