Finalizan las labores de recuperación de pastizales en el espacio protegido Sierra de San Miguel (Garde y Burgui)

Los trabajos, coordinados por la empresa pública Gestión Ambiental de Navarra, han sido desarrollados por ocho personas en riesgo de exclusión social, de la asociación sociolaboral Josenea de Lumbier, ha informado el Gobierno foral en un comunicado.

Las labores de recuperación dieron inicio en agosto y finalizaron el pasado mes de octubre. La zona objeto de actuación comprende 50 hectáreas. Los trabajos se han centrado en recuperación de pastizales mediante desbroces mecanizados en zonas de matorral cerrado y con pino joven.

Asimismo, se ha procedido al desbroce manual para la conservación y mejora de arbolado de interés ecológico especial, y se han clareado pinares donde había grandes robles, mediante tala de pinos y eliminación de sotobosque, que competían bajo la copa de dichos robles.

También se han creado puntos de agua sobre el terreno natural para el ganado y la fauna silvestre. La actuación ha incluido la recogida y apilado de restos de corta para facilitar su triturado.

La finalidad de este proyecto es mejorar y recuperar parcialmente estos hábitats, que deben ir acompañados por una carga ganadera suficiente que permita conservar los pastizales despejados de matorral, creando discontinuidades naturales que favorecen tanto a la fauna silvestre como al ganado doméstico.

Desde que se puso en marcha esta colaboración en 2006, un total de 518 personas en situación desfavorecida han tenido acceso al mundo laboral a través de 142 proyectos medioambientales a los que la Obra Social La Caixa ha destinado hasta el momento un total de 8,05 millones de euros en Navarra.

FAUNA Y FLORA

Las comunidades de pasto-matorral de las laderas meridionales de la Sierra de San Miguel, al igual que las de toda el área prepirenaica de Navarra, se encuentran en regresión, ha detallado el Ejecutivo foral.

El abandono de importantes superficies de cultivos y el descenso de la presión ganadera durante la segunda mitad del siglo XX han implicado el avance del bosque y de los matorrales de sucesión, observándose una evolución generalizada hacia formaciones de matorral cerrado (boj principalmente) y bosques secundarios de pino silvestre.

Entre los pinares permanece un número elevado de robles pelosos, ya sean dispersos o formando pequeños rodales. La regeneración de los estratos arbóreo y arbustivo en el entorno de árboles viejos y ramosos les hace competir por luz y nutrientes de manera desfavorable con el nuevo arbolado.

El valor ecológico de estos grandes robles es alto, ya que representan los últimos refugios de los elementos faunísticos y florísticos propios de los bosques viejos, hoy ausentes del territorio.

Estos conjuntos de árboles componen hábitats notables para la fauna forestal, particularmente para los insectos Osmoderma eremita y Lucanus cervus (tipos de escarabajos), que dependen de la existencia de arbolado maduro y, por tanto, de una gestión de los bosques que favorezca el mantenimiento de este tipo de arbolado.

Las áreas abiertas ocupadas por pastizales y matorrales son lugar de invernada de perdiz pardilla, catalogada en peligro de extinción en Navarra. Además, son hábitats utilizados como zonas de campeo para especies de aves como el quebrantahuesos, milano real, halcón abejero, águila real, buitres leonados, águila calzada, etc.

Los pastizales y también los matorrales abiertos constituyen el hábitat de dos de las especies de flora más singulares de la ZEC como son Teucrium pyrenaicum subsp. guarensis (especie de narciso) y Narcissus asturiensis subsp. jacetanus (tipo de arbusto lamial)