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De Conde de Rodezno a Serapio Esparza, la plaza de la discordia

La antigua plaza Conde de Rodezno, con el monumento a los Caídos.

Garikoitz Montañés

Cambiar el nombre a la plaza Conde de Rodezno, ubicada en el Segundo Ensanche de Pamplona y frente al también criticado Monumento a los Caídos, es una de las reivindicaciones clave de los colectivos vinculados a la memoria histórica en Navarra. Y, ahora que el Ayuntamiento ha anunciado por fin su modificación, la propuesta ha vuelto a generar debate. La idea, y el equipo de gobierno local insiste en seguir adelante, es la de cambiar esa referencia a Tomás Domínguez Arévalo (1882-1952), quien fuera conde de Rodezno y ministro de Justicia en el primer gobierno de Francisco Franco, y honrar en su lugar a Serapio Esparza (1880-1968), arquitecto de referencia precisamente en el Segundo Ensanche y antes vinculado al PNV. Y, sin embargo, la propuesta no ha sido precisamente bien recibida por los colectivos memorialísticos.

“Quitar una laureada no genera debate, pero cambiar un nombre sí, por la carga simbólica que tiene”, explica Carlos Otxoa, integrante de la coordinadora navarra de pueblos por la memoria Amapola del Camino. Y las miradas ahora están puestas en Esparza, quien fuera arquitecto municipal después de Julián Arteaga (clave en el primer Ensanche) hasta 1936, aunque siguió realizando trabajos después. Es esta colaboración la que ahora miran con lupa, por ejemplo, desde la asociación de familiares de fusilados de Navarra, affna36, que defiende, según apunta uno de sus portavoces, el integrante de Batzarre Joseba Eceolaza, que en esa decisión “ha faltado diálogo, escuchar y consensuar”.

Quien más duro ha sido con la decisión anunciada por el equipo de gobierno ha sido Podemos. La formación, a través de un comunicado, ha apuntado que Esparza, por ejemplo, “fue designado por los golpistas para continuar las obras del Gobierno Civil durante la guerra”. Así las cosas, desde Amapola del Camino no se ha puesto un nombre alternativo pero sí se ha solicitado un proceso participativo, affna36 ha presentado una moción para abordarla en el pleno municipal en la que aboga por rebautizar este entorno como plaza de la Libertad, y Podemos ha pedido al ejecutivo que reconsidere su decisión, entre una extensa serie de medidas vinculadas a la memoria.

No obstante, el alcalde, Joseba Asiron (EH Bildu), se ha reafirmado este 16 de octubre en esta medida. Fuentes del equipo de gobierno recuerdan que la decisión de este tipo de modificaciones recae en Alcaldía, que en este caso se adoptó dentro de la Junta de Gobierno y que se puede buscar el entendimiento pero la decisión ya está tomada. Incluso UPN, a quienes los colectivos relacionados con la memoria ahora vuelven a acusar de haber mirado para otro lado con esta reivindicación, se ha hecho eco ahora del malestar generado y ha defendido que se debería haber consensuado el cambio.

Una larga polémica

La cuestión es que en torno a la plaza Conde de Rodezno (nombrada como tal desde 1952) llueve sobre mojado, porque ya durante el mandato en la Alcaldía de Yolanda Barcina la oposición apostó por que se retirara el nombre y la dirigente decidió mantenerlo, pese a la Ley de Símbolos, tras precisar, con un cambio en las placas de la plaza, que se trataba de una referencia al título nobiliario creado en 1790 y no a la persona. Es decir, la plaza del Conde de Rodezno pasó a ser plaza Conde de Rodezno. Esta decisión fue respaldada por el Tribunal Administrativo de Navarra, por considerar que se le daba un sentido distinto al que le dio el régimen franquista y, por tanto, no suponía una exaltación del mismo.

No obstante, ahora uno de los acuerdos de gobierno entre EH Bildu, Geroa Bai, Aranzadi (agrupación de electores apoyada por Podemos) e Izquierda-Ezkerra en Pamplona es dar pasos para eliminar simbología franquista de la ciudad y, específicamente, la plaza Conde de Rodezno. La búsqueda de un acuerdo unánime, incluso dentro de la propia junta de gobierno, sin embargo, parece difícil tras los pasos ya realizados y para un entorno que aún debería afrontar un debate mayor, por albergar el monumento a los Caídos, con sus referencias a esos caídos tapadas y con el asunto pendiente de si podrán trasladarse de este punto los restos de los generales Mola y Sanjurjo, referentes del alzamiento militar.

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