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El Museo de Navarra presenta la microexposición temporal del 'Niño alado de la concha'

El Museo de Navarra presenta la microexposición temporal del 'Niño alado de la concha'

EUROPA PRESS

PAMPLONA —

El programa de microexposiciones temporales 2015 del Museo de Navarra, de entrada libre y gratuita, se pone en marcha este jueves con la muestra dedicada a la escultura 'Niño alado de la concha', que se prolongará hasta el 7 de junio.

El consejero de Cultura, Turismo y Relaciones Institucionales del Gobierno de Navarra, Juan Luis Sánchez de Muniáin, ha inaugurado esta microexposición en compañía de la directora del Museo de Navarra, Mercedes Jover.

En ocasiones, los museos custodian bienes de procedencia desconocida, lo que dificulta su identificación, documentación y catalogación. Es el caso de 'El niño alado de la concha', pieza cuyo origen estaba envuelto en un misterio, que ha sido resuelto recientemente gracias a su estudio.

En efecto, las investigaciones realizadas han permitido desvelar a su autor, Aurelio de la Iglesia Blanco, así como la fecha y el lugar donde fue ejecutada, Zamora, 1886, ha informado el Gobierno foral.

La obra, de gran modernidad en el momento de su ejecución, representa a un pequeño de unos seis meses, tendido sobre una venera o concha que le sirve de cuna. Tiene la cabeza recostada sobre un manojo de posidonias, un tipo de algas marinas, y presenta alas plegadas en la espalda. Un paño plegado cubre parte del cuerpo desnudo del niño, que duerme profundamente con la boca levemente entreabierta. En el suelo se aprecian conchas marinas.

La escultura, ejecutada en escayola endurecida y patinada, descansa sobre una mesa contemporánea a la pieza escultórica. La obra fue restaurada en el año 2002, realizándose también en la mesa un nuevo tratamiento, en 2014.

Algunos aspectos de esta criatura recostada sobre un lecho a modo de cuna-pesebre, son coincidentes con la iconografía navideña del Niño Jesús. Pero el sueño de este niño es perturbador, ya que la pieza evoca el sueño eterno, la muerte, uno de los temas más queridos del Romanticismo. La venera o concha tendría el simbolismo del renacimiento espiritual y tránsito hacia la nueva vida, ha añadido.

Se trata, asimismo, de un niño con alas, un 'amorcillo'. Ello relaciona la obra con el tipo iconográfico del Amor dormido, proveniente de la antigua cultura clásica, mantenido hasta el Barroco, que se vinculó con el culto funerario. Esta vinculación con la muerte infantil, así como ciertos aspectos técnicos de la obra que sugieren que puede tratarse de un retrato tomado del natural, enlaza con la imagen de la muerte que se tiene en el siglo XIX. Por un lado, con el deseo de mantener el recuerdo de un ser querido y por otro, con la idea de que la muerte en un niño significa la ascensión como protegido de Dios al cielo, en forma de ángel.

AURELIO DE LA IGLESIA BLANCO

El autor nació en Zamora en la década de 1860 y falleció en la misma ciudad en el primer decenio de 1900. Fue discípulo del maestro imaginero zamorano Ramón Álvarez Moretón, en cuyo taller entró como aprendiz a mediados de la década de 1870. Estudió en el Instituto Técnico de Zamora donde su buena colección de láminas de dibujo y yesos le proporcionó sus primeras impresiones de la escultura clásica.

Gracias a un busto realizado en ese periodo obtuvo una beca de ampliación de estudios en Roma, tras la cual, se trasladó a Madrid para montar su propio taller. A pesar de ello mantuvo el vínculo con su tierra natal y, de sus pocas obras identificadas, ya que su carrera se truncó por una prematura muerte, las más conocidas son las figuras que realizó para dos pasos procesionales de la Semana Santa de Zamora: Jesús en el Sudario y La Elevación de la Cruz.

El estilo de Aurelio de la Iglesia responde al eclecticismo de su tiempo a consecuencia de la mezcla de lo barroco y lo académico, del realismo e idealismo. 'El niño alado de la concha', que aúna todo ello, descubre además una sorprendente faceta de modernidad en el artista, en tanto que la pieza comparte rasgos simbolistas en la elección y tratamiento del tema y del modernismo inicial en la concepción y plasmación de carnaciones y elementos vegetales, en el marco artístico que precede al fin de siglo XIX.

En definitiva, el 'Niño alado de la concha', magistralmente modelado, denota amplios conocimientos iconográficos en su autor, revelando al mismo tiempo, una gran libertad personal para utilizarlos, ha indicado el Gobierno foral en una nota. Confirma la atracción que por el mundo clásico debió sentir, a la vez que le configura como hombre de su tiempo.

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