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Sobre este blog

Contrapunto es el blog de opinión de eldiario.es/navarra. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de la sociedad navarra. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continua transformación.

Nuestras acciones en el mundo digital afectan a vidas reales

Una filtración revela los criterios de moderación de contenidos de Facebook.

Julen Linazasoro - Educación digital y ciberseguridad. www.macsonrisas.es

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En un capítulo de Black Mirror titulado Odio nacional se retrata a la perfección la inconsciencia generalizada que prima en la mayoría de las personas que usan las redes sociales. En dicho capítulo alguien crea el hashtag #muertea… y los usuarios de una red social participan en el añadiendo el nombre de la persona que creen que se merece la muerte. Los comentarios van acompañados de insultos y todo tipo de improperios y las personas destinataria de esos insultos reciben cientos, miles de menciones con deseos de muerte.

Pues resulta que la persona que más menciones tiene y que la mayoría de los usuarios desean ver muerta, aparece muerta. La Policía investiga a las personas que participaron en el “juego” deseando la muerte de esa persona, y entre los participantes hay gentes de todo tipo y clase social. Una profesora de Primaria en concreto declara que ella no ha hecho nada ni es cómplice de nada, solo ha deseado la muerte de alguien.

Ese, precisamente ese, es gran parte del problema. No somos conscientes del impacto que tiene en otras personas nuestras acciones en el mundo online. Pensamos que podemos hacer lo que queramos, que no pasa nada, que nuestras acciones no tienen consecuencias. Ignoramos o decidimos no recordar que otras personas pueden sufrir, y mucho, por lo que nosotros hacemos sin pensar, por escribir un comentario o compartir algo. Y no me refiero solamente a insultos y amenazas, algo a lo que tristemente ya nos hemos acostumbrado aquellos que usamos las redes sociales a menudo. Si los compañeros de trabajo de esa trabajadora de Iveco que se ha suicidado hace poco porque ellos habían difundido un video sexual suyo de hacía cinco años hubieran sabido el gran impacto que estaba teniendo en esa chica y lo que podía llegar a hacer estoy seguro que se lo habrían pensado dos veces antes de difundirlo.

Tampoco lo habrían hecho si fueran conscientes de que hacerlo es delito y que conlleva penas de prisión. Esa es la otra parte del problema.

No somos conscientes de que en Internet también se aplican las leyes. Compartir una imagen de otra persona a través de Internet sin su permiso es delito. Compartir imágenes o videos de carácter sexual de otras personas sin su permiso es delito. Aunque sean de la chica o el chico que te las ha mandado a través de Tinder, Grinder o cualquiera de esas aplicaciones de citas. Compartir imágenes o videos de carácter sexual donde los protagonistas son menores es delito de distribución de pornografía infantil, y tenerlas es delito de posesión de pornografía infantil. Eso va por todos esos adolescentes que mandan y piden nudes (desnudos) y packs (enlaces a carpetas con videos e imágenes de carácter sexual de otros adolescentes) como quien pide vasos de agua.

Compartir información privada de otras personas en Internet es delito, insultar y amenazar a alguien a través de Internet es delito, y así un montón de acciones más que a diario muchas personas realizan pensando que no pasa nada y que no les va a pasar nada. Pues sí.

Ya está bien de permanecer pasivos. Debemos empezar a actuar cada vez que veamos cosas inadecuadas en las redes sociales o cada vez que alguien nos mande algo que no está bien. Si vemos algo inadecuado en una red social, podemos denunciar la publicación o el usuario. Si alguien nos manda material sexual de otra persona, además de borrarlo y avisar a la víctima (si la conocemos), debemos indicar a la persona que nos lo ha mandado que eso que está haciendo es un delito y que puede tener problemas legales, porque si alguien le denuncia los va a tener. No voy a entrar en si nosotros debemos denunciar a la persona que nos lo ha mandado en comisaría, porque la cosa se complica cuando son amigos o familia, que cada uno decida. Pero que decida siendo consciente de que esas acciones pueden arruinar la vida de alguien, y si alguien no cambia de actitud y sigue haciéndolo, una denuncia a tiempo y una intervención policial puede salvar vidas.

Si alguna vez alguien difunde material íntimo nuestro, debemos denunciarlo en la comisaría más cercana. El problema es que la vergüenza que se siente es tan grande que muy poca gente lo hace. Pero si no lo denunciamos, eso que está circulando va a seguir haciéndolo para siempre, y a lo mejor podemos volver a verlo dentro de cinco años, por ejemplo en los grupos de WhatsApp de nuestro futuro trabajo. Muchas veces cuando algo así se difunde, si alguien nos conoce puede decidir sextorsionarnos, es decir, pedirnos dinero, material sexual o favores sexuales a cambio de no difundirlo más o a cambio de no enseñárselo a nuestros familiares o amigos. La sextorsión también es un delito, y debemos denunciarlo a la Policía.

También debemos ser precavidos y tener cuidado con los videos íntimos que grabamos. La recomendación es no hacerlo si no queremos que se difundan, porque un video sexual no está seguro ni siquiera en nuestro teléfono u ordenador, ya que hay muchas formas en las que puede salir sin nuestro permiso: malware o virus informáticos, redes wifi públicas creadas por ciberdelincuentes, cuando llevamos el teléfono u ordenador a arreglar…

Si mandamos material de este tipo a alguien, debemos ser conscientes de que una vez que algo sale de nuestro dispositivo perdemos el control absoluto, no sabemos dónde va a acabar y va a estar circulando para siempre. Aunque se lo mandemos a una persona, se le puede infectar su dispositivo con malware y ese material puede salir, o se puede conectar a una red wifi pública creada por un ciberdelincuente y nos lo puede robar, o esa persona a la que se lo hemos mandado se lo puede mandar a otra persona, o meterlo en un grupo de WhatsApp… estas cosas corren como la pólvora. Tampoco es seguro mandar este tipo de cosas a nuestras parejas, las relaciones se acaban y hay personas que se enfadan y deciden mostrar ese material que tienen con el fin de hacer daño a la otra persona. Eso también es delito.

Si aun conociendo los riesgos decidimos mandarlo porque nos apetece, se recomienda que no se vea nuestra cara.

Por último, es muy típico, sobre todo en parejas adolescentes pero no solo en esos casos, eso de “si me quieres mándame una foto o un video sexual”. Pues bien, si te quiere no te lo va a pedir porque mandar imágenes o videos de carácter sexual conlleva muchos riesgos.

Ya está bien de usar las redes sociales de forma inconsciente, nuestras acciones en el mundo digital influyen en vidas reales, incluidas las nuestras, y muchas veces de forma muy negativa. Antes de escribir algo, antes de compartir algo, deberíamos pararnos a pensar cómo lo que estamos haciendo puede afectar a alguien. Son 2 segundos de nuestra vida, en las que dejamos de ser el centro del universo y pensamos en los demás. Eso puede evitar que lo que estamos haciendo sea la gota que colme el vaso de otra persona.

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