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Sal y llévate una pizca de Añana

Salinero trabajando en una era /Fundación Valle Salado

El próximo septiembre el Valle Salado de Añana opta a ser reconocido como Patrimonio Mundial de la UNESCO en la categoría de paisaje cultural. Este espectacular valle alavés no es sólo la explotación salinera más grande, antigua y productiva de toda Europa, sino que también tiene un valor arquitectónico, histórico, arqueológico, paisajístico y medioambiental extraordinario.

Además de la exquisita sal producida de manera tradicional, Añana cuenta con una muralla medieval que se está restaurando, antiguas herrerías, fraguas y hornos en perfecto estado de conservación, e incluso el último convento en activo de la península que perteneció a la Orden Militar de San Juan de Jerusalén, la famosa Orden de Malta. Con todo ello, el paisaje formado por las antiguas estructuras de las salinas enclavadas en el valle resulta espectacular.

Son los elementos que hacen de las Salinas de Añana uno de los conjuntos arquitectónicos, paisajísticos y arqueológicos más relevantes de Euskadi, y su visita resulta ineludible para aquellos que disfruten con los antiguos paisajes, la naturaleza del valle y, por supuesto, la comida.

Por todo ello se realizan diversas visitas que muestran diferentes facetas de Añana y sus salinas. Hay visitas para pasear por las sendas del valle, entre las estructuras de las salinas, para descubrir los manantiales salinos, el ‘Spa’ al aire libre, para aprender cómo se produce la sal e, incluso, para producirla uno mismo.

En temporada alta, durante los meses de verano, son entre 6.000 y 8.000 personas las que disfrutan de estas visitas, de las que se organizan ocho al día entre semana, y once los fines de semana. A lo largo de todo el año pasado, fueron 45.000 personas las que se llevaron una pizca de Añana con ellos.

Pero sin duda la visita estrella es ‘La Experiencia’, que aúna todas las posibilidades anteriores, y añade un visita al Aula de la Sal, donde se realiza una cata de diferentes sales ‘gourmet’ y donde comprar un pequeño ‘pack’ con las sales más selectas y representativas de Añana. Además, ‘La Experiencia’ termina con una comida condimentada con sal del valle, bien en el restaurante ‘La Era’, situado a siete kilómentos de distancia, o bien en algunos de los restaurantes con estrellas michelín de Euskadi cuyos prestigiosos cocineros, como Subijana, Aduriz, Berasategui o Atxa, han apadrinado eras –las balsas donde se produce la sal– en el valle.

La visita general al Valle Salado, así como la visita a los manantiales de agua salada, se pueden realizar durante todo el año. Pero el alma del valle es, evidentemente, la sal. Para descubrir el ‘saber hacer’ milenario de los salineros se puede visitar la producción de sal, preferiblemente en verano.

El taller salinero, donde un guía enseñará los diferentes pasos para producir sal, además de los diferentes métodos utilizados a lo largo de los años, se podrá disfrutar de mayo a octubre, durante la temporada de producción. Los visitantes, con los pies en el agua como cualquier salinero, manejarán las herramientas y, tras una hora de labor, podrán llevarse una muestra de la sal producida.

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