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El cambio climático ¿beneficia o perjudica a nuestros campos?

Natalia Martin

Diciembre es época de berza, puerro, cardo, achicoria, borraja o escarola… pero no es momento de superar los 19 grados en Lesaka y en Bera o los 20 en Doneztebe, tal y como registraban los termómetros el miércoles. Elevadas temperaturas que, sin duda, afectan a los terrenos. Los expertos aseguran que el campo nunca ha estado tan desarrollado como lo está ahora. El sindicato UAGN argumenta que la sequía y estos insólitos valores térmicos están propiciando un desarrollo tremendamente precoz de los cereales de invierno como el trigo, la cebada y la avena, fundamentales en Navarra, y también de guisantes y habas que este año han sembrado los agricultores navarros por la nueva normativa PAC. Los campos muestran ahora el mismo aspecto que presentaban el pasado mes de marzo y los agricultores no son ajenos a los problemas que esto puede acarrear.

Sin embargo, a pie de campo, no todos opinan igual. Reconocen que el cambio climático es ya palpable, pero discrepan sobre sus consecuencias. En el caso de la oliva, si bien la campaña, tradicionalmente, se ha prolongado hasta finales de enero, este año se cerró, de manera oficial, el pasado 23 de octubre. Mateo Gracia, de Agrícola La Maja, afirma que la maduración de las olivas ha sido más rápida que otros años, debido al verano especialmente caluroso que hemos tenido, pero insiste en que las fechas no son importantes “no nos importa que la recolecta sea más tarde o más temprano. Lo importante es no tener temperaturas inferiores a un grado. Este año la calidad ha sido superior”.

Sin embargo, la gran mayoría de los profesionales del sector coincide en que lo que las cosechas necesitan ahora es agua y frío. Para J. Aurelio, de frutas y verduras Aurelio, en Peralta, los cultivos se están viendo afectados: “está siendo un auténtico desastre”. El género se pudre antes y la presencia de plagas como el pulgón y el botrytis está siendo superior a la de años anteriores.

Pero hay también quien destaca la parte positiva. Merche Zabalza, de frutas Zabalza, considera que se alargan las cosechas y que el género no sufre tanto “La alcachofa no se congela, dura más tiempo en el exterior y se puede aprovechar más cantidad porque no hay que retirar la parte helada. Por eso son más grandes. Tiene todo mejor aspecto”.

El gran perjudicado está siendo el cardo, una planta que requiere de temperaturas bajo cero para una mayor calidad. “Lo importante no es el tamaño” reconoce Aurelio “y el cardo blanco que estoy preparando ahora no está como en años anteriores”.

Temperaturas elevadas en otoño

Sin apenas agua y con temperaturas extremadamente altas en verano e inusualmente elevadas en otoño, la calidad de los distintos productos se ha visto resentida desde la mitad de la campaña hasta el final. Enrique García, de la conservera La catedral de Navarra, señala que la producción de los espárragos ha sido menor que en años anteriores e irregular: “han sido menos sabrosos al final de la campaña ante la falta de agua en verano”. En el caso de los pimientos del piquillo la campaña se ha alargado 15 días debido a la tardía llegada del frío “y eso” se lamenta García “también se va a sentir en la calidad al final del proceso”.

Y es en ese punto, precisamente, en el que incide también J. Aurelio. Advierte de los peligros de que los tiempos de siembra y recogida puedan llegar a modificarse, lo que podría perjudicar notablemente a la economía del sector. “Si llegaran a coincidir los tiempos de recogida de todos los productos”, alerta, “la industria no sería capaz de hacer frente a todo y los agricultores tendríamos que quedarnos el género en casa.”

Cautos de momento, el sector espera con preocupación lo que pueda dar de sí el invierno. La falta de agua y las temperaturas demasiado altas podrían provocar un aumento de las plagas, además de una notable proliferación de las malas hierbas. No solo eso, bajo estas nuevas condiciones climáticas, alertan los expertos, la planta se desarrolla hacia arriba, lo que significa que podría no enraizar bien, no asumir los nutrientes necesarios y crecer débil… o no crecer.  

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